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Pregunta de "Ajedrez Social y Terapéutico": Es difícil encontrar a un ajedrecista de alto nivel que haya alternado tanto su desempeño natural (torneos, competiciones oficiales, enseñanza a quienes deseen mejorar) con actividades dirigidas a poblaciones en principio tan ajenas a su cometido: talleres de desempleados, centros de mayores, personas sin techo en Cáritas, centros para menores cumpliendo medidas judiciales, niños con TDAH, personas en tratamiento por adicciones, prisiones… ¿Te resulta extraño esto?
Manuel Pérez Candelario: Puede parecer bastante extraño, e incluso para mí, cuando veo estos datos puestos fríamente sobre el papel me parece sorprendente el camino que he recorrido, desde el ajedrez de competición a esa vertiente social del ajedrez que ahora está explotando a nivel mundial. Pero no resulta tan raro si exponemos que los últimos 10 años de mi carrera profesional han estado completamente ligados al Club Magic Extremadura, abanderado mundial del ajedrez social y terapéutico, donde he respirado y participado en la creación de parte de esta nueva materia que es el ajedrez social y terapéutico.
Manuel Pérez Candelario (en el medio) con dos compañeros de ajedrez
Tu participación en estos programas se inscribe dentro de lo que denominamos“actividades complementarias”; se aprovecha tu presencia para ofrecer exhibiciones de simultáneas o partidas a la ciega, pero siempre obedeciendo a un plan, muy concreto para cada población. Por ejemplo, en un centro de menores internados por la comisión de delitos, la primera parte, casi una hora, consistió en un ameno debate sobre los objetivos a medio y a largo plazo en la vida. ¿Nos puedes comentar esto?
Estoy convencido de que ciertos usos del ajedrez pueden fomentar una visión estratégica trasladable a la vida, generando un pensamiento estratégico válido para cada situación concreta. Para tener un camino que recorrer es necesario tener una meta, por eso es muy importante trazarse objetivos en ajedrez y sobre todo en la vida. Esta visión es la que quise explicar en este centro que comentas, y mi sorpresa fue que esta dinámica “estratégica” fue perfectamente comprendida y asimilada por muchos jóvenes –jóvenes (y menores) que, hay que explicar esto, tenían muchas defi ciencias en su formación educativa y vital-.
Fue tan fructífero ese debate, que muchos chicos, en principio, apáticos y desinteresados por muchas cosas, empezaron a hablar sobre sus objetivos en la vida y cómo poder conseguirlos. Tuvimos que detener la animada charla porque ya no había tiempo, y varios de ellos nos pidieron a mí y a los responsables del centro tener la oportunidad de poder continuar esa sesión otro día, y ese fue un momento muy agradable para mí, y una prueba más de que el ajedrez social funciona.
En la prisión de Badajoz, tu exhibición de simultáneas se realizó por parejas que cooperaban juntos, algo que odiaría cualquier ajedrecista. ¿Cómo transcurrió aquello y por qué se hizo así?
Fue una actividad bastante especial, porque no solamente se buscaba jugar una partida de ajedrez, sino que se instruyó a los internos participantes en la cooperación y el trabajo en equipo. La idea es que se jugaran las partidas por parejas cooperando y aportándose ideas entre los compañeros, algo que podría ser difícil en cualquier ambiente, ya que una partida de ajedrez es algo muy subjetivo, pero que funcionó muy bien y produjo gran satisfacción a los participantes. Y realmente tiene un doble mérito si partimos del hecho que, como comentan los psicólogos del club, en muchos comportamientos delictivos la base está en un individualismo extremo donde no importan los otros y solo se atiende a la satisfacción de las necesidades propias.
En un taller de rehabilitación cognitiva para drogodependientes, antes de jugar una partida a la ciega, explicaste qué procesos mentales seguías para jugar la partida. ¿Por qué?
