Para ganar, primero debes aprender
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El artículo original en DER SPIEGEL (en alemán)
Traducción al castellano para ChessBase: Nadja Woisin
El Campeón del Mundo de Ajedrez, el indio Viswanathan Anand,habla del duelo por el título mundial contra el ruso Vladimir Kramnik, su entrenamiento el en sótano de su casa, la importancia de las emociones y su encuentro con Bobby Fischer.
SPIEGEL: Sr. Anand, dentro de dos semanas usted defenderá su título del Campeón del Mundo de Ajedrez contra el ruso Vladimir Kramnik. En la Final de Maestros en Bilbao ha ocupado el último lugar ¿Es eso una desventaja psicológica?
Anand: Muchas gracias por recordármelo. En este contexto me viene a la cabeza John Cleese, uno de los componente del grupo Monty Python. En "Fawlty Towers" [una serie de comedia inglesa] un grupo alemán está de visita en su hotel y él inculca a todos sus empleados que no se puede hablar de la guerra cuando estén presentes los alemanes. Luego él mismo no para de hablar sobre la Segunda Guerra Mundial y que la ha perdido Alemania. Así, que, por favor, no hablemos sobre Bilbao.
SPIEGEL: Entonces hablemos de Bonn. El duelo por el título mundial consiste en doce partidas como máximo y eventualmente un desempate. Usted conoce a Kramnik desde hace 19 años. ¿Todavía le puede sorprender?
Anand: Llevamos jugando en los mismos torneos desde el año 1993. Pero hay una diferencia entre conocer a alguien y comprenderle. Durante los últimos 20 años, Kramnik ha jugado varios miles de partidas y si me enseñan una posición en un 90 % de los casos sé de qué partida se trata. Pero eso no me debe hacer pensar que conozco su juego. Es más, incluso creo que me sorprenderá. Y lo mismo vale al revés, lógicamente.
Viswanathan Anand logró en 1987 el campeonato mundial juvenil y fue el
primer asiático en conseguir el título mundial.
SPIEGEL: ¿Cómo se ha preparado usted para el Campeonato del Mundo?
Anand: Me estoy dedicando a Kramnik desde el pasado mes de abril, hasta diez horas al día. En mi casa, en el sótano. Allí tengo mi despacho. He creado una base de datos. Voy construyendo escenarios de juego. Procuro neutralizar posiciones en las que Kramnik es especialmente fuerte. Debo tener en cuenta que él hace lo mismo con mis partidas. Es decir. yo tengo que tener en cuenta que él está reflexionando sobre cómo pienso yo. Uno está trabajando meses y meses con el ordenador para descubrir nuevos caminos.
SPIEGEL: Los ordenadores cada vez son más importantes. ¿Se ha convertido el ajedrez en un juego de preparación y ganará el que se prepare mejor?
Anand: Siempre ha sido así. Hoy en día se suele analizar con el ordenador. En el siglo XVI se analizaba sobre el tablero. Solo es una diferencia gradual. La preparación para un campeonato del mundo, desde siempre ha sido una carrera de armamentos, antiguamente con libros, después con entrenadores y hoy con ordenadores. El ordenador es un compañero de entrenamiento estupendo. Me ayuda a mejorar mi juego.
Vishy Anand delante del ordenador
SPIEGEL: Pero si el ajedrez se convierte en un juego para ordenadores y cada jugada se calcula con la máquina, ¿entonces no termina el hombre únicamente moviendo las piezas y todas las partidas terminan en empate?
Anand: No. Al principio yo era muy escéptico. Hace diez años opinaba que el ajedrez se terminaría en el año 2010. Pero eso no es cierto. El ajedrez no morirá tan pronto. Todavía hay muchas habitaciones en este edificio a las que no hemos entrado. ¿Se acabará para el 2015? No lo creo. Por cada puerta que los ordenadores han cerrado de golpe, en el mismo momento han abierto una nueva.
SPIEGEL: ¿Qué quiere decir con eso?
Anand: Hace 20 años hicimos cosas que hoy ya no funcionan, debido a los ordenadores. En aquel entonces en algunas partidas intentábamos engañar a nuestro oponente, pretendiendo que nos creyese, pero si hoy un oponente analiza nuestras partidas disputadas, introduce los datos en la máquina y un instante más tarde sabrá que fue un engaño. El ordenador no cae en la trampa. Por otro lado, ahora es posible calcular más profundamente durante la preparación. En los últimos años han surgido partidas espectaculares que hubieran sido impensables sin contar con los ordenadores. No hubiésemos descubierto la posibilidad de ciertas jugadas. Es lo mismo que en la astrofísica: quizás el trabajo ya no es tan romántico como antes, pero solo con papel y lápiz no hubiéramos llegado tan lejos.
