ChessBase 16 - Mega package Edition 2022
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Tatiana Flores: Usted ha sido galardonada con el Premio Reina Sofía este pasado mes de marzo, premio que se concede por "un gesto especialmente relevante de nobleza o juego limpio en la práctica deportiva", refiriéndose a su decisión de no participar en el Mundial de partidas rápidas y relámpago que se celebró en Arabia Saudita en diciembre del 2017, entre otras, por las reglas que iban a valer allí para las jugadoras. ¿Cómo fue para usted recibir este premio tan importante de las manos de sus Majestades los Reyes de España?
Creo que cualquier premio o galardón que te otorgan por tu carrera ajedrecística es un honor; todos son muy emotivos y por supuesto cada uno tiene su parte importante por igual. Este premio sin embargo fue uno muy especial para mí, no solamente por haberlo recibido de sus Majestades y por ser uno de los premios más importantes a nivel nacional, sino también porque para mí el deporte en general, sobretodo el ajedrez, va mucho más allá de la competición. El deporte y el ajedrez para mí además tienen una vocación social, son una herramienta de retransmisión de valores y en ese sentido lo que me reconocían, no era sólo mi currículum deportivo, sino también esa retransmisión de valores y la transcendencia misma de este deporte. Para mí fue algo muy especial por esos dos factores.
¿Cuánto influenció el hecho de haberse criado en Gran Canaria, donde hay una gran cultura ajedrecista, en su decisión de iniciarse en este juego?
Esto es algo que comento muchas veces cuando tengo la suerte de hacer conferencias en algunos clubes o distintas zonas. Uno de los pilares básicos sin duda alguna para el mayor reconocimiento del ajedrez es tener una tradición, instituciones que apoyen el ajedrez y escuelas detrás que lo fomenten. Creo que eso ayuda mucho, porque una vez dentro de este deporte, todo el mundo admite su riqueza y la utilidad que tiene. Lo que en mi opinión más le falta al ajedrez es el punto del marketing. También siempre explico que yo me inicié en el mundo del ajedrez sin tener ningún antecedente familiar, fui la primera. Yo nunca fui buscando específicamente el mundo del ajedrez, pero pude conducirme hacia él porque precisamente existía una gran tradición aquí. Yo me inicié en el ajedrez como actividad extraescolar y son propuestas y oportunidades como estas, además de los grandes torneos de élite que pasaron por Gran Canarias, las grandes simultáneas que ocupaban casi todas las calles de la cuidad (¡es casi impensable imaginárselo!) y la presencia del ajedrez también en la política, que crean un gran pilar y permiten a todas las personas poder acercarse al ajedrez igual que me lo permitieron a mí. Al fin y al cabo, si no te ofrecen probar algo, en este caso el ajedrez, tampoco vas a poder saber si te gusta o no.
Su hermana, la MIF Belinda Vega Gutiérrez, también es jugadora de ajedrez y se inició en ello unos años después de Usted. ¿Cómo ha sido tener con su hermana mayor una pasión tan especial en común? ¿Ha habido épocas de celos o rivalidad por ello?
La verdad es que ha sido muy bonito poder compartirlo con ella. Yo me inicié muy pronto en la competición – básicamente desde que empecé con el ajedrez – y poder compartir esto con toda la familia (que al final no sólo fue mi hermana, sino que toda la familia la que se inició en el juego) ha sido muy importante para mí. Es muy bonito poder viajar, comentar y participar juntas en los torneos. ¡De hecho yo me inicié en el mundo del ajedrez gracias a Belinda! Ella practicaba gimnasia rítmica, que es una disciplina muy estricta, con un horario de entrenamiento muy propio y, justamente para poder compensarles esto un poco a mis padres, yo decidí probar el ajedrez y funcionó perfectamente. Unos años después, cuando mi hermana ya se hizo algo mayor y decidió dejar la gimnasia rítmica, ella se introdujo en el ajedrez por mí. Y eso me parece una cosa fantástica; que nos hayamos influenciado y en cierta forma también ayudado a encontrar esta pasión en común.
