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Hace treinta años, el 7 de septiembre de 1993, Londres se convirtió en el epicentro del mundo del ajedrez debido al comienzo del duelo por el Campeonato del Mundo entre Garry Kasparov y Nigel Short. En el otro duelo por la corona mundial, disputado en Holanda, ya estaban sentados frente al tablero también Anatoly Karpov y Jan Timman. La historia del duelo de Londres fue turbulenta, ya que ambos finalistas se habían separado de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) seis meses antes y decidieron comercializar el duelo por la corona mundial por su cuenta.
Después de que la sede preferida de Kasparov, Los Ángeles, renunciara a actuar como tal, y las otras sedes como, por ejemplo, Manchester, que igualmente habían sido consideradas por la FIDE, no pudieran recaudar el fondo de premios deseado él y Short, comenzaron a buscar patrocinadores por su propia cuenta. Finalmente encontraron un patrocinador de renombre: el periódico londinense, The Times. El famoso periódico estaba dispuesto a ofrecer una bolsa de premios elevada para el mundial, de en total 1,7 millones de libras esterlinas (unos tres millones de dólares en aquella época).
Nigel Short ha tenido un electrizante viaje a través de una riquísima carrera ajedrecística, que le llevó a derrotar nada menos que a doce campeones del mundo. Con su experiencia en los torneos de ajedrez de élite y duelos disputados en todo el mundo, Short ha visitado a un total de 89 países - se aprecia en las narraciones que preceden a las partidas, que suele comentar con un gran sentido del humor e instructivas reflexiones.
Ambos grandes maestros se conocían desde el Campeonato Mundial Juvenil disputado en Dortmund en 1980, cuando Garry Kasparov ganó y Nigel Short quedó subcampeón. Nunca habían sido amigos de verdad, pero ahora formaban algo así como una "alianza de conveniencia" con el fin de promover sus intereses mutuos. Fundaron la Asociación de Ajedrez Profesional (PCA). Número de miembros: ¡2, en palabras dos! Más tarde, muchos profesionales del ajedrez se unieron a ella para mejorar su potencial de ingresos.
Kasparov era el gran favorito para ganar el Campeonato del Mundo, pero Short había realizado unas cuantas hazañas a lo largo del camino hacia la final, eliminando a Jonathan Speelman, Boris Gelfand, Anatoly Karpov y Jan Timman en los duelos de Candidatos. Su sorprendente victoria frente a la leyenda en vida, Anatoly Karpov, impresionó mucho y fue observada con admiración por el público. Sin embargo, el vigente Campeón del Mundo, Garry Kasparov, lógicamente era el favorito y era probable de que sería capaz de defender el título de Campeón del Mundo.
Garry Kasparov en Londres | Foto: Dagobert Kohlmeyer
Antes de los duelos, el zar del ajedrez mostró sus músculos como de costumbre y declaró:
"Los duelos serán cortos. Mi oponente se caerá como lo ha hecho el Muro de Berlín".
En ese momento se estaba celebrando el Torneo Amber en Montecarlo, donde también participaba el gran maestro inglés. Short no se quedó corto en la reacción al comentario de Kasparov y respondió:
"No se matan las piezas, se mata al oponente. Mi trabajo es meterme en la cabeza de Kasparov y encontrar sus temores".
El 31 de marzo de 1993, el diario más importante de Inglaterra publicó el titular "El Times lleva el Campeonato del Mundo de Ajedrez a Londres". Short leyó el artículo que salía en portada del diario con placer, estando sentado en la sala de prensa del torneo Amber en Mónaco. Le gustó también la bolsa de premios que estba en juego: 1,7 millones de libras esterlinas. Así que el negocio les había salido bien a Kasparov y a él, pero el precio a pagar también era alto. Al disputar el duelo por la corona mundial en plan particular, serían descalificados por la FIDE. Kasparov perdería su título oficial y el otro rebelde (Nigel Short), se perdería el derecho a ser retador oficial en un torneo organizado por la FIDE.
Pero dicho en resumen: les importaba un bledo. Kasparov comentó: "La FIDE y se está haciendo el ridículo. Todo el mundo sabe quién es el número uno". Short comentó de paso que para él, de momento el dinero era el factor decisivo.
El 7 de septiembre, los segudiores acudieron de manera masiva a la sala de juego en Charing Cross, el centro geográfico de Londres. A la llegada de Kasparov y Short, cientos de aficionados les estaban esperando en la estrecha calle que rodea el famoso Teatro Savoy.
La sala de juego también estába repleta después de que los organizadores hubiesen bajado el precio de las entradas en el último momento. El asiento más barato ahora costaba 20 libras. Había casi 300 periodistas acreditados, más del doble que en los duelos organizados por la FIDE en Holanda. Los fotógrafos se alineaban en filas de cuatro enfrente del escenario. Todos querían captar el comienzo de las partidas del duelo entre el Campeón ruso y el primer aspirante a la corona mundial provieniente de la hemisphera occidental del mundo, después de Bobby Fischer.
