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Durante su juventud, Vishy Anand jugaba con impresionante rapidez, provocando que sus oponentes se metieran en apuros de tiempo una y otra vez. Hoy en día, Leonid Stein es menos conocido que el ex-campeón del mundo, pero en su momento también ganó fama por ser un ajedrecista veloz. El maestro ucraniano demostró su talento y su rapidez ya a los diez años. En partidas serias, con frecuencia —en amplio contraste respecto a sus oponentes más contemplativos— ¡apenas usaba veinte minutos para todo el encuentro!
Pero no, la vida no fue todo alegrías para Leonid Stein. El ucraniano no fue el más afortunado de los hombres. De hecho, Stein padecía una severa enfermedad cardíaca, probablemente como resultado de la malnutrición durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando participaba en torneos, con frecuencia se veía pálido y exhausto.
Leonid Stein en Ámsterdam, 1964 | Foto: Archivo Nacional Holandés
Nos encontramos en muchos eventos. Aunque en principio nos percibimos como contrincantes, luego nos volvimos amigos. Él era humano y honesto y siempre trataba a sus colegas de esta manera.
# | Tít. | Nombre | País | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | Pts. |
1 | GM | Vlastimil Hort |
|
½ | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 6.0 / 9 | |
2 | GM | Florin Gheorghiu |
|
½ | ½ | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 1 | 6.0 / 9 | |
3 | GM | Alexey S Suetin |
|
½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 1 | 1 | 6.0 / 9 | |
4 | GM | Leonid Stein |
|
½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 1 | 1 | 6.0 / 9 | |
5 | GM | Predrag Ostojic |
|
0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 5.0 / 9 | |
6 | IM | Julio P Kaplan |
|
½ | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 4.0 / 9 | |
7 | IM | Andrew Jonathan Whiteley |
|
0 | ½ | ½ | ½ | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 3.5 / 9 | |
8 | GM | Raymond Keene |
|
½ | 0 | 0 | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 3.0 / 9 | |
9 | IM | William R Hartston |
|
0 | ½ | 0 | 0 | 0 | ½ | ½ | ½ | 1 | 3.0 / 9 | |
10 | IM | Michael J Basman |
|
½ | 0 | 0 | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 0 | 2.5 / 9 |
Básicamente, ninguno de los extranjeros estaba contento ni con su resultado ni con las condiciones ofrecidas en este torneo. La nueva generación de ingleses todavía estaba en edad escolar o desarrollándose en otros lugares y todo era muy frugal en el congreso de Hastings. El Hotel Victoria únicamente ofrecía desayuno y cena; los organizadores decidieron eludir el almuerzo de los participantes.
Leonid Stein venía de la Unión Soviética y tenía muchas ganas de adquirir un traje moderno de Occidente. Yo acepté ayudarlo como traductor mientras lo buscaba. Fuimos a una sastrería para caballeros que quedaba cerca. En ese entonces, todas las sastrerías en Inglaterra eran de buena calidad. Leonid inmediatamente se dirigió al estante de trajes clásicos. Pantalones, saco y chaleco. Él estaba particularmente impresionado por el chaleco y desfilaba orgulloso con su nuevo traje. Pero ¡ay la pena!, se había colocado el chaleco al revés, con los botones hacia atrás y abiertos. Pero el vendedor era un caballero, y cuando Stein le pidió que lo abotonara no movió ni un pelo al mostrarle su error. Mientras tanto, yo tuve que pellizcarme con fuerza para no lanzar una carcajada.
La situación era más graciosa que vergonzosa. Me hizo pensar en un dicho de Bogoljubow: "Así, así, pero del otro lado". Era una de las peculiares expresiones de Boguljubow, la cual empleaba cuando quería criticar y al mismo tiempo alabar a sus desafortunados oponentes.
Stein finalmente compró el traje —incluido el chaleco— y como agradecimiento por mi ayuda me invitó una taza de té inglés. Mientras tomábamos el té, me contó un curioso incidente de 1967, en el Baikal.
Un día recibí una invitación para dar una exhibición de simultáneas en las profundidades de la Siberia. Por qué no, me dije. Un poco más tarde incluso recibí una llamada. Era la secretaria del organizador, quien me llamaba para ofrecerme aún mejores condiciones. Ahora sí que sentí curiosidad. El organizador, director de una gran compañía maderera, era un apasionado ajedrecista, pero también un mal perdedor.
Me pidieron que tomara esto en serio. Era un patrocinador muy generoso: me permitieron visitar la escena de un crimen unos días antes, recibí muchos regalos, cosas extras me llegaban continuamente y todo el ambiente era fantástico. Por lo tanto, no me molestó mostrarme dócil con mis patrocinadores. ¡Pero fue difícil! El director no tenía la menor idea de cómo jugar al ajedrez, y tras una partida interminable me alivió finalmente poder dar un jaque perpetuo. ¡Tablas!