Celos nunca ha habido la verdad, al contrario: ¡nos hemos tenido que enfrentar muchas veces en las situaciones más ridículas! Me acuerdo por ejemplo de un campeonato de Europa femenino en el que participamos juntas. Era en Belgrado y no puedo decirte el número de jugadoras exactas que había, pero sé que eran muchas, algo alrededor de 150, ya que fue un número récord y nos tocó juntas en la primera ronda. Era casi absurdo ya, ¡siempre nos tocaba juntas! Pero bueno, nos lo tomábamos con humor. Siempre hacíamos tablas, y lo demás lo dejábamos en casa. Tenemos muchas más anécdotas así muy bonitas, como la vez que enfermé por varicela y no pude participar en mi grupo de edad de sub 12 en el campeonato de España. Al final a mí me permitieron jugar en el grupo de sub 16 (cuando ya estaba mejor) y Belinda participó en el de sub 14 para que no nos pisáramos. Me acuerdo incluso de que nos preparamos las partidas la una a la otra y, al final, ella ganó el campeonato sub 14 y yo el sub 16. ¡Imagínate qué experiencia familiar tan importante! Fue fantástico.
¿Cuáles son para usted las habilidades más importantes que nos puede llegar a enseñar el ajedrez?
¡Esta pregunta es para escribir un buen libro, un doctorado tal vez incluso! Para mí sinceramente son muchas, pero lo fundamental es que el concepto general del ajedrez estructura la mente. A partir de eso se pueden desarrollar todas la demás ramas. La toma de decisiones me parece fundamental: al final nos acostumbramos a tener una serie de informaciones y a partir de las que más destacan tenemos que decidirnos. Así aprendemos a darle prioridad a lo que tiene valor en un punto dado. Aprendemos a realizar y aceptar que cada decisión tiene su consecuencia. No te puedes precipitar, pero al mismo tiempo tienes un control de tiempo que debes atender. Estas son para mí las cualidades básicas, ya que se parecen mucho a la vida. En la vida tenemos que estar siempre tomando decisiones y la información nos rodea constantemente. Creo que el ajedrez también ayuda enormemente a superar la frustración, es algo que comento muchísimo en mis conferencias. Este juego nos enseña que el error es parte del camino del aprendizaje, no es algo que se pueda evitar. Eso es imposible, pero aun así, con errores – incluso cometiéndolos en una partida – podemos ganar. Lo importante es superar esa parte psicológica y hacerte fuerte frente al error y asimilarlo como parte del camino de superación hacia el éxito. El ajedrez también es un lenguaje de letras y números, no hay que olvidarse de eso, pero las cualidades más importantes para mí son esas: la toma de decisiones con sus consecuencias, la administración del tiempo, la superación de la frustración y además es una herramienta social.
¿Cuál diría usted a día de hoy que ha sido uno de los torneos más importantes o decisivos de su carrera ajedrecista? ¿Recuerda usted también algunas partidas claves?
Sí, definitivamente. Después de 25 años de carrera ajedrecística son muchas las competiciones y las partidas que han sido importantes ya que además creo que todo influye en uno al fin y al cabo, pero sí destaco un torneo en concreto. Recuerdo el campeonato del mundo sub 12 que se jugó aquí en España, en Valencia, donde gané la penúltima ronda contra Humpy Koneru y calculamos que si hacía tablas en la última partida, podía asegurarme el tercer puesto. Ya no llegaba para el primero ni el segundo, pero era podio igualmente con una medalla de bronce. Entonces estaba yo en mi última partida y, aunque objetivamente era igualdad, yo confiaba mucho en mi iniciativa y la posición que tenía en el tablero, pero ofrecí tablas. Con doce años me parecía una muy buena opción y yo estaba muy contenta hasta que a última hora una chica de la delegación rusa, a la que además yo le había ganado antes, remonta su partida y la gana, me acaba empatando y por desempate (habíamos calculado mal) me supera y se acaba llevando ella el tercer puesto. Lo único que yo sentí en ese momento era frustración total, pero como te acabo de comentar, así aprendí a llevar la frustración. Yo tenía doce años y confié en las tablas y por eso ni siquiera intenté ganar la partida, que si lo intentas y no resulta, aún es otra cosa. Pero bueno, creo que con el paso de los años he conseguido muchas metas y objetivos gracias a esta partida. Fíjate, que no te estoy mencionando como partida clave una que gané de manera estupenda, ni mucho menos. Fue gracias a esta partida que aprendí mucho; me faltaba experiencia, madurez, tenía solamente doce años, pero aprendí muchísimo. Creo además que fue justamente esta partida por la que gané el subcampeonato de Europa en Rumania en 2016. Perdí la quinta ronda de forma muy dramática ya que tenía la partida ganada, pero se me calló la bandera… Tenía el apoyo de mi familia y también el de la ajedrecística detrás y además esa experiencia y me dije: “vale, ha sido bastante traumático, pero aún hay campeonato que jugar”. Al final pude hacer 5,5 de seis en la recta final. Yo creo que todos esos pasitos vienen del aprendizaje de ese momento.
