“Nuestro” campeón mundial
El pasado 8 de marzo se cumplieron 81 años del fallecimiento del cubano José Raúl Capablanca (La Habana, 19 de noviembre de 1888 - Nueva York, 8 de marzo de 1942).
Master Class Vol.4: José Raúl Capablanca
El ajedrecista cubano marcó un hito en su época y en todas, en una época en la que el ajedrez romántico daba sus últimos estertores, pasando al ajedrez psicológico y empezando a vislumbrarse el ajedrez científico. Para aprender, entender y apreciar.
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Es el único campeón del mundo con el castellano como lengua madre, y por eso muchos latinoamericanos (y españoles) lo consideramos “nuestro” campeón mundial. Fue el tercer campeón del mundo. Lo consiguió en La Habana 1921, al derrotar a Emanuel Lasker, que fue el monarca durante 27 años, y perdió el título con Alexander Alekhine en Buenos Aires 1927. Por más que lo intentó muchas veces, Capablanca no consiguió nunca que Alekhine le concediera la revancha.
En el torneo de Nueva York 1931, Capablanca se enfrentó a la nueva generación de EE. UU., con representantes como Isaac Kashdan, Alexander Kevitz, Herman Steiner, Israel Horowitz y otros. Lo hizo con éxito, pues ganó con 10 puntos sobre 11, sacando un punto y medio de ventaja a Kashdan.
Tras ese triunfo, el 5 de junio de 1931 viajó en la nave Ille de France a disputar un match contra el futuro campeón del mundo Max Euwe.
Capablanca venció por 2 a 0, con ocho tablas incluidas. Tras dar simultáneas en Ámsterdam y La Haya, volvió a Cuba, y luego fue a Nueva York, para seguir intentando jugar el match revancha, sin éxito.
Una inactividad casi forzada
Recibió con mucha ilusión la invitación a jugar un torneo en Pasadena en 1932, pero, como se cuenta en Capablanca: Leyenda y realidad del cubano Miguel A. Sánchez, el mejor libro que hay sobre Capablanca, el bloqueo a sus participaciones en las que jugaba Alekhine se hizo presente.
El organizador de Pasadena, Henry MacMahon, le escribió al presidente de la Federación Cubana de Ajedrez para excusarse por no poder invitar a Capablanca, pues Alekhine pedía 2.000 dólares de honorarios por participar si el cubano también acudía.
Eso ocurrió también con otros torneos. Los organizadores prefirieron invitar al campeón del mundo sin invitar a Capablanca al mismo tiempo.
Capablanca estuvo sin jugar dos años y medio, solo dio exhibiciones por EE. UU., y en ciudades latinoamericanas donde había estado Alekhine, buscando mantener vivo el interés por el match revancha.
Algo crucial que, de pasada, revitalizó el interés de Capablanca por el ajedrez ocurrió en 1934, cuando Capablanca conoció a quien sería su segunda esposa, la soviética Olga Chubarova.
En la nota completa, el GM Franco hace un repaso detallado de lo sucedido en ese pasaje de la vida de Capablanca, incluyendo anécdotas y datos curiosos.
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El reto del Gran Maestro
La solución a este problema será presentada en la siguiente columna del GM Zenón Franco.
Partida analizada: Capablanca vs. Alekhine, Nottingham 1936
+ la solución al problema del número anterior (ver partidas en la lista desplegable)