"Maldición", dijo mi oponente tras la partida, "he jugado contra Botvínnik, Kárpov, Spaski y otros grandes maestros famosos. ¡Siempre tablas! ¿Por qué nunca puedo ganar una partida?"
Me mordí la lengua con firmeza para evitar decir cosas de las que luego me arrepentiría. Rápidamente tomé el siguiente tren a Moscú para olvidar esta terrible partida lo antes posible.
Torneo Interzonal de Susa, 1967. Durante la competición, la FIDE entregó el título de gran maestro a un par de ajedrecistas. Eduard Gufeld (URSS), asistente de Leonid Sterin, era uno de los nuevos grandes maestros.
Fui testigo de la siguiente escena que se llevó a cabo junto a la piscina del hotel. Gufeld, bastante entonado, con dos botellas de champaña de Crimea bajo el brazo y un par de latas de caviar ruso en el bolsillo, se sentía muy cómodo. Balanceándose un poco, se acercó a la siguiente mejor persona que encontró en rededor. Era Víktor Korchnói. "Víktor Lvóvich, ahora que finalmente somos colegas, ¿puedo invitarte un trago?" La devastadora respuesta de Korchnói llegó rápida como un rayo: "¿Nosotros colegas? ¡Nunca! Puedes llamar colega a Mato Damjanović, ¡pero no a mí!"
El siguiente día de descanso, tomé un taxi para ir al bazar de fin de semana, donde me habían dicho que tenían camellos en venta. La partida atrasada Stein versus Hort parecía ir mal para las negras, y para distraerme fui a montarme a uno de los camellos. Sostenerme a su joroba me dará buena suerte, me dije. La siguiente mañana, Stein primero obvió un camino hacia la victoria e incluso perdió en un final igualado. ¿Celebró demasiado tiempo y con demasiada intensidad con su nuevo colega Gufeld? ¿O habrá sido que le caí muy bien al camello? ¡Nunca lo sabré!
# | Nombre | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | Pts. |
1 | Leonid Stein | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 9.5 / 13 | |
2 | Drazen Marovic | ½ | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | 0 | ½ | 1 | ½ | ½ | 1 | ½ | 8.0 / 13 | |
3 | Vlastimil Hort | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 1 | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 8.0 / 13 | |
4 | Mato Damjanovic | ½ | ½ | ½ | 1 | 1 | 1 | ½ | ½ | 0 | 1 | ½ | ½ | ½ | 8.0 / 13 | |
5 | Albin Planinc | ½ | 0 | ½ | 0 | 0 | 1 | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 1 | 1 | 7.5 / 13 | |
6 | Istvan Csom | ½ | ½ | ½ | 0 | 1 | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 1 | ½ | 7.0 / 13 | |
7 | Dragoljub Velimirovic | ½ | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | ½ | ½ | 1 | 1 | ½ | ½ | 1 | 6.5 / 13 | |
8 | Mario Bertok | 0 | 1 | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 0 | ½ | ½ | 1 | ½ | 6.5 / 13 | |
9 | Vlatko Kovacevic | ½ | ½ | ½ | ½ | 0 | ½ | ½ | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 1 | 6.0 / 13 | |
10 | Duncan Suttles | 0 | 0 | ½ | 1 | ½ | ½ | 0 | 1 | ½ | 0 | ½ | 0 | 1 | 5.5 / 13 | |
11 | Srdjan Marangunic | 0 | ½ | ½ | 0 | 0 | ½ | 0 | ½ | ½ | 1 | ½ | 1 | ½ | 5.5 / 13 | |
12 | Dragoljub Minic | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | 0 | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | ½ | 5.5 / 13 | |
13 | Vladimir Sr Bukal | 0 | 0 | ½ | ½ | 0 | 0 | ½ | 0 | ½ | 1 | 0 | ½ | ½ | 4.0 / 13 | |
14 | Gedeon Barcza | 0 | ½ | 0 | ½ | 0 | ½ | 0 | ½ | 0 | 0 | ½ | ½ | ½ | 3.5 / 13 |
Leonid era sobre todo un aficionado a los juegos de azar. De haber nacido antes, Dostoyevski fácilmente podría haberlo elegido como el personaje principal de su libro "El jugador". Stein conocía bien casi todos los juegos y nunca rechazaba unirse a una partida de bridge, algo que, por cierto, lo empujaba a fumar una increíble cantidad de cigarrillos.