¿Cómo expresaría la evolución de su estilo de juego desde que jugó sus primeros torneos hasta ahora?
Son muchos años los que llevo y creo que vas pasando por etapas, también de personalidad. Creo que eso también se refleja en el tablero, pero en mi estilo de juego, en general, no diría que he cambiado tanto. Debo admitir que al principio mi primer entrenador – el que me supo transmitir la pasión por el ajedrez – siempre me decía que tenía un ojo vago: la táctica. No se refería tanto a la táctica del juego, pero sí es verdad, que la táctica en ese momento era un pequeño lastre. Yo siempre intentaba buscar las posiciones en las que me encontraba cómoda, que eran las posicionales. Me gustaban los cortes posicionales, pero no los técnicos. Desgraciadamente nunca me he podido hacer con el ajedrez técnico tipo Carlsen en su primera etapa, Karpov o Petrosian. Esa parte muy técnica nunca ha sido mi estilo. Yo jugaba posiciones con mucho dinamismo, me interesan más las con ataques posicionales podemos decir. Creo que sí que hubo un momento de inflexión en mi carrera – en mi estudio – cuando estudié a Botvinnik.
Premio Reina Sofía | Foto: Carlos Hidalgo (La Provincia - Diario de Las Palmas)
Estudiar sus partidas y también las de Kaspárov, que se nota que no era casualidad que lo entrenó Botvinnik, me hizo subir un punto de nivel. Se nota muchísimo esa concepción que tenían en común, de saber dónde va cada pieza en cada momento, como utilizarlas todas y eso me ayudó mucho. Aquí tengo una anécdota simpática: yo al principio tenía ese juego posicional, pero a medida que iba evolucionando tenía dos cosas.
Por una parte me iban enseñando posiciones un poquito más alegres y también por mi propia naturaleza y, por otra parte, por haber entrenado con Divis (David Martínez) ya me atreví más a entrar en posiciones un poco más agudas porque él es un gran teórico y así es como fui cogiendo confianza. Yo muchas veces he jugado líneas que no conocía de nada, pero con su preparación yo estudiaba hasta las tres de la mañana si hacía falta y al día siguiente en el torneo las jugaba con éxito.
En mi trayectoria ajedrecística he adoptado también a lo mejor otro tipo de perfil. Lo que me hace gracia, es que en un momento dado yo tenía un amigo ajedrecista de la infancia que entrenaba a un grupo de jugadores. Yo me enfrenté a uno de sus alumnos después de unos años y luego en clase, cuando nos tocó analizar las partidas, yo le pregunté qué le pareció mi juego y me respondió: ¡atacas mucho Sabrina, atacas mucho! Claro, porque él sólo conocía mi estilo de juego posicional de antes y siempre me acuerdo que ese fue probablemente el momento en que se notó ese cambio en mi estilo de juego además de la madurez de la edad también.
A pesar de la pandemia, tuvo la oportunidad de participar presencialmente en el III Festival de ajedrez de Salamanca 2021, donde se enfrentó a otros jugadores y jugadoras muy fuertes como por ejemplo el ex Campeón mundial Veselin Topalov, Elisabeth Paehtz, y el ganador del evento Alexei Shiróv. ¿Cómo fue para usted esta experiencia?
Tengo que decir que ha sido el segundo año consecutivo en el que he participado en este magistral de Salamanca. Lleva tan sólo tres ediciones, pero ya es un referente a nivel nacional e internacional y es una gran alegría que me hayan invitado dos veces consecutivas. Además tampoco hay tantas oportunidades de enfrentarnos a jugadores de la talla de la nómina de participantes de este evento. El hecho de que me hayan reconocido en el país para representarlo es un gran honor.
En mi primera edición iba con mucho respeto y estaba a la expectativa de qué podría surgir, pero me llevé muy buenos recuerdos. Allí incluso recuerdo haberle ganado a Hou Yifan en una partida muy bonita, con mucha lucha, y de allí salí muy feliz. Este año ya llegué con muchas ganas, con mucho gusto y participé ya embarazada, así que tenía una ilusión extra casi. El torneo fue muy complicado a nivel ajedrecístico, pero creo que eso también es parte del ajedrez: ¡el gusto por los retos! Prácticamente no tenía nada que perder y mucho que ganar y poder disfrutar de cada partida ya era un lujo. Volvió a ser una experiencia muy bonita, Salamanca es una cuidad preciosa, perfecta para visitar y con mucha tradición de ajedrez. Es ese sentido también apoyan desde las instituciones al ajedrez, desde la propia universidad y la educación. Respirar todos esos factores fue un gran gusto.
