El poeta Torquato Tasso y el ajedrez

por Sergio Ernesto Negri
14/03/2022 – En la hermosa ciudad de Sorrento, en el sur de Italia, el 11 de marzo de 1544 nacerá el gran poeta Torquato Tasso, quien habrá de morir en la no menos bella Roma, el 25 de abril de 1595. Dentro de su inmensa producción, fue autor de dos obras vinculadas al ajedrez. Primero dará en 1580 Il Romeo o vero Del Giuoco, en donde alude a los carnavales de 1579 en que se concretó en Ferrara la boda entre Marguerita Gonzaga (1564-1618) y el duque Alfonso II de Este (1533-1597). En ese contexto se produjo un diálogo entre la esposada y el conde Bergantino, Annibale Romei (sin data natal, muerto en 1590), uno de los asistentes a la respectiva boda, escritor y entusiasta ajedrecista, el que tuvo como eje los juegos. A Romei se le supo atribuir un tratado sobre ajedrez escrito entre 1565 y 1568, precisamente dedicado a Marguerita. Artículo por Sergio Ernesto Negri (Ajedrez Latitud Sur).

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En el mencionado trabajo de Tasso (su título Romeo alude claramente a Romei), se discurre sobre las esperanzas y temores que generan el juego, la dulzura de vencer, la fortuna y el ingenio que requiere y, en el caso específico del ajedrez, se habla de su origen y del estudio que requiere su práctica. Quienes aparecen como interlocutores son Annibale Pocaterra y Marguerita Bentivoglia, las personas que recrean la conversación original de sus homónimos de la corte. Un pasaje es aleccionador respecto del concepto, algo ambivalente, que merece el ajedrez en ese ámbito:

«…pero también me gustan esos juegos, en los que sin una parte de suerte domina la industria; como el juego del ajedrez, porque ya que los juegos se han encontrado para el descanso del intelecto cansado en las acciones o contemplaciones, el ajedrez, el cual es ciertamente de fatiga y de quietud, no parece que consiga aquel fin por el cual fue redescubierto».

En el conversatorio se asume que pudo haber sido Palamedes, su inventor en el marco de la guerra de Troya, una tesis que tuvo mucho predicamento en Europa durante un prolongado lapso de tiempo. De hecho, cuando en 1836 aparezca de la mano de Louis-Charles Mahé de la Bourdonnais (1795-1840) en Francia la primera revista especializada sobre ajedrez, recibirá el nombre de Le Palamède. En el trabajo del poeta italiano se sostiene que el héroe de la mitología griega no lo inventó al ajedrez como juguete sino para que los soldados cubrieran su ocio ejercitando estrategias militares en el marco de su confinamiento.

En el texto se destaca que el rey se mueve lentamente por efectos de su relevante gravedad; es que el paso moderado le permite no exponerse en exceso en el marco de la guerra, por lo que debe moverse bajo consejo. Sobre la reina, menciona que Marco Girolamo Vida (1485-1566) en su afamado poema (alude sin mencionarlo a Scacchia ludus) la denomina amazona. También destaca que la lucha entre blancas y negras queda interpretada por la que enfrentan a escitas y etíopes.

Sobre la torre se asegura que imita al elefante, en una idea que tuvo en su momento cierta andadura cuando, en rigor, es el antecesor directo del alfil (literalmente al-fil, el-elefante, del árabe al idioma español). Pero Tasso aclara que en tiempos de Palamedes los elefantes no participaban en la batalla, sino que en todo caso lo que habían era carros y que, por lo tanto, su incorporación en el ajedrez es ulterior . En ningún momento apela a la más explicativa, desde la perspectiva de la existencia de esos elefantes y otras cuestiones, teoría indiana en cuanto al origen del juego, la que para ese tiempo no estaba ni siquiera insinuada.

Esa obra de Tasso fue complementada por otra, que es de 1582, Il´ Gonzaga secondo ovvero del Giuoco, donde se profundiza respecto de la problemática de los juegos. En cierto momento se discute los que lo son y los que no, descartándose de esa caracterización desde luego a la poesía. En este intercambio, además de los anteriores, participa un tercer interlocutor, Giulio Cesare Gonzaga (1552-1609), otro noble de la corte, a quien ahora se alude en el título del trabajo.

