Olga, una mujer joven y atractiva, vive hastiada junto a su marido, el mediocre Bobby Imbergh. Mientras que ella busca cariño y atención, él solo está interesado en el ajedrez. Durante un torneo en Suiza, él tiene que enfrentarse a Boris Fjodorewich, uno de los mejores jugadores del mundo. Aunque se prepara con intensamente, en su interior Bobby Grimbergh sabe que volverá a perder también esta partida, como todas las anteriores. En estas circunstancias, su mujer decide tomar cartas en el asunto, elaborando un plan que no solo ayudará a que su marido consiga su primera victoria, sino que también le permitirá deshacerse de todas sus preocupaciones personales. Una película que hará pensar a muchos ajedrecistas. Subtitulada en español.
Esta hipótesis no puede ser constatada fehacientemente, aunque se la debe considerar muy probable, teniendo en cuenta que otro juego, el de barajas, fue en 1895 presentado por Louis Lumière en Partie des Cartes, un cortometraje de 43 segundos. En igual sintonía, Une partie de cartes fue de hecho el primer film que se le debe a Méliès: es de 1896 y tuvo una duración de 67 segundos.
La primera vez en el que el ajedrez habría sido representado en la cinematografía sucedió en octubre de 1899 cuando, en el marco del naciente cine mudo, se estrenó en Londres, Inglaterra, A game of chess and kisses.
El film fue producido por Gas Films y contó con la dirección de un pionero del cine inglés, George Albert Smith (1864-1959), cuyas iniciales dan precisamente nombre a la productora.
Se trata de un trabajo perdido en el que, no obstante, se aprecia desde su propio título la referencia al juego. Se sabe que es una comedia en la que un ajedrecista, tras ponerse una gorra, es besado por su contrincante.
Lo importante de este antecedente es constatar cómo el juego alumbra en una fase tan temprana de un portento cultural que recién comenzaba a dar sus primeros pasos. Es que, al momento de exhibírselo, estábamos a sólo cuatro años del que se considera el primer hito del cine, al menos desde la perspectiva del espectáculo, ese que se produjo el 28 de diciembre de 1895 cuando, en París, Francia, se hizo la primera exhibición pública de una película.
El carácter de cine mudo podría ser relativizado ya que, al momento de las respectivas proyecciones, en esos tiempos fundacionales, se solía recurrir a la música en vivo (en algunos casos incluso con orquestas). Ergo, la cualidad de silente aplica sólo para lo que sucedía en el momento de elaboración del film de origen, mas no en lo que acontecía a la hora de la exhibición.
Un próximo film con el ajedrez como centro de las miradas, del que afortunadamente se conserva registro visual, es Chess Dispute, el cual en el mes de agosto de 1903 se presenta en Londres, Inglaterra.
Se trata de un cortometraje sin sonido, que dura 1 minuto y 9 segundos, en blanco y negro, dirigido por Robert W. Paul (1869-1943), que consta de una única escena filmada por una cámara fija. Intervienen tres actores, de los que sólo se puede identificar a uno de ellos: Alfred Collins (1866-1951).
Chess Dispute es un paso de comedia en el que se visualiza a dos jugadores disputando una partida de ajedrez. Uno comete un acto tramposo, al mover dos veces consecutivas sus piezas, en un momento de distracción de su rival. Se genera entonces una discusión y, en el crescendo del conflicto, la situación deriva en una pelea física.
Desde el punto de vista técnico es interesante señalar que Chess Dispute constituye la primera película en la que parte de la acción transcurre fuera de la vista del espectador, no obstante lo cual es perfectamente comprensible, ya que la pelea cuerpo a cuerpo se intuye que se verifica por debajo de la pantalla, lo que queda en evidencia ya que se puede observar cómo los objetos de la disputa son arrojados por encima de la mesa. Este recurso, el de sugerir sin mostrar, que aquí aparece como novedoso, luego será empleado, una y otra vez, en la cinematografía mundial.
Se puede apreciar el film Chess Dispute de 1903, en YouTube
Del otro lado del Atlántico, en los EEUU se presenta el 18 de abril de 1906 un documental llamado Game of Chess, del que poco se sabe (muchos trabajos de estos periodos pioneros están perdidos), a excepción de que fue producido por The Winthrop Press, una compañía que estuvo activa desde ese mismo año.
El 29 de febrero, en el mismo país, y el 10 de abril de 1908, en el cine Alhambra de la ciudad francesa de Saint-Étienne, se estrena Partie d'échecs, un film de la compañía Pathé Frères, que se filmó en París en mayo de 1907.
Pathé es el apellido de unos hermanos que se dedicaron a la industria del espectáculo, fundadores en 1896 de la que se habría de transformar en la mayor empresa productora de cine del mundo, con sede en París. Dentro de sus innovaciones estuvo la de que, antes de la proyección del film, se presentase un resumen de noticias.
En Partie d'échecs se advierte a dos caballeros jugar al ajedrez en un café parisino. La bella esposa de uno de ellos, le hace en cierto momento una seña al otro caballero, invitándolo a una mesa de afuera, por lo que este hace rápidamente una jugada, lo deja pensando a su rival, abandona por un instante el lugar, para terminar por trenzarse a los besos con la dama infiel, sin que el marido, en su abstracción por la partida (la que para peor perderá), lograra percatarse del engaño.
De ese mismo 1908, de igual compañía y bajo un título esencialmente similar, tenemos un film presentado el 9 de noviembre en Dinamarca con el nombre Et Parti Skak (A game of chess se lo llamará en su estreno en los EEUU el 1° de octubre del año siguiente), que tiene como argumento un encuentro ajedrecístico protagonizado por James Palmerson y Willy Sanders, quienes se enfrentan mediando una apuesta en dinero.
Los jugadores, sumamente concentrados, no descansan, por lo que prosiguen la partida a lo largo de dos jornadas, sin cenar ni desayunar, permaneciendo inconmovibles, a pesar de que en cierto momento ingresan ladrones (uno de los cuales se dará el gusto de quitarle el cigarro a Sanders) y sin advertir tampoco que se produce un incendio.
De este modo se evidencia un concepto clásico: el ajedrez exige una abstracción tan absoluta que, el entorno externo al tablero de 64 escaques, desaparace por completo para los concentrados ajedrecistas.
El 22 de septiembre de 1908 se presenta en los EEUU, plaza que se transforma en un epicentro del desarrollo de la por el momento incipiente industria cinematográfica, After Many Years, una realización de Selig Polyscope Company, compañía fundada en la ciudad de Chicago en 1896.
El film, que tiene 17 minutos de duración, muestra una escena en la que se advierte a un joven acercarse a su padre cuando este se halla analizando una partida de ajedrez, momento en el que le comenta una propuesta laboral que le habrá de modificar la vida.
Este trabajo fue dirigido por uno de los máximos exponentes de esa profesión: el norteamericano D. W. (David Wark) Griffith (1875-1948), el mismo al que se le deberá la controvertida The Birth of a Nation (El nacimiento de una Nación) y la épica Intolerance (Intolerancia).
El 22 de febrero de 1909, siempre en el coloso del norte, se aprecia por vez primera una realización de la compañía Lubin Studios, A game of chess.
Siegmund Lubin (1851-1923) fue un pionero cinematográfico, de origen alemán, que montó su base de operaciones en la ciudad de Filadelfia.