SPIEGEL: De vez en cuando se oye que algunos jugadores utilizan el ordenador furtivamente durante las partidas y eso es una estafa. ¿No es un poco lo de "los fantasmas atacan al jefe"?
Anand: Es una amenaza con la que hay que convivir. En los últimos tiempos me he acostumbrado a ser controlado con el detector de metales antes de sentarme delante del tablero. Al principio fue un choque para mi porque he crecido en los tiempos inocentes de este deporte. Pero la técnica avanza rápidamente. En algún sitio alguien puede estar sentado frente a una máquina para enviar datos al jugador. Los chismes para recibir las señales cada vez son más pequeños y la cifra de estafadores aumenta. Hemos tenido que hacer algo. Hemos establecido reglas: si mi teléfono móvil suena durante la partida, pierdo. Esto es duro, pero tiene que ser así. La alternativa sería permitir el uso de ordenadores durante la partida. Para mi esto no es dopaje, pero sería otro tipo de ajedrez. El ajedrez debería seguir siendo una medición de fuerzas entre dos personas.
Anand, de 38 años es famoso por su juego rápido. En su país es una
superestrella y ha sido elegido "Deportista del Año" en tres ocasiones. Anand
solo suele pasar tres meses en India y normalmente vive en Collado Mediano,
cerca de Madrid, con su esposa Aruna.
SPIEGEL: ¿Qué papel juegan las emociones?
Anand: Son decisivas. El momento en el que te das cuentas de que has cometido un error es el más emocionante de todos. Debes procurar mantener el control de ti mismo. El ajedrez es teatro. Si el oponente nota tu incertidumbre, tu rabia, tu tristeza, le das ánimos. Se aprovechará de tu debilidad. La conciencia de uno mismo es muy importante y también el aparentar tenerla. Si uno realiza un movimiento erróneo y disimula, igual el oponente no se da cuenta del error.
SPIEGEL: ¿Tiene mucha facilidad para leer en las caras?
Anand: Normalmente la cara del oponente suele tener una expresión relajada, indiferente. Una excepción era Garry Kasparov, contra quien disputé el Campeonato del Mundo en Nueva York, en 1995. Él era un libro abierto. Lo que yo suelo hacer es escuchar el aliento.
SPIEGEL: ¿Usted escucha cómo respira el oponente?
Anand: Si respira hondo o no, si respira agitada o pausadamente, eso desvela mucho sobre el estado emocional. En un duelo que dura un mes, incluso un carraspeo puede tener mucha importancia. Además, es importante tener conocimientos de fondo: ¿Tiene problemas con su mujer? Si está pensando también en asuntos particulares puede que no se concentre bien.
Vishy Anand frente al tablero
SPIEGEL: ¿Usted trabaja con trucos psicológicos?
Anand: No.
SPIEGEL: ¿Qué le pone nervioso a usted?
Anand: El darme cuenta de que mi oponente cambia el rumbo de la partida. A veces casi es como una liberación cuando finalmente pierdo completamente. Entonces pienso: "Vale, el punto está perdido, mañana volverás a jugar bien". En un campeonato del mundo hay que tener cuidado de no caer en el pánico. Ya le estás dando vueltas durante el desayuno. ¿A ver si tiene pinta de estar relajado? ¿Tenso? De alguna manera extraña, uno está como poseído. Kramnik y yo estaremos alojados en el mismo hotel en Bonn, pero en partes diferentes. En principio nos caemos bien, pero pasará algún tiempo hasta que nos hablemos.
SPIEGEL: Durante este tipo de torneos, ¿usted logra desconectar por las noches?
Anand: Es difícil relajarse sin tener sentimientos de culpabilidad. Entonces me pregunto: ¿No debería trabajar más? Pero hay que relajarse porque si no es imposible jugar bien. La experiencia ayuda a encontrar el equilibrio correcto. A mi me gusta ver viejas películas de Hitchcock para dar una pausa a la cabeza.
Esposa Aruna, Anand, su padre Viswanathan y su madre Susheela en un retrato en CNN-IBN
SPIEGEL: Su apodo es "El Tigre de Madrás", pero frente al tablero no pasa por ser una fiera. ¿Tienen razón los expertos que dicen que usted carece de instinto asesino?
Anand: Lo del tigre lo ha inventado un periodista. Probablemente no se le ocurrió ningún otro animal indio. Normalmente suelo evitar conflictos y es cierto que no soy un "asesino" (ajedrecístico) como Kasparov. Ese no es mi estilo. Suelo moverme en ambientes pacíficos. He sido criado en una familia para la que los valores son muy importantes.
SPIEGEL: Usted es un brahmán y pertenece a la casta superior de los hindúes. Usted ha aprendido a jugar al ajedrez a los seis años con su madre. En contraste con los prodigios rusos, usted no ha recibido una formación sistemática. ¿Le habría gustado ir a un internado de ajedrez?