Se pone en duda ahora la tesis de que Palamedes pudiera ser el inventor del juego y también lo atinente a las amazonas como figura femenina, habida cuenta de que en la Ilíada no se menciona ni a aquel héroe ni a estas heroínas. Sobre dónde provendría lo de blancas y negras (coloratura que en rigor era de reciente predicamento en Europa, antes la antítesis era blanco/rojo y en Oriente negro/rojo), se asegura que aquel color referencia a los troyanos y el otro a los griegos (los aqueos). También les sorprende a los interlocutores, como vez pasada, lo del eventual uso de un elefante en la guerra, lo que no era de uso en las batallas de esos tiempos.

Dentro de la lógica del relato, y tal vez del conocimiento algo impreciso del juego en esa época, se considera que es una pequeña victoria tener en el ajedrez más piezas ganadas algo que, modernamente, se ha dejado de lado, ya que lo que importa es la fuerza relativa del conjunto, y la capacidad en todo caso de dar jaque mate, más que en el número de piezas propias de las que eventualmente se dispongan.

Desde el punto de vista valorativo, se lo considera un juego tranquilo y de habilidades que, en contraposición, es más interesante que el de cartas o aquellos en los que rigen las apuestas (aunque, ya sabemos, estas estuvieron vigentes en el ajedrez desde tiempos inmemoriales) y el azar. Aunque el ajedrez puede generar cierta fatiga en contraposición de aquellos en los que impera la fuerza de la fortuna. Se indica además que, si bien es un juego que se identifica con la guerra, hay otros en esa línea, como el tarot y el de pelota (palla).

Torquato estuvo enamorado de Eleonora d´Este (1515-1575), hija de otro de los duques de Ferrara, en el marco de una corte de dilectos amantes al ajedrez. Ya sabemos que también lo fue Isabella d´Este (1474-1539) quien, como hemos desarrollado en otro trabajo, acogió a Luca Pacioli (1447-1517) y a Leonardo Da Vinci (1452-1519), autor aquel de un texto sobre el ajedrez icónico De Ludo scacchorum, conteniendo imágenes muy bellas (probablemente de Leonardo), el que le fuera dedicado a sus protectores (la propia Isabella y su marido).

Eleonora, siendo niña, admiró al ya mencionado Romei y sus partidas de ajedrez cortesanas. Existe un tratado de ajedrez que este le dedicó a ella, el que se halla en la Biblioteca Comunal Ariostea de Ferrara . Allí se presenta la idea de que es a Pitágoras a quien se le debe la invención del ajedrez (Fuente: Women and the Politics of Play in Sixteenth-Century Italy: Torquato Tasso’s Theory of Games, por George W McClure, en Renaissance Quarterly, vol. 61, no. 3, [The University of Chicago Press, Renaissance Society of America], 2008, pp. 750–91, en https://doi.org/10.1353/ren.0.0141). Existe un tratado de aiEn ese contexto tan fluido respecto del juego, no es de extrañar que Tasso hubiera cantado al ajedrez en una obra que sería posterior a la muerte de su amada.

Por otra parte, un poema del siglo XVI sobre el ajedrez incluido en el Codice Chigiano (Fuente: Gli scacchi del Tasso, de Riccardo Moneta, en https://unoscacchista.com/2019/04/16/gli-scacchi-del-tasso/), se ha especulado los respectivos versos podrían corresponder a unos ideados por Tasso dedicados a su querida Eleonora. Son los que comienzan de este modo:

«Tu giochi a scacchi, amore
Solo per Torre il rocco del mio cuore,
E pensi in un sol tratto
Vittorioso darmi scacco matto«

(En traducción propia (sin la rima ni la belleza del original):

«Juegas un ajedrez, amor

Con la torre en tanto roca de mi corazón,

Y piensas en un solo golpe

Victorioso para darme jaque mate«


Sergio Ernesto Negri nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Es Maestro FIDE. Desarrolló estudios sobre la relación del ajedrez con la cultura y la historia.