Esa película participa de la idea que coloca al ajedrez como pretexto y facilitador de una relación amorosa entre los contendientes de una partida, al presentar una secuencia de imágenes que culmina con un beso apasionado de los que poco antes sólo eran contrincantes frente a un tablero.
El 19 de abril de 1909 Lubin es responsable de otro film, The Yiddisher Boy, en donde se aprecia una imagen de dos jugadores de ajedrez rodeados de varios espectadores, algunos muy pendientes del juego (aunque otros parecen sólo observar la cámara).
Esta cinta tiene la especial relevancia, desde la perspectiva del lenguaje cinematográfico, de haber sido una de las primeras en las que se emplea la posteriormente muy reconocida técnica del flashback.
Es una circunstancia bien conocida la del vínculo del estadista francés Napoleón Bonaparte (1769-1821) y el ajedrez, lo que será mostrado en varios filmes, comenzando por el lanzado en Francia en noviembre de 1909, La partie d'échecs de Napoléon.
Es una producción de Films Le Lion, que cuenta con la dirección del galo Victorin-Hippolyte Jasset (1862-1913), en un trabajo que se habría culminado de filmar en 1907.
Allí se lo representa al corso muy interesado en encontrar un rival del juego, en el contexto de cierto solaz, estando en los días previos de la batalla de Austerlitz, esa que se verificó el 2 de diciembre de 1805, donde triunfará el alguna vez emperador.
En ese contexto, Napoleón enfrenta al ajedrez al párroco del pueblo, donde se había escondido un teniente austriaco que estaba enamorado de su sobrina. Como el religioso triunfa, le corresponde un favor de su rival.
En ese contexto el religioso pide por el militar enemigo de los franceses, quien había sido descubierto y apresado. No sin meditar la respuesta, el corso responderá: «Deudas de juego, deudas de honor; yo las pago», una sentencia tan significativa como inolvidable.
Otro relato que apela a historia es Becket, que en 1910 se presenta con la dirección del británico Charles Kent (1852-1930), en el que se retrata la historia del canciller del rey Enrique II de Inglaterra (1133-1189), Tomás Becket (1118-1170), de tumultuosa vida, la cual finaliza con su asesinato por orden real aunque, más tarde, será reivindicado y convertido en santo y mártir tanto por la Iglesia Católica como por la Anglicana.
El film comienza con una partida de ajedrez disputada por ambos, la que inconvenientemente es ganada por el que ocupaba la posición más baja en la corona. El monarca, que como buen normando practicaba el juego, quedó muy enojado por la derrota (¿ese sería el comienzo de las disputas entre ambos?).
Ya no ni en Europa ni en América del Norte, sino yendo a otro continente, el de Oceanía, en 1911 se registra el 26 de agosto en Australia la aparición de otro film en el que el ajedrez entra en escena, lo que acontece con The assigned servant, viéndose a John Gavin (1875-1938) en el doble rol de actor y de director.
Allí se aprecia al juego nuevamente como excusa para un encuentro amoroso, en este caso entre el sirviente aludido en el título (quien era un exconvito) y la hija del propietario de la finca, en una relación que traerá aparejada incómodas derivaciones.
En el mes de agosto de 1911 se estrena en el Reino Unido An absorbing game, un paso de comedia sobre lo que le sucede a los participantes de un torneo de ajedrez, que es debido al fundador de la industria fílmica británica Cecil Milton Hepworth (1874-1953), con la dirección de Lewin Fitzhamon (1869-1961).
Un hecho trágico ulterior se vincula a esta obra: su productor, el mentado Hepworth, acuciado por graves problemas financieros, en 1924 destruirá varias películas, entre ellas esta, para conseguir algún dinero vendiendo el nitrato de plata que contenían los respectivos rollos.
El 9 de septiembre de ese mismo año se lanza en los EEUU, bajo el nombre de Mated by chess, una obra que tiene una notable particularidad al preverse la coloración de las imágenes, técnica que era de muy reciente aparición. A la hora de ser presentada, se dice que contempla escenas exteriores en las que se divisan “el follaje y las flores en su exacto color natural”.
Se consigna que es una producción de la Société des Etablissements L. Gaumont, empresa de origen francés que había sido fundada en 1895 (por lo que es la más antigua del mundo), sin que se señale quién es el director, en una prueba de que, en cierto momento del tiempo, parecían más relevantes las empresas responsables que los propios realizadores artísticos de las obras.
En este drama se verá a los amantes Edwin y Marjorie, sin poder prosperar en su relación por la manifiesta enemistad de las respectivas familias. Pero todo terminará bien, tras disputarse sendas partidas de ajedrez, en las que se decide apostar, de algún sutil modo, el destino de los jóvenes. Como se registra un triunfo para cada padre, esa señal de equilibrio es considerada todo un presagio, por lo que se decide aceptar el noviazgo.
El 2 de octubre de 1911 se exhibe en los EEUU His Stubborn Way, otra producción de Lubin, en donde se ve a un novio dejándose vencer al ajedrez con el padre de su comprometida, para complacerse con su futuro suegro logrando, gracias a esta estrategia, conseguir sus propósitos amatorios.
El 1º de enero de 1912 se estrena Cinderella, del escocés Colin Campbell (1859-1928), otro film realizado por la Selig Polyscope Company, en el que se narra la clásica historia de La Cenicienta, la que ya en 1899 había sido materia de tratamiento en el rubro por parte de Georges Méliès, quien hará una segunda versión de la historia en este mismo 1912 para Pathé. El ajedrez aparece, en el trabajo de Campbell, como se aprecia en un fotograma de una película que, lamentablemente, se halla perdida.
Bajo el recurrente y poco original título de A game of chess, el que evidentemente no tenía (aún) problemas de copyright, la empresa Majestic Film Company, creada en 1911 en la ciudad de Los Ángeles, proyecta en los EEUU el 18 de agosto de 1912 un drama/comedia al que se promocionó diciendo que era: “la más perfecta combinación de risas y lágrimas jamás producida”.
Allí se ve a dos ajedrecistas ancianos, cuyos hijos están en amores, en un vínculo que, en principio, cuenta con el beneplácito de aquellos. Sin embargo, el curso de la partida que juegan los hace enemistar, por lo que se teme que esa situación provoque secuelas irreparables en la incipiente relación de los vástagos. Estos se encargarán de corregir los hechos haciéndoles creer a sus padres que todo lo que había sucedido antes, separándolos, era un mero sueño, por lo que la relación, entonces, podía prosperar.
La presencia del ajedrez en escena, aunque no necesariamente con protagonismo, se convertirá en una situación recurrente en numerosos filmes de la época del cine mudo. Sería muy extenso, y entendenos que inoficioso, mencionar toda la casuística. Desde luego, para quienes quieran hacerlo, podrán consultar con mayor detalle las nóminas respectivas, no siempre completas, incluidas en los sitios citados en las fuentes bibliográficas. De aquí en más, por lo pronto, nos habremos de concentrar en aquellos trabajos que tengan una especial significación desde una perspectiva centrada en el juego.
En esa línea de estudio es por cierto relevante The Old Chess Players, una nueva producción de la compañía Lubin, exhibida el 24 de octubre de 1912 en los EEUU, en donde se verá a dos amigos, un zapatero alemán y un prestamista judío, pasar las tardes jugando al ajedrez.