El Teatro Savoy en Londres | Foto: Dagobert Kohlmeyer
A partir de las 15:30 hora local de Londres, las piezas iban a tener la palabra. El árbitro principal era el legendario Yuri Averbakh, a la sazón de unos 71 años, todavía "joven". La leyenda rusa ha presidido muchas competiciones importantes y se le considera una autoridad absoluta. A Short no le importaba que Averbakh fuese compatriota de Kasparov. El árbitro adjunto era un inglés. El saque de honor fue realizado por el gran maestro Raymond Keene. Al final, la partida fue muy dramática.
Yuri Averbakh arrancando el reloj | Foto: Dagobert Kohlmeyer
Kasparov conducía las piezas blancas al comienzo de los duelos y sorprendentemente comenzó con 1.e4. Short respondió con 1...e5, y la primera partida en Londres se conviertió en una Ruy López. Tras 25 jugadas llegaron a la fase de apuros de tiempo, en la que Kasparov cometió un error, más adelante. Su oferta de tablas en la jugada 38 fue rechazada por Short, que tenía un peón de ventaja y esperaba tener opciones aún para ganar la partida. Pero poco después, Averbakh detuvo el reloj y declaró vencedor a Kasparov.
¿Qué había ocurrido? El inglés sobrepasó el límite de tiempo al realizar el movimiento 39, en una posición que estaba favorable para él. Unos segundos más tarde, su rival habría hecho lo mismo. Se armó una confusión general en la sala hasta que todos habían visto el resultado. Después, Kasparov admitió haber ganado de forma poco atractiva. Pero un punto es un punto.
La segunda partida terminó en tablas tras otra batalla de tiempo muerto. En la tercera partida, Short lanzó un ataque, pero Kasparov esquivó y ganó. La siguiente partida igualmente terminó a favor del Campeón del Mundo en funciones. Por enconces lideraba 3½:½, y los comentaristas ya hablaban de una victoria fácil.
Las partidas 5 y 6 terminan en tablas. En la séptima, Kasparov volvió a ganar y amplió su ventaja. Entonces se filtró la noticia de que Short se ha separado de su principal entrenador, Lubomir Kavalek. Ahora sólo Robert Hübner y Jonathan Speelman quedaban trabajando para él. Pero eso no leimpidió a Nigel Short crear una auténtica obra de arte junto con Garry en la siguiente partida.
Nigel Short en Londres | Foto: Dagobert Kohlmeyer
El 23 de septiembre se disputó la partida más emocionante de este Campeonato del Mundo. La octava partida permanecerá durante mucho tiempo en la memoria de los ajedrecistas en todo el mundo del ajedrez, ya que ambos finalistas crearon una auténtica joya de partida, con una impresionante batalla táctica. Tras el brioso ataque de Short y una asombrosa secuencia de golpes y contragolpes, la partida entra en la fase de apuros de tiempo. En la jugada 38, las blancas pierden la victoria y pasan por alto el jaque perpetuo que le habría salvado a Kasparov en esta partida. Poco después, la gran partida termina en tablas.
No exagero si digo que el mundo del ajedrez vio una partida "inmortal". Kasparov comentó tras la partida: "Eso ha sido una lucha de ajedrez absolutamente combativa, exactamente lo que encanta al público. La partida entrará en la historia del ajedrez".
En la siguiente jornada de juego, Garry Kasparov volvió a ganar, llevando la ventaja con ahora 7:2 puntos. A continuación hubo tres partidas empatadas, de modo que el marcador de este duelo quedó en 8½:3½ en el ecuador de la competición. El defensor del título, Kasparov, podía estar más que satisfecho.
Al comienzo de la segunda mitad de los duelos, llegué a Londres para presenciar la recta final del mundial. La primera parte del otro Campeonato del Mundo, el que se disputaba en Holanda, ya es historia, y por fin podía ir a ver en acción a Garry y Nigel en Londres.
La sala de prensa se encontraba a la izquierda del Hotel Savoy, en el famoso restaurante Simpson's-in-the-Strand. Éste era el establecimiento de ajedrez más importante de Londres a mediados del siglo XIX, entonces conocido como Simpson's Divan and Tavern. Anderssen jugó allí la partida "Inmortal" contra Kieseritzky.
En los días de los duelos de la PCA, el regio pub inglés desprendía un encanto especial y desde luego muy agradable. Era una gozada que tanto la sala de prensa de un campeonato del mundo como la sala de análisis se encontraba en esa localidad. Todo estába mucho mejor equipado que en las salas en el otro mundial (el de la FIDE), en Zwolle, Arnhem o Ámsterdam. También en Londres había mucho más periodistas in situ, pero el número de fotógrafos había disminuido, por lo que yo podía sacar mis fotos ya sin problemas.
Antes de la decimotercera partida | Foto: Dagobert Kohlmeyer
Si una partida acababa en tablas, ambos jugadores se subían al escenario para dar una rueda de prensa. En el caso de una partida decantada, únicament ese solía asomar el ganador, respectivamente. Normalmente era Kasparov, ya que Short no había ganado ni una sola partida hasta entonces. En los días 13 y 14 de la competición hubo otros dos empates y a continuación Kasparov ganó la partida 15. Por entonces lideraba 10½:4½.
