Ajedrez, medioambiente y dignidad humana

por Uvencio Blanco Hernández
17/03/2023 – En medio de la creciente crisis en la que nos encontramos, la humanidad sigue centrada en lo puramente material; debilitando significativamente nuestro entorno natural –que ya colapsa- y que, desde hace décadas, está contaminando nuestra esfera mental, emocional y espiritual. | Foto: Nadja Wittmann (ChessBase)

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Un legado no deseable

Hechos recientes como el devastador terremoto que afectó a Turquía y Siria, los voraces incendios forestales ocurridos en Chile y la Argentina, la explosión del tren con cloruro de polivinilo en Ohio, la prolongada invasión de Rusia a territorio ucraniano, la persistencia del Covid-19, la creciente inflación en la mayoría de las economías occidentales y hasta el derribo de presuntos Objetos Voladores No Identificados (OVNIS) por la fuerza aérea de potencias como EE.UU. y Canadá, nos ratifican que estamos en un mundo en grave crisis; tan poderosa y multifacética, que pone en peligro la existencia de nuestra civilización.

Haciendo un rápido recuento del desastre ambiental producido por nuestra especie en los últimos 50 años y la apática respuesta ofrecida por la mayoría de nuestros gobiernos para atenuar sus consecuencias, podemos concluir que nos deslizamos hacia un precipicio sin posibilidad de retorno. Hemos agredido a la naturaleza y ahora no sabemos cómo reparar tales acciones. Efectivamente, tal y como afirma Blanco (2021):

“Nuestro mundo se ha vuelto precario, inestable, insostenible. A pesar de la participación en decenas de asambleas, reuniones de trabajo y firma de acuerdos, tratados y protocolos; a pesar de la copiosa información existente respecto a la degradación y desaparición de los ecosistemas como consecuencia de la carbonización de la atmosfera, los lideres mundiales aún no se han puesto de acuerdo con los científicos y técnicos, expertos en esta materia, para unificar criterios y proceder con acciones concretas, provenientes del conocimiento, a ralentizar los efectos, que sobre la humanidad, está ejerciendo la catástrofe ambiental en la cual nos estamos sumergiendo. Es evidente que el agotamiento de nuestros más preciados recursos, sumado a la una creciente degradación medioambiental, nos ha debilitado y puesto en peligro a la propia civilización”.

Esto es parte importante del legado que irresponsablemente estamos cediendo a las próximas generaciones: nuestros hijos y nietos; aquellos que llamamos “el futuro de la humanidad”.

Los valores representan algo significativo para la existencia humana

Los valores son estudiados por la Axiología, la teoría filosófica que conceptualiza las nociones de lo valioso, en el campo de lo que es bello, estético, verdadero; como esencias y cualidades contenidas en las creaciones humanas.

Con base en esta definición, los valores representan algo significativo o importante para la existencia humana. Por ejemplo, en palabras de Herrera (1997) “Los valores son cualidades por las que un individuo es estimado y aceptado”. Y agrega, que los valores pueden clasificarse en morales, sociales, intelectuales, técnicos y vitales. Según esta escritora, los valores tienen como objeto común el perfeccionamiento del hombre y, en consecuencia,

“Los valores morales perfeccionan al hombre en sí mismo, los sociales en su relación con los demás, los intelectuales en el aspecto razón, los técnicos en el mejoramiento de la calidad de vida y los vitales en su aspecto físico-biológico”.

La agresión al ambiente afecta la dignidad humana

La dignidad humana es un concepto básico de nuestro orden ético, moral y político. Es una cualidad propia del ser humano; no otorgada por persona o institución alguna y está relacionada íntimamente con la libertad del individuo. Siendo sinónimo de “digno” y “grandeza” puede ser abordada desde muy diferentes ángulos.

Todos tenemos dignidad humana, porque todos nacemos con ella y la mantenemos como esencia de lo que entendemos por humano. En consecuencia, nosotros los miembros de la humanidad, tenemos el derecho a ella, a reconocerla, preservarla y defenderla.

La dignidad humana es un concepto significativo, con sentido y pleno de valores; aunque en ocasiones se nos hace imposible determinar qué tipo de acciones son violaciones de la dignidad humana, siempre tendremos la oportunidad de identificarlas por el contraste con un relato positivo. De tal manera que, una comprensión global de la dignidad humana sólo es posible a través del desarrollo de relatos positivos; en particular, asociados a los derechos humanos.

Nos estamos refiriendo a que a menudo- el papel de la dignidad humana se identifica con el fundamento supremo de la moralidad y los valores éticos de la persona. De hecho, antiguos textos sagrados, guías espirituales, filósofos y legisladores de diversas épocas. han convertido la idea o concepto de dignidad, en el centro de su atención desde tiempos inmemoriales.

Así mismo, la Declaración Universal de Derechos del Hombre y el Ciudadano del 10 de diciembre de 1948, consagraba la dignidad en su Preámbulo, en dos ocasiones y en los artículos 1, 22 y 23. Mientras que, en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, de 7 de diciembre de 2000, reza en su primer artículo: “La dignidad humana es inviolable. Será respetada y protegida”.

Este debate es relevante porque los valores morales y éticos son los pilares fundamentales del desarrollo de nuestras sociedades. Sin embargo, a pesar de todo el soporte jurídico y de opinión pública que ha ido ganando la concepción de lo que valoramos como dignidad humana, persisten individuos e instituciones llamadas a defenderla, pero que no siempre cumplen con su deber doctrinal. Inclusive, cayendo en severas contradicciones en lo medular de su fe.

Ahora bien, a pesar de las sugerencias, consejos y advertencias recibidas por las más diversas fuentes; incluyendo los provenientes del sector científico, tecnológico, político e inclusive religioso, la humanidad sigue de espaldas a los mensajes y a la abrumadora realidad que nos rodea.