Una vez más los respectivos hijos entran en amores. Pero hay un cambio respecto de otros relatos similares ya que, en esta oportunidad, el noviazgo era en principio consentido por sus progenitores.
Mas, una disputa sobre una movida del juego, abre una inesperada grieta entre los amigos, por lo que el compromiso de sus hijos queda trunco. Las cosas se agravan. La frustrada novia se enferma y, su padre, acuciado por deudas, empeña ante el prestamista varias de sus pertenencias, entre ellas el valioso juego de ajedrez; pero, al reconocerlo, el financista se compadece de la situación, dando paso a la reconciliación de los futuros consuegros ya que, ahora, con las cosas más en calma, sus respectivos hijos podrán llegar a concretar sus íntimos deseos.
Regresando a Europa, tenemos Una partita a scacchi (Une partie d'echecs), film producido en 1912 por la Società Anonima Ambrosio de Turin, Italia, con intertítulos en francés de algo más de 8 minutos, dirigido por el italiano Luigi Maggi (1867-1946).
La trama transcurre en buena medida en uno de los vagones de un tren en el que se enfrentan en una partida de ajedrez dos personas. Una de ellas, al advertir el peligro que corría ya que se dio cuenta que su rival era un loco muy peligroso (de hecho se había escapado del manicomino), logra dejar un mensaje de alerta en el andén de una de las estaciones. El alienado, tras darle jaque mate, se abalanza sobre su rival, tratando de matarlo; mas la policía llegará a tiempo para impedirlo.
Se puede apreciar el film Una partita a scacchi en European Film Gateway
El 12 de septiembre de 1913 Gaumont ofrece en Francia L'incarnation de William Sheep (La Double Incarnation de William Sheep) de Georges-André Lacroix (1877-1920), film que se creía perdido aunque, afortunadamente, pudo ser recuperado y, ulteriormente, se lo sometió al respectivo proceso de remasterización.
Sheep, el protagonista del relato, al caer enfermo, debe permanecer en su hogar, por lo que decide entretenerse analizando una partida de ajedrez. En esas circunstancias, es visitado por su sastre, quien era a su vez acreedor del joven, pero este no quiere ser interrumpido, por lo que le propone a su interlocutor, en plan de desvío de la atención quizás, que se enfrenten al juego.
El encuentro ajedrecístico se prolonga demasiado, cayendo ambos en un profundo sueño al lado del tablero. Ya en el plano onírico, se comprueba que Sheep está en un club de ajedrez, en el que confronta con un anciano rival, que era invencible el cual, poco más tarde, se convierte fantasmagóricamente en su propio doble. Asumiendo esta personalidad ajena, va a la casa de Sheep, para que el viejo reciba las atenciones de la mujer de aquel.
Poco después, se los verá al marido original y al Sheep duplicado, jugando al ajedrez en una taberna, momento en el que se dará una disputa entre ambos que pasa al plano físico. Ese es el preciso momento de volver del sueño. Un aún confundido y adormecido Sheep, al regresar a la realidad, prosigue su anterior pelea onírica, pero ahora contra el sastre-acreedor. Al advertir el equívoco se disculpa, y resigna la partida pendiente, con el simple expediente de arrojar las piezas y el tablero por los aires.
Como se aprecia, además del gran protagonismo del ajedrez en este relato, aparece la clásica figura del döppelganger, esa que fue tan influyente en la literatura antes y después la cual, llevada a la cinematografía, entregó ese mismo 1913 una perla del cine mudo llamada Der Student von Prag (El estudiante de Praga), el considerado primer film de arte del cine alemán.
Se puede apreciar el film L'incarnation de William Sheep, en versión remasterizada (con intercarteles en idioma inglés), en...
El 14 de mayo de 1914 se exhibe en los EEUU On the Chess Board of Fate (Sobre el tablero de ajedrez del destino), una producción de la Independent Moving Pictures Co. of America, compañía que se había fundado en 1909 en la ciudad de Nueva York, una obra del realizador Hanson Durham (1873-1941).
Estamos en presencia de un muy significativo uso del término ajedrez ya que, en este caso, se procura reflejar la idea de que el espacio escaqueado, en donde se desarrolla el juego, sirve de alegoría para reflejar una trama muy intensa, en la que el amor de los protagonistas está jaqueado por delicadas situaciones en las que se presentan traiciones, asesinatos, desfalcos financieros, engaños, duelo de floretes, intentos de envenenamiento, en fin, circunstancias muy intrigantes y extremas que pueden desarrollarse sobre el tablero de la vida.
El 3 de julio de 1914 se estrena Een partij schaak (Un ajedrez de fiesta), film del holandés Louis Chrispijn (1854-1926), con guión de su colega director Johan Gildemeijer (1871-1945), que fue lanzado en los Países Bajos.
En la película se observa a un hombre sospechar sobre la infidelidad de su esposa, quien a su entender estaría en amores con un joven. Ambos caballeros juegan la consabida partida de ajedrez y, dado que el marido se duerme en su transcurso, el otro aprovecha la situación para, efectivamente, hacer una declaración de amor a la dama, la que no será correspondida.
En ese 1914 nace en Nueva Jersey, EEUU, World Film Corporation, firma encargada de producir y distribuir películas. De su cosecha, en el 9 de noviembre de ese año se presenta The Wishing Ring: An Idyll of Old England, un trabajo de 54 minutos que es dirigido por el francés Maurice Tourneur (1876-1961)
El argumento del film pone el acento en la novia del hijo de un conde, que decide reconciliarlo con su propio padre, para lo cual lo visita a este cada día, oportunidades en las que juega al ajedrez y, de ese modo, intentar distraerlo del dolor que sufre por la enfermedad de la gota que lo aqueja.
En 1914 se estrena en los EEUU Pawns of Fate (Peones del destino), film dirigido por James Durkin (1879-1934) con lo que, uno de los trebejos del juego, sirve de referencia para denotar otra clase de connotación simbólica. Más allá de ello, no se pudo establecer una mayor conexión con el mundo ajedrecístico.
Con igual nombre, Pawns of Fate, se presenta el 14 de enero de 1915, también en ese país, otro film, dirigido ahora por el escocés Frank Lloyd (1886-1960), quien es protagonista del relato en tanto actor. Dura 20 minutos y, en su transcurso, el ajedrez ya no sólo es sugerido en el título sino que, en este caso, también es parte central de la trama.
En efecto, se ve a una joven jugar al pasatiempo con su padre quien, en cierto momento, toma en sus manos tres piezas, lo que lo lleva a trasladarse en el tiempo.
En esos trebejos observa determinadas personas: él mismo, en imagen de joven; un amigo y la novia de este, los que estaban representados en la reina blanca y su caballero (el caballo de ajedrez en el mundo hispano), quienes estaban enfrentados al caballero negro.
Estamos en presencia de la rememoración de un triángulo amoroso, cuando la pasión de los protagonistas se entremezclaba con otras situaciones, en las que la codicia y los negocios económicos generan conflictos adicionales (además del planteado por el amor comparido) entre quienes antes se consideraban amigos.
Dado que iban aumentando los minutos de los filmes, faciltado ello por razones de viabilidad técnica y, también, por una buena repercusión del nuevo lenguaje cultural que hacía que el público demandara que tuvieran una más larga extensión las proyecciones para asegurar un mayor disfrute, la posibilidad de que aparecieran imágenes vinculadas al juego de ajedrez, al menos en forma incidental, era cada vez más probable.
