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En la segunda parte de las aventuras de Alicia, en A través del espejo (1871), aparece un problema de ajedrez al principio del libro, cuyos lances parecen revivirse por los personajes del relato a lo largo de la obra, prefigurando una singular partida-literaria de ajedrez viviente. Pero el problema, su caótico desarrollo, ha sorprendido y cautivado —a veces indignado— desde hace casi siglo y medio a los lectores del libro, especialmente a críticos y ajedrecistas, pues no parece regirse por las reglas ortodoxas del juego.
El autor e investigador de Historia del Ajedrez, José A. Garzón, acostumbrado a afrontar grandes desafíos, trascendentales en la milenario historia del juego-ciencia, acepta el reto propuesto por Carroll en busca de otorgar un sentido pleno al problema.
Su ponencia, de la que presentamos a continuación una versión extensa, se desarrolló con arreglo a este esquema:
- La filiación del ajedrez con las matemáticas y la lógica
- La afición al ajedrez de Lewis Carroll
- El ajedrez y la literatura. Grandes obras literarias con el ajedrez como protagonista
- Un viaje a través del espejo al reino del ajedrez
Es en esta cuarta parte en la que Garzón realiza un serio intento para resolver un misterio que perdura siglo y medio después: otorgar coherencia al problema de ajedrez de Carroll, del que algunos críticos habían dicho "apenas hay una jugada con sentido desde el punto de vista del ajedrez".
Garzón profundiza en las propias explicaciones que sobre el problema se ve impelido a realizar el propio Carroll en 1896, debido a la perplejidad de sus lectores. Nos descubre que en la obra hay dos sutiles registros ajedrecísticos: la evocación a las tres jugadas especiales del ajedrez (la promoción del peón, el enroque y la captura al paso) y reminiscencias al célebre problema Excelsior de Samuel Loyd.
Finalmente, penetra en la propuesta de Carroll, pero lo hace, ahí radica la novedad de su enfoque, desde ambos lados del espejo: el mundo real y el de la imaginación desbordante. Y con una premisa crucial: es el texto el que otorga sentido al problema, y no al revés.
Su conclusión final es que es un problema ortodoxo, pero con las reglas vigentes, o cambiantes, en el otro lado del espejo. Se inaugura, en suma, el arte de la composición ajedrecista imbricada en el relato fantástico.