En medio de este desconcierto, la dignidad humana, más allá de las concepciones que existan sobre ella, está siendo pisoteada, mancillada y degradada hasta la saciedad. Además, debemos ser conscientes que seguimos violando nuestros propios derechos; muchas veces en provecho propio. Y esto no es nuevo; son hechos asociados a la aparición y evolución de la especie humana sobre la tierra, a lo largo de miles de años.

Dignidad humana y medio ambiente

La discusión en torno a los valores del hombre y su repercusión en la sociedad, es uno de los temas más interesantes de fines del pasado siglo e inicios del presente.

Por ejemplo, hemos visto que la dignidad es un valor intrínseco de la persona y existencia humana. Toda persona la posee, está consciente de ella y de su carácter inalienable. La dignidad se encuentra asociada a los valores morales del individuo por lo que deberá resguardarla libremente para ella y para otros de su comunidad, además de protegerla de quienes no los reconozcan ni respeten.

De allí que hay autores que consideran que:

“Una humanidad sin dignidad no puede tener una correcta orientación hacia el medio que la rodea, así como un esfuerzo ambiental que no priorice la cuestión social, está destinado al fracaso y no a actuar como un verdadero antagonista de un modelo político económico fallido. en valores ideológicos y financieros”.

A la luz de las últimas investigaciones, la tiene y mucha; y cada día con mayor vigor. La humanidad tiene derecho a un medio ambiente ecológicamente equilibrado; como derecho vital posee titularidad colectiva y carácter trans individual. Este derecho comprende toda la humanidad; es una de las obligaciones más importantes de. Estado y de la propia comunidad. Por lo tanto, está obligado a defenderlo y preservarlo, en beneficio de las presentes y futuras generaciones.

En este sentido debemos destacar que, en Brasil, la protección al medio ambiente ha adquirido un status normativo al ubicarse entre los derechos fundamentales de tercera generación por su naturaleza difusa y transcendencia temporal y por alcanzar las generaciones presentes y futuras, modula la propia sistemática de comprensión del derecho de propiedad y del libre ejercicio de actividades económicas sobre todo por la directriz dada por el artículo 225 de la Constitución de la República Federativa del Brasil (1988) que consagra, en capitulo propio (VI) del Título sobre el Orden Social, el desarrollo sostenible.

Aunque no todos los gobiernos que se cobijan bajo la letra de estas cartas magnas o constituciones “verdes” cumplen con lo establecido en las mismas, de todas formas, se trata de un avance en lo referido a la toma de conciencia de la ciudadanía en relación con temas relevantes y de palpitante actualidad como la contaminación de aguas, aire y tierras, pérdida de biodiversidad en diferentes ecosistemas tanto terrestres como marinos, cambio climático, etc. Estos temas forman parte de la agenda de los movimientos y actividades ambientalistas y de políticas y programas nacionales e internacionales ahora en acción.

Soy ajedrecista ¿qué puedo hacer al respecto?

Si en principio, todos formamos parte de la especie humana y esta ha degradado gravemente al medio ambiente en el cual históricamente se ha desenvuelto y crecido, entonces es evidente que nosotros mismos tenemos la responsabilidad y obligación moral de explorar las vías que permitan la restitución de dicho ambiente a un estado de sustentabilidad tal, que nos permita vivir en equilibrio con nuestro entorno.

Sobre este tema, en una nota anterior, habíamos afirmado que:

“Estoy convencido de que nosotros los ajedrecistas, podemos habilitarnos para contribuir con la solución de muchos de los retos que nos plantean las tremendas Olas de Cambio que se desplazan a lo largo y ancho de nuestro planeta. La naturaleza de nuestra actividad lo facilita”.

ChessBase “Nos acechan nuevos retos y desafíos”

Esta afirmación la ratificamos por cuanto, siendo el ajedrez un juego o deporte de tipo intelectual con fuerte impacto en la formación de valores, está llamado a través de sus cultores, a participar activa y protagónicamente, en la búsqueda y aplicación de soluciones a los múltiples problemas que nos embargan. Cada uno desde su nicho académico o profesional. En concordancia con ello, estos principios nos obligan a trabajar por la recuperación, mejoramiento y sostenibilidad de nuestros ecosistemas con el objeto de mejorar la calidad de vida de todos los seres que habitamos este planeta.

Conclusiones

Nuestra realidad es altamente preocupante porque la pérdida de la biodiversidad, el incremento en los niveles de calor y contaminación ambiental, la desaparición de fuentes de agua y la degradación de nuestros mares y territorios fértiles para el agro, lesionan la dignidad humana, porque estas amenazas ponen en peligro nuestra civilización, la sobrevivencia de nuestra especie y la permanencia misma de la humanidad en el planeta.
El ajedrez es una actividad intelectual con fuerte impacto en la formación de valores, por lo que está llamado a través de sus cultores, a participar activa y protagónicamente, en la búsqueda y aplicación de soluciones a los múltiples problemas que nos embargan.
Precisamente, por el peligro ante la cual se encuentra la humanidad, estamos obligados a tomar conciencia para organizarnos en la defensa de principios, propiamente humanos, como los son la dignidad, la libertad y la soberanía humana.

Enlaces

  • Todos los artículos por Dr. Uvencio Blanco
  • Blanco, U. (2021). La amenaza endógena. Amazon.
  • ChessBase. “Nos acechan nuevos retos y desafíos”, un diálogo sobre ajedrez y ecología (2) por Uvencio Blanco Hernández, 27/01/2023.
  • ChessBase. “La amenaza: del tablero a la vida real” un diálogo sobre ajedrez y ecología (1) por Uvencio Blanco Hernández, 20/01/2023.

Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.