Así se lo podrá ver en A Fool There Was, película estrenada en los EEUU el 12 de enero de 1915 de más de 1 hora de duración, dirigida por Frank Powell (1886-1957), protagonizada por la popular actriz del cine mudo Theda Bara (1885-1955), oficiando como le era usual de vampiresa, en donde se puede ver un tablero. Ello ocurre aproximadamente desde el minuto 48 de la cinta, siendo el ajedrez mudo testigo de una dolorosa discusión en la que se plantea una situación de divorcio.
El 15 de mayo de 1915, en producción de Edison Company, empresa controlada por el inventor Thomas Alva Edison (1847-1931), se presenta en los EEUU His Peasant Princess donde se observa a dos soberanos, de reinos imaginarios, quienes quedan enemistados, extendiendo el conflicto personal a las naciones que regentean, tras disputar unas partidas de ajedrez.
La empresa francesa Pathé, de la que ya hablamos, fundó una filial en los EEUU y dispuso en ese país de una distribuidora de material del rubro. En ese contexto, será la responsable, en este año de 1915, de un trabajo filmado en el Manhattan Chess Club, cubriendo el torneo de maestros disputado en Nueva York, ganado por el cubano Capablanca, el vigente campeón del mundo, delante del local Marshall.
En efecto, en muchos cines de los EEUU se proyectó el cortometraje de marrras, con imágenes de una recreación en estudios de lo acontecido el 17 de abril en la primera ronda de la competencia, viéndose a los participantes posar ante las cámaras dirigidas por Raymond J. Brown (sin datos de filiación), el editor de Pathé News.
Dentro del cine mudo surgió prontamente un subgénero, el de los dibujos animados, registrándose su primera expresión en 1906 cuando James Stuart Blackton (1875-1941) presentó Humorous Phases of Funny Faces.
En esta particular modalidad el ajedrez también tendrá su lugar. Primeramente, el 20 de enero de 1916, ello acontece cuando se presenta, en Nueva York, The chess queen - A silhouette fantasy, un trabajo de Charles Allan Gilbert (1873-1929) que fue realizado mediante la combinación de siluetas trazadas con pluma y tinta.
Más relevante aún es su empleo en este rubro cuando lo tiene como eje a Bobby Bumps, un personaje muy popular en los EEUU entre 1915 a 1925, que representaba a un niño travieso, quien siempre era acompañado por su inseparable perro Fido.
Dentro de la profusión de películas que los tuvieron a ambos en pantalla, el 20 de marzo de 1921 se estrena Checkmated, bajo la dirección de Earl Hurd (1880-1940), y con producción de la Paramount Famous Lasky Corporation, emblemática entidad, creada en 1912, en Hollywood, Los Ángeles.
Volviendo a la secuencia cronológica, es tiempo de hablar de lo que ocurría del otro lado del Atlántico, un océano que en algún sentido será un puente entre continentes, ya que surcando sus aguas se dio la posibilidad de emigración y de intercambio de material.
Ese es el caso del alemán Ernst Lubitsch (1892-1947), un realizador que en 1922 rumbeará hacia el nuevo continente, donde hará una gran contribución, como por ejemplo en 1939 cuando ofrezca Ninotchka con el protagonismo de la inolvidable Greta Garbo (1905-1990).
De su período europeo previo, tenemos Als ich tot war (Cuando estuve muerto), un cortometraje de 35 minutos de 1916, con intertítulos en alemán, en donde el propio Lubitsch, como muchos de los directores de la época, oficia complementariamente de actor.
El ajedrez hace aquí acto de presencia en una de las primeras escenas, que resulta clave para lo que sucederá en todo el relato. Un hombre es invitado para un desafío entre maestros, que se disputaría esa misma noche, por lo que le pide a su esposa interrumpir la cena familiar. Ella, apoyada por su madre, se muestra contrariada por la situación, pese a lo cual el caballero opta por ir al club.
A partir de ese momento, la situación se dará en la sala de ajedrez, donde se presencia un clima epocal típico: fumadores de habano; barbas profusas y bigotes gigantes de los contertulios; ninguna mujer en las inmediaciones; todo muy masculino, todo muy noctámbulo, todo muy centrado en el ajedrez.
Los jugadores comienzan su partida, en la que se advierte alguna incorrección reglamentaria, como la del incumplimiento de una máxima fundamental, esa que indica “pieza tocada, pieza movida”.
Por otra parte, en ausencia de reloj, el conductor de las blancas, el marido de aquella mujer que se sintió abandonada, comienza a impacientarse, ante las excesivas demoras en responder de su rival.
La noche transcurre, el jaque mate por fin llega pero, cuando el protagonista vuelva a su casa, será víctima de la intrigante de su suegra, quien había trabado la entrada.
La ausencia de esa noche significará el quiebre del matrimonio y, a partir de ese momento, el desarrollo de otras vicisitudes penosas, fundamentalmente la de que el caballero simule su muerte (de allí el título del relato).
Decide el caballero adoptar otro aspecto, regresando al hogar, ahora como empleado, para procurar recuperar el amor de su esposa, ese que se había interrumpido por la inopinada decisión de concurrir a un torneo de ajedrez…
Se puede apreciar el film Als ich tot war de 1916 (en versión restaurada en 2012), en...
En Rusia, la URSS como entidad política estaba a poco de alumbrar, se estrena el 5 de noviembre de 1916 El juego de ajedrez de la vida (en ruso Шахматы жизни), un trabajo de Alexander Uralsky (1883-1942), en el que se aprecia el protagónico de la notoria actriz local Vera Kholodnaya (1893-1919).
La película, que tuvo una gran repercusión en público y crítica en su momento, se basa en el libro Check and Mat, de la rusa Anna Mar (Anna Yakovlevna Lenshina: 1887-1917). Si bien la cinta se halla perdida, dados los títulos del film y de la obra en la que se inspiraba, las connotaciones ajedrecísticas resultan más que obvias.
Regresando a América, el 21 de mayo de 1917 se estrena en los EEUU The Checkmate, bajo la dirección de Sherwood MacDonald (1880-1968), un drama que, desde el nombre del film, se anticipa el conflicto agonal.
Un hombre, y su hijo adoptivo, son fanáticos del ajedrez. El joven es seducido por una inescrupulosa mujer, que ansiaba la fortuna de su familia, pero es obligada a alejarse tras ser desenmascarada por su turbio pasado. Ese será el jaque mate para ella. El uso del juego, entonces, reside en el relato en sus significativas cualidades metafóricas.
Muchos nombres famosos de actores tendrán en sus manos piezas de ajedrez en el contexto de filmes destacados. Por caso, el mítico Rodolfo Valentino (Guglielmi era su apellido real: 1895-1926), el considerado primer sex-symbol del cine mundial, las tuvo en The conquering power, un trabajo de 1921 dirigido por Rex Ingram (1892-1950), uno de los mejores directores de su tiempo, quien volverá a incluir al ajedrez en julio de 1922 en The Prisoner of Zenda.