Sabrina Vega Gutiérrez jugando contra Veselin Topalov este pasado mes de febrero
Además de jugar en el festival, también dio una de las charlas que se presentaron desde el Colegio Fonseca: “Situación actual de la mujer en el ajedrez, un deporte mixto que fomenta la igualdad de género” de Sabrina Vega. ¿Cuánto significa para usted poder transmitir a un gran público el saber y la experiencia que ha ganado durante su carrera ajedrecista en charlas como esta?
Lo que creo que yo realmente puedo aportar es mi trayectoria. Como ya dije, tuve la suerte de haber empezado desde una edad temprana y también de iniciarme en la competición. He pasado por todas las fases: de tener al ajedrez como juego, a ambición hasta deporte de competición y profesión. El poder transmitir un poco esa experiencia de lo que he podido aprender, no sólo del juego, sino también de la comunicación con otros, me parece importante. Nunca he creído en el poder de la verdad, pero por lo menos poder transmitir lo que yo siento, lo que he vivido, lo que a lo mejor pueden ser unos puntos clave para mejorar el proceso del ajedrez, sea en la retransmisión, en la práctica etc., me gusta y siempre es una suerte tener la oportunidad para contar esa trayectoria.
Cuando se habla en España de la igualdad de género en el ajedrez, usted es una de las principales referentes. ¿Ha notado algún cambio a favor de ello durante la época de pandemia, del ajedrez online o incluso por la serie "Gambito de Dama" de Netflix?
A veces lo de referente me abruma un poco, pero en todo caso me alegra de que pueda aportar un poquito en el camino del ajedrez, en la iniciación y en la continuación, que también es un punto muy importante ya que allí tenemos el punto de inflexión en la edad de la adolescencia, donde cae mucho la participación femenina.
Sí creo que haya habido en el último periodo de la pandemia – en el caso del ajedrez – un cambio por dos cosas: se ha demostrado bastante, y no sólo para nuestra comunidad que ya lo conoce, sino que también para el gran público, que una herramienta básica del ajedrez son los ordenadores y el internet y en ese sentido estando confinados tenemos que entretenernos en casa y el ajedrez ha sido un gran entretenimiento.
Más o menos hemos perdido gran parte de la competición (que yo por suerte, como ya hemos comentado, pude competir un poquito), pero a través de estas herramientas seguíamos en contacto. Se organizaron muchos torneos online, incluso algunos a nivel de élite y creo que esto llevó a que las persona que ya estábamos activas en el ajedrez pudimos seguir y aquellas que en algún momento se iniciaron en ello ahora tenían tiempo o la oportunidad de retomarlo y de seguir. Por otro lado, incluso para la gente que no se había iniciado, fue la ocasión perfecta para probarlo. Del entretenimiento que tenían durante el confinamiento, este era uno bastante bueno.
La serie “Gambito de dama” ha provocado un boom. Yo creo que el ajedrez es muy rico y a mí me da mucha pena el poco reconocimiento que recibe, creo que se merece mucho más. Estamos en un proceso positivo, como yo lo veo: los medios de comunicación lo cubren bastante más que antes, pero todavía se puede hacer más. Nos faltaba un poco el marketing, ese poder transmitir a un gran público la riqueza que tiene el ajedrez para toda la sociedad, no solamente para la persona que compite. Creo que la serie ha cubierto bastante bien esta parte del marketing y despertado la curiosidad por el ajedrez en muchas mentes que aún estaban dormidas es ese sentido.
Este año ha empezado con el streaming de ajedrez online y ha sido muy bien recibida por la comunidad española. ¿Cómo ha vivido esta experiencia?