La 16ª partida le brindó la primera y única victoria a Nigel Short en estos duelos. El inglés jugaba con blancas y en una apertura Siciliana se benefició de que Kasparov hubiese subestimado sus posibilidades, lo cual permitió varios errores. Tras una bella maniobra de caballopor parte de Short, Kasparov se rindió en el movimiento 38. Por fin, el aspirante al título se había podido apuntar un triunfo en una partida que merece la pena ser reproducida. El público en el Teatro Savoy se puso muy entusiasmado y le aplaudieron frenéticamente a Short. Es una pena que el gol de consolación de Short hubiese llegado tan tarde.
Los colegas periodistas del periódico The Times, permanentemente instalados en la entrada de la sala de prensa, celebraron la victoria de Short tal y como es lo debido. En la 17ª partida, la ventaja de Nigel Short tras ganar un peón no era suficiente como para ganar, y tras tres partidas más, que todas conclyueron en tablas (aunque Garry Kasparov tenía una ventaja en dos de ellas), Kasparov finalmente defendió su título como Campeón del Mundo de Ajedrez contra Short. Tras 20 partidas Kasparov se había impuesto a Short, dejando el marcador final en 12½:7½. Se había apuntado 6 victorias y había firmado tablas en 13 partidas, mientras que Nigel Short únicamente había conseguido una sola victoria en todo el desafío.
El Times, como patrocinador y organizador del mundial, añadió una exhibición de partidas simultáneas con el motivo de generar algunos ingresos adicionales. Los días restantes se disputó un duelo de ajedrez rápido a cuatro partidas, que Kasparov gana por 4:0. Además, se disputaron tres partidas temáticas, en las que se sortearonn de antemano los cuatro primeros movimientos. Short ganó dicho duelo 2:1. Luchó sin miedo en Londres y no se escondió. Al final, Nigel Short se llevó tres octavos del premio en metálico. Nunca antes un ajedrecista inglés había ganado tanto dinero en un torneo de ajedrez, 650.000 libras esterlinas, por haber quedado subcampeón del mundo.
Como siempre, suele haber acontecimientos inesperados a lo largo de de un Campeonato Mundial de Ajedrez. El jueves 21 de octubre de 1993, Kasparov y Short disputaron la última partida del Campeonato del Mundo. De repente, se bajó el telón de seguridad del escenario. La causa: hubo amenaza de bomba. Se pidió a los jugadores y al público que abandonasen la sala de juego. Afortunadamente, más tarde resultó que había sido una falsa alarma. Había sido una falsa alarma de incendio, explicaron los organizadores lacónicamente .
Otra anécdota la aportó el propio Garry Kasparov. Al Campeón del Mundo le encantaba pasear por el Regent's Park, en Londres, junto con sus entrenanadores Alexander Beliavsky y Zurab Azmaiparashvili después de agotadoras partidas contra Short. Aquello por poco se hubiese convertido en su perdición. Durante estos paseos nocturnos cerca de su cuartel del Campeonato del Mundo, unos agentes de policía le detuvieron e interrogaron en dos ocasiones. En los faros de una limusina policial, Kasparov fue interrogado por primera vez sobre su identidad. Incluso después de saber con quién estában tratando, los agentes insistían en la ley. Una antigua ordenanza del siglo XIX prohíbía entrar en parques públicos al anochecer. Kasparov, por supuesto, no sabía de esa ley y no veía justificación alguna por esa prohición. A la noche siguiente, cuando él y su acompañante intentaron salir por la última puerta abierta, la misma patrulla volvió a detenerlo y le amenazaron que le volviesen a pillar paseando por el parque por la noche, que le arrestarían de verdad. Afortundamente no prefirió no arriesgarse. La simpática historia circulaba por los medios de comunicación, y cuando en la rueda de prensa posterior a la 15ª partida le preguntaron a Kaspárov qué haría a la medianoche, respondió: "¡Esta vez me daré una vuelta por fuera del parque!".
Hasta aquí las impresiones de este duelo por el Campeonato del Mundo en 1993. En retrospectiva, por supuesto, me vienen a la cabeza algunos pensamientos nostálgicos. Hace treinta años, Kasparov y Short (así como Karpov y Timman en Holanda) jugaban con los antiguos relojes de ajedrez. La innovación electrónica de Bobby Fischer aún no se había puesto de moda.
Las fotos aún no eran digitales, los informes a los periódicos se enviaban por telefax y no por correo electrónico. La retransmisión en directo de las partidas también estaba en pañales. Si paseabas por Londres un día sin duelos, aún podías encontrarte con Sherlock Holmes y el doctor Watson a las puertas del Palacio de Buckingham. No sé si eso sigue siendo así. Desde el Brexit, los británicos quizá han perdido parte de su famoso sentido del humor. La última vez que estuve en Londres fue en 2008.
El autor del artículo junto a Sherlock Holmes
Traduccción al español: Nadja Wittmann (ChessBase)
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