Otro actor prestigioso que tiene al ajedrez en su radar, y por partida triple, es Douglas Fairbanks (1883-1939), cofundador de United Artists (compañía creada en el afán de los artistas de controlar sus propios productos comerciales), lo que sucede: en 1916 en The Mystery of the Leaping Fish, dirigida por el estadounidense John Emerson (1874-1956); en 1921 en The Three Musketeers, del también norteamericano Fred Niblo (1874-1948), donde se aprecia una partida protagonizada por el rey francés Luis XIII (1601-1643) y el Cardenal Richelieu (1585-1642), y en 1922 en Robin Hood, del canadiense Allan Dwan (1885-1981).
Si hablamos de grandes estrellas del cine mudo, no hay otra más trascendente que Charles Chaplin (1889-1977), a quien se lo puede ver jugando al ajedrez, aunque no en una película, enfrentando a un aún niño Samuel Reshevsky (1911-1992), uno de los mejores jugadores del mundo de tiempos venideros (nacido en Polonia aunque emigró luego con su familia a los EEUU), en una partida ganada por el pequeño prodigio en una sesión de simultáneas que se desarrolló en el Los Angeles Atlhetic Club en el mes de junio de 1921.
Ambos se habían conocido poco antes, en el contexto de la filmación de The Kid, la clásica película de 68 minutos de Chaplin, que fue estrenada en los EEUU el 21 de enero de 1921.
Un dato complementario, algo al margen, aunque siempre centrado en el mundo de 64 escaques: Jackie Coogan (1914-1984), el niño de The Kid, en marzo de 1923 aparecerá jugando al ajedrez en Daddy, trabajo cinematográfico que dirigirá E. Mason Hopper (1885-1967).
Las aludidas personalidades, Chaplin, Fairbanks y Reshevsky, serán vistas, en derredor de un tablero de ajedrez, en un hecho que sucedió el 27 de junio de 1921 en el contexto de la filmación del ya citado The Three Musketeers.
Una posibilidad que podía darse en esta época pionera del cine mudo, que será del todo frecuente en tiempos futuros, es la de que se llevaren a la pantalla grande historias de la literatura que, por su temática, remitieran a cuestiones ajedrecísticas.
Es lo que sucedió, entre otras veces, en el caso de un film perdido, de una duración de 60 minutos, producido por la que con el tiempo se transformaría en la poderosa Paramount Pictures, que el 21 de diciembre de 1919 fue presentado en EEUU, bajo el título de His Wife's Friend, dirigido por el canadiense Joe de Grasse (1873-1940).
Esta película estuvo inspirada en The White Rook (La torre blanca), un trabajo del género de la novela policial, en la que se refleja la investigación acerca de la causa de un supuesto suicidio, que fue publicada por Chapman & Hall en 1917, siendo de la autoría del escritor John Burland Harris-Burland (1870-1926) quien, a la sazón, también ofició de coguionista para su adaptación al cine.
La connotación ajedrecística claramente se deriva del nombre de ese texto literario de base, lo que queda ratificado por un elocuente aviso publicitario en el que se promociona el film que muestra, justamente, a uno de los protagonistas exhibiéndole a la otra persona una torre blanca correspondiente a un set de ajedrez.
Muchos directores prestigiosos, además del ya mencionado D. W. Griffith, pondrán al ajedrez en escena en estos tiempos del cine mudo.
Son los casos de, entre otros, el alemán Fritz Lang (1890-1976), quien en su calidad de guionista (como director ya se encargará de ofrecer en 1927 la inolvidable Metrópolis), lo contempla en 1919 en Die Pest in Florenze; el norteamericano Cecill B. DeMille (1881-1959), que lo hace en The affairs of Anatol, un largo de casi dos horas estrenado en 1921 en el que el protagónico le cupo nada menos que a Gloria Swanson (1899-1983), una de las máximas actrices de su tiempo; del inglés Alfred Hitchcock (1899-1980), quien lo incluyó en 1927 en The Lodger: A Story of the London Fog, su tercera película dentro del cine mudo, y el también estadounidense John Ford (1894-1973) el cual, con el curso del tiempo ganará siete Premios Óscar al mejor director, que incluye al juego en Four Sons, film exhibido por vez primera en los EEUU el 13 de febrero de 1928.
Por su parte, el ajedrez hará acto de presencia en una joya de la cinematografía mundial, ya que el soviético (letón) Serguéi Eisenstein (1898-1948) lo presenta en su extraordinaria Октябрь (Octubre), film estrenado el 20 de enero de 1928, en el que se disfruta adicionalmente la excepcional música de Dmitri Shostakóvich (1906-1975).
El tablero de 64 escaques es mostrado en una sugerente escena, que transcurre en un tiempo en el que la revolución parecía haber entrado en un cono de sombras, estando Lenin (1870-1924), un reconocido aficionado al ajedrez, en el el exilio.
En un bello palacio imperial, se aprecia desde el minuto 29 del rodaje una mano, que corresponde a la del Presidente del Gobierno Provisional, Aleksándr Kérenski (1881-1970), un revolucionario que había perdido el rumbo quien, bajo los influjos de la residencia en la que estaba, al sentirse tan poderoso como el emperador francés Napoleón (habían estatuas en el sitio que remitían al corso), otro apasionado por el pasatiempo, imagina una suerte de acto de coronación en la que seguramente él mismo será la persona que habría de recibir el cetro. Ese imaginario se le presenta al dibujar despreocupadamente, a partir de diversos elementos, sobre la superficie cuadriculada del tablero, una escena que evoca a una coronación.
Se puede apreciar el film Octubre de 1928, con intertítulos en ruso y traducción al inglés, en YouTube
Un dato complementario sobre el director: Eisenstein volverá al juego, en 1943, ya en el marco del cine sonoro, en otra de sus realizaciones que se conviertirá en todo un clásico: Iván el Terrible.
En ella se puede advertir que, tratándose de un suceso histórico ocurrido en el siglo XVI, se menciona a la figura de la reina como pieza ajedrecística (a la que se la denomina en idioma ruso, incluso actualmente, ферзь o pherz, es decir adaptando el nombre que recibía el trebejo del visir en el mundo persa en la antigüedad: farzin) lo que, en el caso del país, resultaría a lo sumo una relativa novedad. Es más, conforme algunos estudios especializados, el ingreso al juego de un trebejo con rostro femenino, podría más bien haber acontecido, o al menos haberse consolidado, en el siglo siguiente, en vigencia del mandato de la zarina Catalina II la Grande (1729-1796).
Se puede apreciar la escena ajedrecística del film Iván el Terrible de 1943, hablada en ruso y con traducción al inglés, en YouTube.
El 13 de noviembre de 1924 se estrena en Berlín, Alemania Das Wachfigurenkabinett (El gabinete de las figuras de cera), dirigida por Paul Leni (1885-1929), la que ilustra la figura de Harún al-Rashid (763-809), el califa de Bagdad que era un reconocido aficionado al ajedrez (shatranj).
En el film se presenta la situación de cómo el soberano pide la cabeza de un panadero, que osó vencerlo en el juego, y de los pormenores que se generan a partir de ese suceso.
En cierto momento del film (a partir del minuto 7) se muestra un cartel, en idioma inglés, en el que se dice: «El califa preserva su cerebro de engordar como su estómago mediante una partida de ajedrez que juega diariamente con su Gran Visir».
En ese lapso se aprecia que el califa, quien mueve las piezas con una especie de cetro. y no con sus propias regias manos, recibe jaque mate.