Iniciamos este proyecto hace poco y aún estamos en proceso, probando cosas y también ha habido un poquito un parón por mi reciente maternidad, pero ha ido todo muy bien. Por supuesto que también es un poco consecuencia de la pandemia; yo nunca he sido mucho del tema tecnología – por lo menos no más allá de utilizarla para analizar y preparar mis partidas –, pero ha sido bonito. Creo que el mundo moderno abarca muchas posibilidades con la tecnología y es una herramienta que nos ayuda a conectar de forma mucho más fácil y, en muchos casos, atractiva. Yo siempre he sido muy partidaria de la cercanía, de la comunicación cara a cara y de la presencia, pero dentro de lo que era posible me pareció una buena forma de mantener esto y seguir comunicando y transmitiendo mi experiencia de la mejor forma posible. He tenido una acogida maravillosa, eso es verdad. Ha sido un experimento al que me acerqué y cuando podemos intentamos hacer alguna colaboración, ponemos una posición atractiva para comentar e analizar juntos, algún torneo que otro y creo que entre todo mi público pasa un rato agradable y ese justamente es el fin. Al final yo lo veo como una reunión informal (casi como quien queda para tomar un café) de personas aficionadas al ajedrez que compartimos esta pasión en común.
Usted acaba de ser mamá. ¿Tiene ya algunas ideas de cómo le gustaría que su hijo se acerque al ajedrez? ¿Le gustaría que incluso algún día este deporte se convierta en su profesión? ¿A partir de qué edad piensa que pueden los niños empezar a aprender a jugar al ajedrez?
Buena pregunta… me gustaría, sí. Yo creo mucho en el ajedrez y en todas las cualidades y aptitudes que despierta. En ese sentido, sí que me gustaría que el pequeño despertara una afición por el ajedrez, sobretodo que se iniciara, pero el gusto lo tiene que despertar él. Eso lo tengo muy claro y es algo que también siempre transmito: creo que los niños tienen que ir despertando la curiosidad por su cuenta. Intentaré por supuesto despertarla, no sé cómo aún, pero probablemente pondré tableros y piezas por la casa, prepararé mis partidas delante de él y esperaré a que funcione (se ríe). Me gustaría mucho que en algún momento me pidiera que le enseñe a jugar y, si es así, yo estaría encantada. Creo que sobre todo las primeras etapas, las de iniciación, son muy bonitas. En ellas el ajedrez es un juego más, una herramienta educativa que le puede aportar todas esas cualidades que ya hemos comentado y por lo tanto me haría mucha ilusión. Mi único real objetivo en el aprendizaje con él es despertar un punto crítico donde pueda tener acceso y alcance a toda la información que necesite para que pueda valorarla según su gusto y su propia opinión, si lo consigo yo como madre, ya estaré satisfecha.
Creo que hay personas algo mejor informadas referente a la edad “perfecta” o “ideal”” para empezar con el ajedrez, pero hay quien opina que a los tres años ya se pueden iniciar en el ajedrez simplemente viendo las piezas en un papel, coloreándolas o tocándolas como si fueran un juguete más, para despertar las ganas y la curiosidad. A partir de los cinco entonces ya se les puede enseñar algún aspecto un poquito más técnico. Yo conozco niñas y niños de mi entorno cercano, que vienen de un ambiente ajedrecístico, que incluso a los cuatro años ya saben configurar sus propias posiciones. Las partidas que juegan por supuesto son de un nivel muy básico, pero ya no es sólo colorear y jugar con las piezas. Yo creo que es cuestión de que estas pequeñas personas lo vayan viviendo y aprendiendo a su gusto y que vayan asimilando el proceso a su propia velocidad y manera. Al fin y al cabo cada niña y niño es un mundo propio, todas las mentes evolucionan a diferentes velocidades y que sobre todo hay que dejarles espacio y no agobiar. Sí creo que a partir de los tres años puede ser un juego más y a partir de allí hay que ver si se quieren iniciar más después o no.
Si pudiera pedir un deseo, ¿qué cambiaría hoy mismo en el mundo del ajedrez?
Quizás cambiaría aquello donde he visto que hay margen de mejora. Ya son procesos iniciados, pero en ese sentido me falta mucho, por un lado el reconocimiento del ajedrez (fuera del mundo de aquellas personas que lo practican por supuesto) y por otro lado la visibilidad del ajedrez en todos los campos, en la sociedad en general.
Dentro del ajedrez está la visibilidad aún reducida del campo femenino, allí creo que hay herramientas que se están dando para escuchar más a la figura femenina, que hay que seguir apoyando y para ponerle un ojo más también a la mejora de las oportunidades en este campo.
Generalmente me encantaría que una mayor comunidad ajedrecística tuviera más oportunidades para realmente poder volcarse al 100% en el ajedrez, también como profesión. Veo una voluntad de operar en este sentido también desde la federación (FIDE), pero lo importante es seguir y sobretodo dar oportunidades. Eso me parece muy importante.
¡Muchas gracias por su tiempo! El equipo de ChessBase y yo le deseamos lo mejor para su futuro.
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