Leonid Stein | Ilustración: Otakar Mašek
Stein ganó muchísimos torneos pequeños, y uno de ellos fue el torneo de Zagreb en 1972. Tras la ceremonia de clausura, quería celebrar su victoria con algunos de sus colegas y nos invitó —a Mato Damjanović, a Dražen Marović y a mí— a un pequeño restaurante, famoso por tener buena comida. Terminada la cena, la celebración culminó con una ronda de bridge.
Pero coincidentemente, en el camino hacia el restaurante, conté historias sobre cuán peligroso era dejar dinero en el hotel mientras uno se hospedaba en los Balcanes. Y mientras explicaba que lo mejor que se podía hacer era dejar todos los objetos valiosos en la caja fuerte del hotel, Leonid se tomó la cabeza estrepitosamente, volcó sus ojos y dijo: "Oh no, oh no, ¡espero que no sea demasiado tarde!" Se dio vuelta inmediatamente y desapareció rápidamente en camino al hotel. Esperamos impacientemente en el restaurante. ¿Acaso nuestro anfitrión, el ganador del torneo, nos había olvidado?
Luego nos enteramos de que los ladrones, aparentemente bien informados, sólo necesitaron veinte minutos para encontrar el sobre con el premio en metálico dentro de la maleta con seguro, escondida debajo de la ropa. ¡Más rápido, más rápido! ¡Sin dinero no hay bridge! ¡El dinero del primer premio se había esfumado!
Leonid describió su infortunio en detalle. Gracias a Dios, la policía le dio un documento firmado oficialmente. "Vlastimil, ¿nuestra federación me creerá?" Si no lo hubieran hecho, las cosas se le hubieran complicado mucho.
En ese momento, ya sabía que estaba padeciendo una severa enfermedad cardíaca y, por lo tanto, traté de tranquilizarlo tanto como pude.
En la plenitud de su juego, a mediados de los 60, Stein era una de los mejores ajedrecistas del mundo. En 1963, 1965 y 1966 consiguió ganar el Campeonato Soviético. Su estilo agresivo y su don para lidiar con la India de Rey son simplemente inolvidables.
Sin embargo, algún maleficio provocó que tuviera mala suerte en los tres Interzonales en los que participó.
En Estocolomo, 1962 y en Ámsterdam, 1964 no consiguió clasificar a los matches de candidatos únicamente porque las regulaciones sólo permitían que un número limitado de jugadores soviéticos clasificara al Candidatos.
Torneo Interzonal de Ámsterdam, 1964: Stein vs Smyslov, mientras Taimánov y Lilienthal sigan la partida, con Ivkov parado detrás | Foto: Archivo Nacional Holandés
En Susa, 1967, Reshevsky, Stein y yo estábamos luchando por el último puesto en el Candidatos. En el torneo, los tres habíamos sumado 13/21 puntos y compartimos los puestos sexto al octavo. Sin embargo, sólo el sexto conseguía el pase al Candidatos, por lo que nos enfrentamos en un minitorneo de desempate: un cerrado entre tres jugadores en el que cada uno debía enfrentar cuatro veces a sus rivales. Stein era el claro favorito, ¡pero no consiguió el boleto! Jugadas ocho partidas, todos teníamos cuatro puntos, y Reshevsky, quien tenía el mejor Sonneborn-Berger, clasificó al Candidatos.
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Antes de viajar a un torneo en el extranjero, todos los miembros de la delegación soviética debían reunirse en Moscú. Stein, que tenía que participar en el Campeonato Europeo a jugarse en Bath, Inglaterra, se trasladó en julio de 1973 a la capital rusa, donde se hospedó en el hotel Rossija. Su padecimiento cardíaco le estaba molestando, y debió haberse quedado en cama en vez de viajar. Pero muchas veces la mente prevalece sobre la razón. La ambulancia llegó el último minuto.
El anuncio oficial leía: "Leonid Zakharovich Stein murió de un ataque cardíaco el 4 de julio de 1973". La muerte llegó demasiado temprano para todos, pero en particular para su esposa y sus dos hijos pequeños.
La tumba de Leonid Stein
En 1983, en el torneo de Dortmund, Gufeld recolectó dinero para apoyar a la viuda de Stein y a sus hijos. Hasta donde me enteré, los jugadores fueron generosos.
Siempre se han contado historias sobre la muerte de Stein. En Dortmund, Gufeld me contó su versión: "Estoy bastante seguro de que un estudiante de medicina del último semestre le inyectó la droga equivocada. La muerte llegó en menos de 30 segundos. ¡Qué hombre sin suerte!"
En Dortmund, Gufeld me ofreció tablas antes y durante la partida. Rechacé ambas ofertas y luego perdí miserablemente. ¡Pero esa es otra historia!
Traducción del inglés: Carlos Colodro