Jugar una partida a la ciega no está al alcance de cualquiera, pero ciertos procesos que se producen aparecen en cualquier partida
normal: visualización, atención, concentración. Estos tres elementos son básicos en el ajedrez, y junto a la memoria, son aspectos fundamentales a la hora de trabajar en un taller de ajedrez terapéutico. Casi todas estas personas que habían abusado de las drogas tenían en mayor o menor deterioro en el pensamiento: queremos mostrarles de qué es capaz el cerebro y por qué hay cuidarlo.
Dos días antes de la Navidad de 2013, clausuramos el taller “Ajedrez, cambio y juego”, dirigido a personas sin techo, con una exhibición de simultáneas pero también con una charla sobre cómo el pensamiento estratégico del ajedrez había influido en tu vida.
El “modo estratégico” de pensar del ajedrez ha influido en mi vida: me planteo objetivos, planifi co cada actuación, valoro a mis “rivales”(los inconvenientes que me pueda encontrar para realizar mis planes), me esfuerzo, intento utilizar todos mis recursos, soy consciente de que la suerte puede influir pero no demasiado, y el tiempo es un factor importante para realizar cada plan. Si pierdo alguna partida o algo sale mal, analizo la situación e intento mejorar. En esta charla, les puse el ejemplo de mi examen de Selectividad, allá por el año 2000, cuando estábamos congregados en un polideportivo unos 200 estudiantes preparados para realizar el examen que en parte marcaría la vida de muchos.
Recuerdo todavía con sorpresa cómo la gente corría de un lado a otro, cómo se hacían preguntas y respuestas en segundos, y en definitiva cómo había un estado de nerviosismo que no había visto jamás. Por un instante estuve a punto de verme imbuido en el mismo ambiente que mis compañeros, pero me detuve unos segundos y me tomé la situación como si fueran los momentos previos a una importante partida de ajedrez, donde tienes que estar concentrado al máximo y tratar de volcar todas tus facultades en la partida.
Los conocimientos no se aprenden en segundos, y el estado de nerviosismo está claro que no ayuda, hay que concentrarse y situarse con optimismo ante una prueba que hay que afrontar con las armas que se tienen. El examen me salió bastante bien.
¿Qué significado tiene en un taller para desempleados abrir un tablero mural y explicar por qué vas situando tus piezas en la apertura
de determinada forma?
En ajedrez el dominio del centro es muy importante, desde ahí nuestras piezas se pueden desplazar más fácilmente y tenemos mayor
perspectiva de todo el tablero. También desde el principio tenemos que tratar de utilizar todas nuestras piezas y sacarles el máximo
rendimiento. Además tenemos que tratar de hacerlo sin“perder tiempos”, tratando de realizar nuestros planes lo más rápidamente posible y aprovechando al máximo nuestras posibilidades para conseguir los objetivos. Estas ideas estratégicas las puede entender cualquier aprendiz, y si las trasladamos a la busqueda de empleo podemos extraer conclusiones.
Da para escribir mucho la pregunta, pero quienes buscan empleo tienen una carga emocional a veces demasiado grande que no les permite ser “demasiado estratégicos”: la apertura trasladada a ellos es saber desplegar convenientemente todos los recursos–profesionales y laborales-; saber hacia dónde tenemos que dirigirnos y no perder el tiempo en maniobras que no nos llevarán a ningún lado.
El ajedrecista, delante del tablero, está solo, con su bagaje de conocimientos, con su talento y con su propia personalidad: es una situación parecida, salvando por supuesto las distancias, con quien lucha por encontrar un empleo.
Para terminar, ¿qué opinas del auge de las aplicaciones sociales y terapéuticas del ajedrez y en las que tú tomas parte?
Pienso que a este gran producto que es el ajedrez, que es un juego milenario, practicado por millones de personas en todo el mundo,
estrechamente relacionado con la cultura, que además es deporte y está señalado como una buena herramienta educativa, se le ha abierto una novísima perspectiva terapéutica y social que tiene un gran camino por recorrer.
Estamos empezando, pero ya han surgido y se han probado un gran número de aplicaciones sociales del ajedrez, muchas de ellas aquí
en Extremadura y con granéxito, y esta revista apunta bastantes pruebas al respecto. Continuemos el camino.
Gracias.
