Por su parte, la digiculturalidad se plantea como una opción de cambio e innovación que
La gran mayoría de las veces es una experiencia altamente gratificadora porque, personas que en muchos casos desconocen los rudimentos técnicos y organizativos del ajedrez, se muestran muy entusiasmados al vislumbrar las posibilidades de aplicación en sus aulas y talleres de trabajo. Estos colegas, casi de inmediato, se incorporan con energía a un nuevo proyecto de vida; el relativo a incorporar ajedrez en sus escuelas y colegios.
En ¿Por qué el ajedrez en las escuelas? (Blanco, U. 2004), señalamos que una de las funciones más importantes a ser cumplidas por la acción del ajedrez en la educación es la de la formación en valores. Por tanto, ratificamos que “La importancia del papel educativo del ajedrez radica en que forma a los alumnos en un marco de reglas y significados, disciplinando el pensamiento, contribuyendo al desarrollo del carácter y la acción virtuosa”. Nos interesa la formación de individuos librepensadores, independiente, críticos y autónomos; aspectos sobre los cuales la investigación en el campo cognitivo, nos refiere buenas noticias.
Sin embargo, a lo largo de las cuatro últimas décadas de nuestro desempeño docente, también hemos podido observar cómo ese “entorno educativo” se ha visto invadido por la tecnología; la cual ha mutado y multiplicado en las más variadas formas y concepciones. Entre ellas, ha tomado papel protagónico la llamada enseñanza digital
En una palabra, la enseñanza o educación digital es aquella que utiliza la tecnología digital con el objeto de adquirir y desarrollar habilidades aplicando la competencia de aprender a aprender, a lo largo de un proceso de formación permanente.
En este sentido, Rodríguez Sapiña (2017), afirma que “las herramientas digitales son recursos idóneos para integrar la interculturalidad en el aula y propiciar un aprendizaje autónomo”.
Entonces, al hablar de interculturalidad en el aula -a partir del uso de herramientas digitales de diferente naturaleza y uso- estamos considerando un nuevo constructo; el de la digitoculturalidad y su relación con procesos de enseñanza – aprendizaje de diversos dominios; tales como como la matemática, la lengua materna o construcciones lúdicas, como el ajedrez.
En línea con esta afirmación, Leiva, Peñalva, & Moreno (2016), consideran que la digiculturalidad se plantea como una opción de cambio e innovación que sirve para revitalizar el uso de las TIC en la educación. La misma sirve también para remarcar
la necesidad de incrementar en los escenarios formativos virtuales la cultura de la diversidad y su valor como un elemento de riqueza e interacción cultural.
La digiculturalidad es una competencia digital de conocimiento y valoración de la diversidad cultural a través de las TIC (Priegue & Leiva, 2012).
En cuanto a su impacto en la educación, esta competencia favorece la creación de redes de intercambio educativo de tipo intercultural, basado en la valoración positiva de la diversidad y la diferencia cultural (Leiva et al., 2016).
Así mismo es importante destacar que la digiculturalidad aporta al paradigma intercultural la posibilidad de favorecer la construcción de una ciudadanía intercultural a través de los instrumentos y herramientas digitales que ofrecen las TIC al mundo de la educación.
Este tipo de enfoque nos lleva revisar el propósito general de la escuela moderna en relación con sus principales usuarios: los alumnos.
Es por esta razón en que insistimos en el trabajo de los investigadores de las universidades de Málaga y de Navarra con su experiencia denominada “Tecnochess”.
García, H. y Blanch, A. (2016), al referirse al Ajedrez y la tecnología, sostienen que “La escuela tiene que preparar al alumnado para la vida real y proporcionar herramientas y aplicaciones digitales, pues son una parte indisociable de nuestra vida. La comprensión del mundo que nos rodea está condicionada, por cómo se muestra este mundo y cómo nos comunicamos. Por tanto, los medios digitales y el dominio de las herramientas digitales son decisivos para que el alumnado sea competente en el mundo tecnológico en el que vivimos (Palm, 1990).
Actualmente nos encontramos en un momento de la historia de permanentes cambios constantes, no estamos delante de una simple cuestión de moda ni de exigencia consumista, sino que la escuela no puede permanecer al margen de la tecnología digital. El dominio de la tecnología por parte del alumnado es superficial por mucho que se hable de nativos digitales y requiere de un proceso de enseñanza – aprendizaje donde hay que ordenar y seleccionar los aprendizajes más relevantes para que los alumnos lleguen a ser ciudadanos competentes. Por lo tanto, es un reto para las escuelas actuales proporcionar las herramientas y aplicaciones de la tecnología digital al alcance de todo el alumnado sin renunciar a su función educativa en todos los aspectos, y por ello el profesorado no puede permanecer al margen de unas competencias digitales que son un hecho ineludible del mundo educativo actual.
En relación a lo antedicho, en 1990 se realizó en varias escuelas de Estados Unidos una investigación que relacionaba varias aplicaciones informáticas con el uso del ajedrez en las aulas experimentando una mejora en la práctica académica de los alumnos. Concluyendo que, después de cuatro años de haber establecido el programa de ajedrez, se comprobó cómo este juego introduce en los niños/as un gran sentimiento de autoconfianza y autoestima, desarrolla el pensamiento racional, mejora las habilidades cognitivas y comunicacionales, a la vez que aumenta el rendimiento académico (Palm, 1990).
Cinco años más tarde se realizó otro estudio relacionado con los ordenadores y el ajedrez en una escuela de Bradford, Estados Unidos, mostrando con la utilización de un instrumento de medición cómo los puntajes de los test mejoraban en un 173% en el alumnado implicado en las clases de ajedrez. El resultado fue comparado con el resultado de solo un 4,56% para los alumnos que participaban en otros programas de “enriquecimiento” que incluían: resolución de problemas futuros, resolución de problemas con la utilización de computadoras, estudio independiente, escritura creativa, entre otros. La evaluación de valoración derivó un resultado en el que el ajedrez favorecía habilidades relacionadas con el pensamiento crítico en mayor medida que otros métodos de desarrollo (Ferguson, 1995).
Finalmente, y haciendo referencia a las nuevas tecnologías, éstas permiten relacionar varias prácticas educativas con diferentes recursos ya que nos permiten desarrollar nuevos materiales didácticos, de carácter electrónico, que utilizan diferentes soportes. Soportes informativos como por ejemplo Internet, que aporta un lenguaje propio, unos códigos específicos orientados a generar otras formas de comunicación y otros entornos de aprendizaje colaborativos que sin duda pueden relacionarse con nuevas metodologías como la que estamos planteando en este innovador proyecto”.
Fuente:
1. Blanco, U. (2004). ¿Por qué el ajedrez en las escuelas? Ediciones CO-BO, Caracas, DC.
2. Leiva Olivencia, J., Moreno Martínez, N. y Peñalva Vélez, A. “La Digiculturalidad: el papel de las TIC en el desarrollo de la ciudadanía intercultural” Universidad de Málaga
/ Universidad Pública de Navarra
3. García, H. y Blanch, A. (2016). Tecnochess. Una propuesta didáctica para trabajar las competencias lingüísticas, tecnológica y matemática mediante el juego del ajedrez y las TIC. RIITE. Revista Interuniversitaria de Investigación en Tecnología Educativa, 1.
sirve para revitalizar el uso de las TIC en la educación