Para ganar, primero debes aprender
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El ajedrez, en tanto deporte, es una actividad individual; mientras que el aprendizaje es un proceso personal en el que el estudiante construye un conocimiento que integra a su vida y con el cual modifica sus capacidades y conductas. Para aprender ajedrez se utilizan diferentes formas de razonamiento que ponen en acción un conjunto de procesos y operaciones mentales que se clasifican de acuerdo con la exigencia cognitiva en el procesamiento de la información; es decir, en la comprensión, y de acuerdo con “las demandas de la tarea que se pretende resolver.
Desde un enfoque cognitivo, Blanco (1995) define ajedrez con los siguientes términos:
"Juego de la mente en el cual se verifica un continuo de elaboración, propuesta y resolución de problemas, de toma de decisiones y generación de pensamiento lógico matemático, crítico y creativo en situaciones de incertidumbre".
Probablemente aquí la palabra clave sea “comprensión”. Entendida como la habilidad o capacidad de la inteligencia mediante la cual logramos entender o penetrar en las cosas para concebir o acceder a sus razones o, para hacernos una idea clara de estas.
En el aprendizaje y ejercicio del ajedrez hay una serie de tareas o actividades que presentan diferentes niveles de exigencia en la comprensión. Según Alonso (2000) explica hay tareas de baja exigencia y otras de alta exigencia.
Por ejemplo, las tareas de baja exigencia en la comprensión son las siguientes:
En contraste, las tareas de más alta exigencia en la comprensión son:
Con base en estudios de campo (Fergusson, s/f) en su desempeño, un ajedrecista además de la comprensión, este debe usar otras altas habilidades del pensamiento tales como planificación, pensamiento abstracto, cálculo de variantes, monitoreo de estrategias y pensamiento crítico; presentes también necesarios como habilidades matemáticas.
Durante la partida, un ajedrecista toma conciencia de la necesidad de una atención duradera, dirigida tanto a los elementos simples del juego como a la relación dialéctica entre los elementos; atención que ya está potencialmente presente en el participante, pero que el entorno y los hábitos reales tienden a reducir. Así mismo, percibe las victorias y derrotas como resultado de sus elecciones en el tablero, la corrección de las cuales es proporcional a la práctica y los esfuerzos del propio jugador.
Esto implica que, durante el proceso de aprendizaje, el ajedrecista debe desarrollar una autonomía personal que le permita adaptarse satisfactoriamente a situaciones exigentes relacionadas con aspectos específicos de las distintas fases del juego.
Cuando nos referimos a la autonomía personal en el aprendizaje, nos referimos a:
“La propia capacidad de aprender a aprender y exige conocer cómo funcionan los procesos que lo hacen posible, disponer de estrategias de aprendizaje adecuadas para construir conocimientos, saber utilizar técnicas que facilitan esos procesos y tener capacidad para utilizarlas en contextos concretos, de acuerdo con las demandas de la tarea que se pretende resolver, dentro de una planificación previamente diseñada para lograr el objetivo de aprendizaje fijado”.
Caballero, C. (2009)
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