Carta abierta o el día después de la Olimpiada

por Uvencio Blanco Hernández
28/07/2022 – Hoy nos encontramos en tierras de la antigua Madrás, a pocas horas del acto de inauguración de la XLIV Olimpiada de Ajedrez, primera que se celebra en la India, cuna del ajedrez antiguo y lugar de explosivo crecimiento científico y tecnológico ocurrido en los últimos 40 años. Recordemos que esta olimpiada se iba a desarrollar originalmente en Moscú, pero debido a la invasión rusa a Ucrania, hubo de ser trasladada a otra ciudad. Una ocasión propicia para reflexionar. | Foto: Lennart Ootes

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I

Estimados ajedrecistas, capitanes, árbitros, organizadores, dirigentes, divulgadores y amantes del ajedrez; lectores todos:

No he venido a mostrarles resultados estadísticos propios de un evento de gran envergadura; estoy aquí para compartir con ustedes, algunas reflexiones sobre aspectos puntuales del excepcional momento histórico que estamos viviendo; con la conciencia de que necesitamos unirnos, no solo para difundir y potenciar nuestra noble actividad, sino para contribuir en la construcción de una paz impostergable y duradera, intentando al mismo tiempo, visibilizar las amenazas y peligros entre los que se desenvuelve nuestra civilización.

Hoy nos encontramos en tierras de la antigua Madrás, a pocas horas del acto de inauguración de la XLIV Olimpiada de Ajedrez, -primera que se celebra en la India- cuna del ajedrez antiguo y lugar de explosivo crecimiento científico y tecnológico ocurrido en los últimos 40 años.

Recordemos que esta olimpiada se iba a desarrollar originalmente en Moscú, pero debido a la invasión rusa a Ucrania, hubo de ser trasladada a otra ciudad: Chennai también conocida como Madrás hasta 1996 y donde naciera hace 52 años el pentacampeón mundial y atleta del milenio indio, Viswanathan Anand.

Hemos arribado con dos días de antelación, lo que nos ha permitido observar un ambiente altamente organizado y festivo pero, a la vez, con cierto dejo de tristeza o nostalgia entre los participantes y público en general.

Ocurre que, como algo natural, nos alegra el reencuentro con viejas amistades y el conocimiento de nuevas e interesantes personalidades venidas de diferentes puntos; pero también echamos de menos a aquellos que no llegaron ni llegarán, aquellos que se fueron en el ahogado silencio de la pandemia, o por el fragor de las guerras y, más recientemente, por las migraciones derivadas de ella u otras situaciones adversas. Tendencia esta que no parece tener vuelta atrás.

Reconozcamos, además, que a ello se le suma una gran incertidumbre y dudas sobre lo que en el mundo esté ocurriendo mientras estamos jugando el más importante de los eventos del ajedrez: la olimpiada por equipos o lo que -con propiedad- se llamó en sus inicios, el Torneo de las Naciones.

II

Con base en lo que nos informan las agencias de noticias mejor acreditadas, es indudable que, al finalizar la olimpiada y su congreso, como sociedad seremos más pobres, con mayores carencias y más vulnerables a las distintas y crecientes amenazas que se encuentran en desarrollo. En una palabra, habrá menos para repartir.

Y es que estamos conectados de mil maneras, con la acción y consecuencias de una guerra absurda, injustificada e innecesaria que, en el mediano y largo plazo, nos perturbará y afectará a todos. Un evento complejo, con múltiples facetas, intereses y estrategias. Un conflicto armado que nos evidencia que la mayoría de los líderes mundiales se han mostrado confundidos e incapaces de aportar soluciones negociadas, mientras -en lo interno- intentan reacomodar sus maltrechas economías post pandémicas y tranquilizar pueblos que sienten cómo su calidad de vida se extingue día a día.

Después de seis largos meses de guerra fratricida, hemos contabilizado grandes pérdidas para ambos bandos; en particular, la población civil ucraniana. Pero también, para el resto del planeta.

Además, como consecuencia de estos desequilibrios, se percibe un mundo a la deriva, sin capitán, guía, ni destino; donde una potencia como Estados Unidos adquiere la relevancia de un hegemón; teniendo solo a China como principal contrapeso.

Como consecuencia del fracaso en las negociaciones de paz, se está desarrollando un creciente temor sobre la posibilidad de que una guerra que se inició como un evento local, se esté globalizando y escalando a niveles de guerra mundial.

Vale señalar que los expertos estiman que como la inflación de los precios del combustible, materias primas y otros rubros; además del debilitamiento de las cadenas de distribución por la pandemia del COVID-19, está haciéndose realidad en la mayoría de las naciones del mundo, una gran recesión económica se nos avecina a paso agigantado con resultados dramáticos sobre nuestras sociedades. Igualmente, algunas de sus secuelas representadas por el hambre, la desnutrición y las crecientes olas migratorias, pintan escenarios calamitosos.

III

Para colmo, debemos enfrentar la respuesta del ambiente ante su degradación por mano humana. Los voraces incendios forestales, las prolongadas sequías y las cada vez más frecuentes y tórridas olas de calor, apuntan a que el verano de este año será uno de los más calurosos y fatídicos de la historia de nuestro planeta. Son solo parte de los efectos devastadores del cambio climático; fenómeno que no ha sido tomado seriamente en cuenta por nuestros gobernantes que parecen agobiados por la aparición de muchas preguntas y pocas respuestas.