Nuevamente se verifica en este caso que el tablero está mal colocado ya que, la casilla extrema de la primera fila es oscura, y no clara, como se regula modernamente en el ajedrez.
Desde la perspectiva histórica, sin embargo lo más inconsistente es que se muestra que se empleaban piezas en formas de estatuillas que representan seres reales, lo que en el shatranj no era lo habitual ya que, por motivos religiosos, el Corán prohibía el uso de imágenes : es sabido que las piezas, en la modalidad imperante en el mundo musulmán, eran bien distintas respecto de las que conocemos y, en cualquier caso, su perfil era del todo abstracto.
Se puede apreciar el film Das Wachfigurenkabinett de 1924, en YouTube.
Ya hemos hablado de un temprano film en el que la figura de Napoleón estuvo reflejada en su vínculo con el ajedrez, lo que sucedió en 1909 al estrenarse en Francia La partie d'échecs de Napoléon.
En esta línea de reconocimiento del vínculo del juego con la historicidad, tenemos un segundo momento de esta saga, con protagonismo del corso, cuando se presenta, en la Ópera Garnier de París, el 7 de abril de 1927, una película dirigida por el francés Abel Gance (1889-1981), que era de dos años atrás, la que llevaba por título precisamente Napoleón.
En ella se aprecia la música del gran Arthur Honegger (1892-1955) y se puede consignar otro detalle muy especial: entre los actores, se advierte la presencia del extraordinario poeta Antonin Artaud (1896-1948).
Este trabajo, que es un hito del impresionismo, se lo considera, por ejemplo en la opinión de los cineastas norteamericanos Martin Scorsese (nacido en 1942) y Francis Ford Coppola (nacido en 1939), una de las mejores expresiones cinematográficas de la historia y, desde ya, del cine mudo.
A la empresa dirigida por este último se le debe una versión restaurada del film de Gance… ¡de más de cuatro horas de duración! Claro, el original era nada menos que de 332 minutos. Adicionalmente, el director francés, en 1935, hará una película sonora recreando su propio trabajo anterior.
Dentro de la profusión de imágenes se verá, en el contexto de un Bals des victimes, esos bailes que eran tan típicos en la Era del Terror, una situación en la cual, frente a las diversas opciones de desnudez que se le ofrecían, Napoleón prefiere más castamente jugar al ajedrez con el general Lazer Hoche (1768-1797).
Sin embargo, en una muestra de absoluta picardía, al tomar la pieza de la reina rival, con intención de capturarla, aquel mira a Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie (1763-1814), la cual era codiciada por ambos, la famosa Josefina (cuyo primer esposo había caído por efecto de la ominosa guillotina), quien llegaría, de la mano de Napoleón a ser, en cierto momento de la historia, emperatriz de Francia. Al cabo de todo se dará un doble triunfo del corso sobre Hoche: en la partida y en la conquista amorosa.
Habrá, siempre dentro de los parámetros del cine mudo, dos trabajos más de esta tipología, siendo ambos de 1929 y producidos en Alemania. Por una parte, en enero se presenta Waterloo, bajo la dirección del austriaco Karl Grüne (1890-1962) y, por la otra, el 7 de noviembre en Berlín se estrena Napoleon auf St. Helena, una realización del teutón Lupu Pick (1886-1931).
En el primero de los films se observa que el ajedrez es practicado, hacia el minuto 27, por un militar uniformado enfrentando a una dama en evidente plan de seducción (particularmente de parte de ella que no duda en arrojar las piezas para iniciar una secuencia más íntima). En el otro, quien juega es el corso, ya en el marco de su exilio definitivo en la isla que lo viera morir.
Se puede apreciar el film Waterloo de 1929, en YouTube.
En el terreno de ficción, aunque con visos de cierta historicidad, se presenta un relato inspirado en Wolfgang von Kempelen (1734-1804), el creador del autómata del ajedrez, quien es retratado en Le Joueur d'échecs, film estrenado en Francia el 20 de julio de 1927 que fuera dirigido por el francés Raymond Bernard (1891-1977), que tuvo una duración de más de 80 minutos.
En el transcurso de la película, que tuvo una excelente repercusión en su tiempo, siendo muy valorizada asimismo en épocas posteriores, se presenta una situación en la que se verá a von Kempelen ocultar a un amigo polaco dentro del cuerpo del reconocido dispositivo ajedrecístico de su invención.
En ese contexto, se aprecia a Catalina II (1729-1796) jugar una partida contra el autómata (ataviado con un turbante que apela a su exotismo y orientalidad). Es que la zarina había aceptado dirimir sus supremacías con Polonia a través de ese enfrentamiento. Empero, tras perder, la zarina ordena la destrucción de la supuesta máquina y fusilar, en definitiva, a quien estaba en su interior.
Este film será objeto de una remake en 1938 cuando será llevado a la pantalla, ya en la época del cine sonoro y con el mismo nombre, bajo la dirección de Jean Dréville (1906-1997), siempre en Francia.
Se puede apreciar la escena final de Le Joueur d'échecs de 1927, en YouTube.
Mucho antes, la idea del dispositivo que jugaba ajedrez había sido incluida en una película norteamericana, llamada White Tiger, una producción de Universal Pictures, compañía fundada en Nueva York en 1912, dirigida por Tod Browning (1880-1962), que había sido estrenada el 17 de diciembre de 1923.
En ella se observa, sobre el minuto 6 del film, a un autómata con el clásico turbante, que juega al ajedrez con un cliente en un museo de cera en Londres. Por supuesto que, dentro de ese émulo del invento de von Kempelen, había como en el original una persona que accionaba las jugadas
Más tarde, ese portento es utilizado para pasar contrabando a los EEUU. En cierto momento, se presenta en la pantalla un cartel, ubicado en el minuto 36 de la película, acompañando una situación en la que se había visto previamente al dispositivo ganar una partida, en el que se dice: “Sin prestar atención a los peones humanos de abajo, el ajedrecista hace su movimiento magistral en la mejor partida que jamás haya jugado".
Se puede apreciar el film White Tiger de 1927, en YouTube.
Una nueva posibilidad que se generó, con este lenguaje cultural de índole visual que significó el desarrollo de la cinematografía, fue la de llevar a la pantalla grande relatos célebres de la literatura, algunos de los cuales pudieron haber sido concebidos en estrecho vínculo con el ajedrez.
Eso sucedió con Alice Through the Look Glass, film dirigido en 1927 para Pathé por Walter Lang (1896-1972), presentado en los EEUU el 12 de febrero de 1928, inspirado en el libro del inglés Lewis Carroll (1832-1898), Alicia a través del espejo: y lo que encontró allí, en el cual, como es bien sabido, se la ve a la niña que, en el contexto de una partida de ajedrez disputada sobre un gran tablero a escala humana, se habrá de convertir en un peón que, al cabo de todo, se transformará en reina.
Se puede apreciar el film Alice Through the Look Glass de 1927, en YouTube.
De mucho antes tenemos un film inspirado en otro trabajo del propio Carroll, el célebre Alicia en el País de las Maravillas. Se trata de Alice in Wonderland, que tuvo la dirección de W. W. Young (sin datos de filiación), estrenado el 19 de enero de 1915 en los EEUU, en producción de The American Film Manufacturing Company, del cual hubo varias versiones.