Anand: No, no me habría servido de mucho. Me habría faltado la diversión. Tenía que ganarme el permiso para jugar al ajedrez, al obtener buenas notas en el colegio. Por eso, de vez en cuando no me he podido preocupar del ajedrez durante un mes, pero después tenía realmente ganas y me alegraba cuando podía participar en los torneos. Esto me ha influido. Después del bachillerato he estudiado economía, porque tenía miedo de acabar como un loco del ajedrez.
SPIEGEL: El estadounidense Bobby Fischer, que falleció a principios del año, fue un loco del ajedrez, paranoico, misántropo. Usted se ha encontrado con el genio hace dos años y medio en Islandia donde vivía en el exilio. ¿Cómo fue?
Anand: Jugué un torneo en Reykjavik cuando el gran maestro islandés Helgi Olafsson me preguntó si tenía ganas ver a Bobby Fischer. Olafsson le fue a buscar a su apartamento y yo debía esperar abajo en el coche. Fischer querría evitar que supiese cuál era su piso.
La última foto de Fischer
sacada por Einar Einarsson
SPIEGEL: ¿De qué habló con él?
Anand: Fischer me contó que a veces solía viajar en autobús por Reykjavik para ver la ciudad. Y se quejó de que en Islandia no podía conseguir bálsamo indio. De repente quiso ir a McDonald's. Allí estaba esa leyenda del ajedrez y me preguntó: "A usted le gusta el ketchup?"
SPIEGEL: ¿No hablaron sobre el ajedrez?
Anand: Sí, por supuesto. Estábamos en un parque y Bobby sacó un viejo juego de ajedrez de viaje de su bolsillo y analizamos algunas partidas entre Anatoli Karpov y Victor Korchnoi del año 1974. Me quería demostrar que todas las partidas del Campeonato del Mundo desde su victoria habían sido acordados previamente. Pero no logró convencerme.
SPIEGEL: ¿Por qué Fischer se quiso encontrar justamente con usted?
Anand: Habría sentido algún tipo de afinidad. Los dos provenimos de países donde el ajedrez no era popular hasta que llegamos nosotros. Y no soy ruso. Fischer se sentía perseguido por los soviéticos y hay ciertos indicios de que algunos grandes maestros soviéticos realmente han trabajado en su contra.
SPIEGEL: Fischer propagaba una nueva variante del juego, el llamado Ajedrez Aleatorio de Fischer: quería que la posición inicial se sortease antes de cada partida. ¿No sería un ajedrez más creativo?
Anand: A mi no me convencen esas posiciones al azar. Eso es algo para personas que quizá antes han jugado de manera activa y ahora carecen de tiempo. No quieren estudiar aperturas. Pero los conocimientos de las aperturas forman parte del ajedrez serio.
Anand y Aruna en Morelia 2008
SPIEGEL: Algunos jugadores de primera fila mundial se han vuelto locos a lo largo de su carrera. También el austriaco Wilhelm Steinitz, primer campeón del mundo oficial. ¿Es un riesgo profesional?
Anand: Se necesita tener una vida aparte del ajedrez. Entonces no hay peligro. Hay que conservar también otros intereses. No han sido muchos los que se han puesto realmente mal. Solo es que estos casos luego tienen más repercusión pública. Seguro que existe la misma cantidad de médicos o conductores de autobuses locos.
Vishy Anand en la oficina de ChessBase en Hamburgo cuando grabó
sus DVDs de entrenamiento
SPIEGEL: Tiene 38 años. Como jugador profesional de ajedrez, eso quiere decir que está a punto de jubilarse. ¿Cuánto tiempo más seguirá jugando?
Anand: Seguiré mientras pueda competir con la elite. De momento me encuentro estupendamente. Mis mejores años han sido los tres últimos. Pero es cierto que los jugadores de primera fila cada vez son más jóvenes.
SPIEGEL: Últimamente ha llamado mucho la atención el joven noruego Magnus Carlsen. Tiene 17 años y a comienzos del mes [redacción: de septiembre] fue número uno de la lista continua extraoficial. ¿Cuán bueno es?
Anand: Tarde o temprano se coronará Campeón del Mundo. Me cae muy bien. A él le encanta Monty Python, igual que a mi.
Dos que se ríen de los mismos chistes: Vishy Anand y Magnus Carlsen
SPIEGEL: Dicen que en el duelo por el título mundial él será su entrenador.
Anand: Es un rumor. También lo he oído. Igual hay algo de cierto en ello. Pero igual no. Dejemos colgado a Kramnik sin saberlo. Que lo vaya rumiando. Eso forma parte del juego psicológico previo a este tipo de torneos. Si sabes quien formará parte del equipo de tu oponente, podrás adivinar lo que planifica. Así que no diré nada.
SPIEGEL: Sr. Anand, muchas gracias por esta conversación.
Las tres páginas en "Der Spiegel", la revista más importante de Europa
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