De allí se nos ha generado la angustiosa sensación de que estamos entrampados entre epidemias, guerras y cambio climático. O al menos parece, que en nuestras peores pesadillas van en esa dirección. De hecho, potencias económicas como Alemania, se preparan para un escenario con fuerte déficit energético, nunca antes experimentado.

Y nos podríamos preguntar ¿qué tiene que ver este escenario con nosotros los ajedrecistas? Pues mucho y de manera importante. Somos miembros de la familia humana y en número creciente. Probablemente nuestro planeta albergará para mediados del próximo año, 8.000.000.000 (ocho mil millones de habitantes); de los cuales solo la India y China sumaran unos 2.850 millones; esto es, cerca de un tercio de la población mundial. Seres que necesitarán más agua dulce, comida, medicinas, combustible y espacio vital.

Si valoramos como ciertas algunas estimaciones relativas a que el ajedrez está siendo jugado por unos 650 millones de personas en el mundo, entonces si tenemos una responsabilidad moral para con esta población. Es importante que la misma se informe, ilustre y tome conciencia respecto a lo que está ocurriendo en su entorno. Además, porque todo proceso inflacionario contrae la economía, las posibilidades de eventos ajedrecísticos de gran magnitud serán cada vez más infrecuentes, además de afectarse los proyectos y programas de alfabetización y difusión del ajedrez propuestos o subvencionados por los distintos gobiernos.

IV

De tal manera que, habiendo afirmado que el ajedrez es un juego de metáforas, también sabemos que este juego nos obliga a analizar un problema desde distintas perspectivas y puntos de vista. Es por ello que, así como destacados científicos nos han informado sobre las amenazas actuales, también filósofos, guías espirituales y mensajeros, nos han advertido respecto a las consecuencias de las caóticas relaciones que mantenemos entre nosotros mismos y con el ambiente natural; al cual hemos agredido violentamente.

Estos pensadores nos han comunicado que:

El futuro de la humanidad está en peligro. La civilización humana está en peligro, tanto por el colapso y la destrucción interna, como por la competencia y la influencia externa. Es hora que la humanidad crezca, termine con sus incesantes conflictos y comience a cooperar para la preservación de nuestro mundo.

Y evidentemente, nosotros los ajedrecistas somos parte de ese mundo, lo cual nos establece responsabilidades para con nosotros mismos y nuestras comunidades. Llegados a este punto, debemos convertirnos en líderes de nuestras casas y comunidades; en divulgadores para enseñar a nuestros hijos, familiares y vecinos que hemos atentado gravemente contra nuestros ecosistemas, que la naturaleza ha sido dañada por la codicia y el mal uso de parte de los propios humanos y que -irresponsablemente- hemos tomado demasiado de los recursos naturales en detrimento propio. Y que -en la medida de lo posible- tales daños deben ser minimizados y reparados en pro de la sobrevivencia de futuras generaciones.

En consecuencia y ante la realidad de una guerra habida entre Rusia y Ucrania, invito a nuestros amigos del ajedrez, para que sumemos nuestro apoyo a las comunicaciones efectuadas por grandes del tablero como los maestros Garri Kaspárov, Magnus Carlsen, Ian Nepomniachtchi y otros 40 jugadores de la élite del ajedrez ruso en contra de esta guerra; inclusive, la propia FIDE encabezada por su presidente, el ruso Arkady Dvorkovich.

Pienso que en nuestro mundo convulsionado necesitamos más pacifistas, gente comprometida con la vida, la libertad y la paz en tanto valores inalienables del ser humano; gente dispuesta al diálogo y a la negociación constructiva; cada uno según su Conocimiento, habilidades y disposición a dar.

Todos y cada uno de nosotros, tenemos la posibilidad de aportar nuestro grano de arena y de acción para evitar que esta guerra siga escalando hacia un escenario mundial. Y lo podemos hacer a título personal, participando en movimientos pacíficos o mediante información oportuna y veraz distribuida mediante correos electrónicos y demás aplicaciones de las redes sociales.

Por lo tanto, adquiramos conciencia de que vivimos en una joya de planeta, que lo que afecta a uno les afecta a todos; estemos preparados para defender nuestro derecho a la vida, la libertad y la paz. Es hora de que los guerreristas, recojan sus piezas.

O como diría el poeta, matemático, astrónomo y ajedrecista persa Omar Kayaán:

Porque esta vida no es
-como probaros espero-,
más que un difuso tablero
de complicado ajedrez.
Los cuadros blancos: los días
los cuadros negros: las noches...
Y ante el tablero, el Destino
acciona allí con los hombres,
como con piezas que mueve
a su capricho y sin orden...
Y uno tras otro al estuche
van, de la nada sin nombre.

Mis mejores partidas con la Ruy López

Alexei Shirov les presenta su primer DVD en español. Como tema del mismo ha elegido la apertura Española o Ruy López.

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Fuentes

  • Blanco, U. (2020). Ajedrez patrimonio cultural de la humanidad.
  • Blanco, U. (2021). La amenaza endógena: del yo ecológico al yo universal.

Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.