En una de ellas, la que podría ser más amplia, se cree que se habrían tomado elementos de los dos textos, por lo que se habrían incorporado escenas ajedrecísticas, como aquella en la que se registra el hecho de que Alicia se reúne en un banquete con las soberanas blanca y negra en una situación que, en el libro original, es definida como «enroque de reinas».
Sin embargo se especula, en una visión alternativa, que las imágenes correspondientes a Alicia a través del espejo: y lo que encontró allí, Young pudo haberlas incluido en otro film, uno que se hubiera perdido.
Como se aprecia, estamos bien dentro de la década del 20, la que fue muy importante ya que, en ella, se dio la variación, primero incipiente, luego rápidamente efectiva, entre el cine mudo y el cine sonoro.
El punto de inflexión estuvo dado en este 1927 cuando se estrena en los EEUU El cantor de jazz, la primera película comercial en la que se registra un sonido sincronizado.
En este devenir el ajedrez seguirá apareciendo, una y otra vez, en las producciones cinematográficas, ahora bajo ambas modalidades.
De esos márgenes temporales de transición, ya sobre el filo del periodo, tenemos un film checoslovaco, Erotikon, que fue estrenado el 27 de febrero de 1929, con la dirección de Gustav Machatý (1901-1963), rodado en la hermosa ciudad de Karlovy Vary (Carlsbad, conforme la llamaban los alemanes en los tiempos que estuvo bajo sus dominios).
Se trata del mismo lugar en donde se disputaron numerosos torneos de ajedrez de prestigio como, por ejemplo, el que en 1907 ganó el polaco Akiba Rubinstein (1880-1961); el de 1923, con triunfo del para entonces francés (nacido en Rusia), y aún no campeón del mundo, Alexander Alekhine (1892-1946), o el de 1929, en el que Capablanca, de quien ya hablaremos más específicamente más adelante, fue superado por el danés (nacido en Letonia) Aron Nimzowitsch (1886-1935).
Erotikon (en el mercado anglosajón Seduction y, concordantemente, en el francés Séduction) es una de las primeras películas que se consideran eróticas, como bien sugiere el título, en la que se observa una larga escena, a partir del momento cronometrado en el cuarto minuto tras la primera hora del film, en la que dos caballeros se enfrentan al ajedrez, uno de los cuales es acompañado por una dama quien, en cierto momento, parece querer ayudar al rival.
En esa imagen se advierte, primero, una tensión erótica entre estos dos y, lo que es de lamentar para quienes amamos el juego, también se observa que el tablero está mal colocado (la casilla extrema a la derecha de la primera línea de cada jugador es de color negro y no blanco) y que la posición de la reina y del rey de cada contendiente está invertida. Un pecado ajedrecístico que, huelga decir, no fue ni seráexclusivo de este film.
Se puede apreciar el film Erotikon de 1929, en YouTube.
De una década, la del 20, en la que aún había estado primando el cine mudo, hay dos películas que resultan del todo emblemáticas desde la perspectiva del ajedrez: una se produjo en Francia; la otra, en la URSS.
La primera de ellas es Entr'acte, una joya en el género de los cortometrajes, que fue dirigida en 1924 por René Clair (1898-1987), que tiene una duración de 17 minutos y fracción.
En el film se cuenta con la participación de una constelación de importantes artistas de los movimientos dadaísta y surrealista, como ser: Erik Satie (1866-1925), quien es responsable de su música; Francis Picabia (1879-1953), a la sazón coguionista, y, en roles estelares como actores, además de ellos dos, aparecen nada menos que Man Ray (1890-1976) y Marcel Duchamp (1887-1968).
Duchamp fue uno de los principales referentes y fundadores del surrealismo pero, en cierto momento, dejó de lado su carrera de artista por su pasión por el ajedrez, el que jugó con fruición, por ejemplo en su estadía de nueve meses en Buenos Aires, Argentina, entre los años 1918 y 1919.
A este artista, al que se considera como uno de los más influyentes del siglo XX, quien supo representar a Francia en torneos olímpicos de ajedrez, se le debe esa reconocida frase por la que se asegura que, así como todos los ajedrecistas son artistas, todos los artistas no necesariamente son ajedrecistas, dando prueba cabal de cuál era su verdadero orden de prioridades en la vida, al menos en términos de predilección.
Pues bien, en el film de René Clair, en el carrousel de imágenes que se suceden, las que tienen como escenario a la bella París, se verá a Duchamp (ubicado a la izquierda de la pantalla) disputar una partida con Man Ray, sentados en la azotea de un edificio citadino, muy concentrados en el juego.
En el respectivo tablero, se sobreimprime la imagen de una rotonda de una ciudad, en la que se representan numerosos automóviles girando en torno a un gran monumento que corona la plaza central en forma de obelisco.
Primero, Duchamp y Man Ray ofician meramente como sorprendidos testigos de lo que sucede en la superficie de ese tablero, el que se halla intervenido por esa otra realidad; luego, sobreviene una caída de agua furiosa, desapareciendo súbitamente de la imagen los protagonistas tras ese temporal.
Quienes vean este film, de insuperable nivel de calidad, seguramente quedarán conmovidos por su originalidad, su particular vértigo inicial y la interesante y larga escena de cierre, en la cual se presenta un cortejo fúnebre con un carro tirado por un camello en vez de un caballo (¡surrealismo puro!).
Se culmina la trama de una forma que resulta tan sorprendente cuan inolvidable, con un virtual doble final, destacándose el ingenio del creador quien, al exhibir a un mago resucitado, lo presenta a continuación con su varita mágica en acción, haciéndolo todo desaparecer, incluso a sí mismo como persona, y al propio film, en el marco de un inquietante simbolismo (¿nos podría hacer desaparecer también a nosotros en tanto espectadores?).
Después de ver Entr'acte, en particular ese magnífico y sorprendente cierre, nos queda claro que siempre las fronteras entre la realidad y la ficción resultan efímeras. Es más, podríamos llegar a creer que todos, cada uno a su manera, sólo somos parte de un gigantesco acto de prestidigitación de algún desconocido, demiúrgico y tal vez bromista ilusionista. O de un Dios que mueve al jugador como este a las piezas del ajedrez (y sucesivos Dioses en una cadena iterativa sin fin), como concibió el poeta argentino Jorge Luis Borges (1899-1986).
Se puede apreciar el film Entr´acte de 1924, en YouTube.
El vínculo de Duchamp con el ajedrez y el cine no se agotará con Ent´racte. Es que al artista francés se lo podrá ver, ya en el cine sonoro, en un trabajo del todo experimental, titulado 8X8 - A Chess Sonata, que fue codirigido en 1957 por el propio Duchamp, junto a su compatriota Jean Cocteau (1889-1963) y el teutón Hans Richter (1888-1976), el que fue definido como «un cuento de hadas para el subconsciente basado en el juego de ajedrez».
El segundo film del periodo del cine mudo en el que el ajedrez tuvo un tratamiento particularmente impactante, es Shakhmatnaya Goryachka (más exactamente Шахматная горячка o, en español, Fiebre por el ajedrez), una obra que en 1925 viera la luz en la URSS, gracias a la dirección conjunta de los soviéticos Vsévolod Pudovkin (1893-1953) y Nikolai Shpikovsky (1897-1977).
La trama de un film que tiene una duración de casi 20 minutos, pone el acento en el torneo de ajedrez que en ese año de 1925 disputaron en Moscú, entre los meses de noviembre y diciembre, 21 jugadores de la élite mundial, el que fue ganado por el local (más tarde emigrará a Alemania) Efim Bogoljubow (1889-1952), delante de numerosas figuras, siendo secundado en la porfía por el alemán (quien por su parte terminará sus días en los EEUU) Emanuel Lasker (1868-1941), el anterior campeón mundial.
En las imágenes proyectadas se incluyen numerosas tomas reales de la competencia, asumiendo en el film, a pesar de ser una ficción, un rol muy protagónico (de hecho es la primera persona en ser mostrada), el vigente titular del orbe, el cubano José Raúl Capablanca (1888-1942), quien saldrá tercero en la referida competencia ajedrecística.
Además, se los verá en pantalla, asumiendo papeles menores, a varios notables jugadores: el norteamericano Frank Marshall (1877-1944); el chescoslovaco Richard Réti (1889-1929); el mexicano Carlos Torre Repetto (1904-1978); el inglés Frederick Yates (1884-1932), y el austriaco Ernst Grünfeld (1893-1962), entre otros.
La trama transcurre en la capital soviética centrándose el relato en una pareja de novios cuyos integrantes están a punto de contraer matrimonio. Pero el futuro marido, atrapado en la fiebre que despertó en la sociedad moscovita la magna competencia (¡hasta se lo ve vestir prendas ajedrezadas, incluidas sus medias!), parece olvidarse de sus compromisos.
Para peor, cuando le pide a su amada perdón por esos descuidos, comete una nueva torpeza ya que, en ese mismo instante del remordimiento, al arrodillarse ante ella, vuelve a distraerse al concentrarse en una partida de ajedrez y no en el acto de contrición frente a su amada.
Ya una amiga de la novia previamente le había advertido a esta: «Recuerda que el ajedrez es peligroso para la vida familiar». La evolución de los acontecimientos le estaban dándole la razón a la consejera. La joven, furiosa, viendo que el ajedrez se había convertido en el objeto más odioso del mundo, termina por repudiar a su amado.
Cuando va a buscar consuelo en su abuelo, este le sugiere a la frustrada novia calma y, para garantizarla, no tiene mejor idea que regalarle….un libro de ajedrez conteniendo viejos problemas!!! Desesperada, acude a una farmacia, para conseguir un veneno para acabar con su vida, observándose en ese instante a los farmaceuticos muy ocupados…. analizando partidas de ajedrez.
Mientras tanto, el caballero va a un puente donde, en muestra de arrepentimiento, arroja algunas pertenencias ajedrecísticas (¡incluidas sus preciadas medias!), evalúa tirarse él mismo a las aguas, pero reacciona a tiempo, decidiendo volver con su prometida, contexto en el cual llega a la conclusión de que «el amor es más fuerte que el ajedrez».
La dama, que se aprestaba a envenenarse, al tomar el frasco, comprueba que el vendedor, incurso en la «fiebre por el ajedrez», le había dado a ella, debidamente envuelta, en vez del recipiente pedido una pieza del juego por lo que, al menos en este episodio, el ajedrez surge providencial.
En ese contexto aparece el galante Capablanca quien le dice a la angustiada protagonista que, en compañía de una mujer hermosa, él también podría llegar a odiar el ajedrez. Ella, sin saber de cuál era la profesión del caballero, se complace de haber encontrado a alguien que, así lo supuso… también odiaba al ajedrez!!!
Los dos se hacen amigos aunque, tratándose del seductor de Capablanca, podría pensarse que, si la situación se hubiera dado en el plano de la realidad, y no meramente en el cinematográfico, tal vez no necesariamente todo hubiera quedado reducido a ese plano amical. Es sabido que el cubano, así se lo aseguraba, no dejaba en pie ninguna dama, ni dentro ni fuera del tablero.
Al cabo de la situación, la joven decanta por asistir al torneo, sitio en el que la verá, bastante sorprendido, su novio, quien corre fervoroso en busca de su prometida. Se abrazan, unidos por su amor, ahora fortalecido, inesperadamente, por el ajedrez. En esas condiciones se verá al joven que, sobre un diminuto tablero, apoyará el anillo con el que le pide matrimonio a su amada.
El ajedrez como fiebre. El ajedrez como motivo de disgusto y separación. El ajedrez como redención…
Se puede apreciar el film Shakhmatnaya Goryachka (Fiebre por el ajedrez) en YouTube.
Esta película tiene una relevancia cultural adicional ya que influyó marcadamente en el escritor soviético Vladimir Nabókov (1899-1977) a la hora de concebir la novela La Defensa Luzhin, publicada en 1930, trabajo que tiene como eje la vida de un ajedrecista.
Esta otra historia, por su parte, como prueba de que el ajedrez está siempre presente como poderosa fuerza cultural inspiridadora, será asimismo llevada a la pantalla grande, en el 2000, bajo la dirección de la neerlandesa Marleen Gorris (nacida en 1948).
En este trabajo hemos hecho una recorrida analizando el íntimo vínculo que tuvo el ajedrez con el cine mudo.
Estamos en presencia de un nuevo lenguaje cultural, que tomó impulso a inicios del siglo XX el cual, en lo que respecta específicamente a los primeros estadíos del cine mudo, se caracterizó por la exhibición de imágenes en blanco y negro y la falta de sonido en la producción de origen.
Películas en blanco y negro, como los escaques del tablero y las piezas del juego.
Películas con imágenes mudas que, al volver a verlas, recuperan su intensa magia original dejándonos, a los actuales espectadores, literalmente sin palabras.
Películas pioneras, en las que el ajedrez tuvo presencia, desde el mismo momento en que se observara que la incipiente industria y la nueva expresión de arte comenzaran a dar sus primeros pasos.
Esta relación establecida entre cine y ajedrez habrá de proseguir, progresiva y permanentemente, con el transcurrir del tiempo, dando cuenta de un fenómeno que, bien lo sabemos, ha venido sucediendo desde siempre: el ajedrez se relaciona estrechamente con la cultura y es, en sí mismo, una expresión de orden cultural.
En estas condiciones, el vínculo del ajedrez con el cine, y el hecho de que su presencia en los filmes sea de tan vieja data y extendida expresión, y su continuidad en el tiempo, es una situación que podía considerarse previsible y, en cualquier caso, idiosincrásica.
El ajedrez, en ese sentido, nunca nos terminará de sorprender, en su virtual omnipresencia, en todo momento y lugar.
Como siempre lo ha sido. Como siempre lo será.
Olga, una mujer joven y atractiva, vive hastiada junto a su marido, el mediocre Bobby Imbergh. Mientras que ella busca cariño y atención, él solo está interesado en el ajedrez. Durante un torneo en Suiza, él tiene que enfrentarse a Boris Fjodorewich, uno de los mejores jugadores del mundo. Aunque se prepara con intensamente, en su interior Bobby Grimbergh sabe que volverá a perder también esta partida, como todas las anteriores. En estas circunstancias, su mujer decide tomar cartas en el asunto, elaborando un plan que no solo ayudará a que su marido consiga su primera victoria, sino que también le permitirá deshacerse de todas sus preocupaciones personales. Una película que hará pensar a muchos ajedrecistas. Subtitulada en español.