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De tal manera que los logros alcanzados en estas disciplinas dependen más bien de las cualidades y habilidades intelectuales, que de las puramente motoras o físicas. Esto nos lleva a considerar la importancia de conocer las diferentes formas, sustancias, métodos y tecnologías que pudieran ser empleadas como dopaje en estos deportes de carácter intelectual.
Como contraparte, nos encontramos con una creciente investigación y estudios orientados a promover sustancias, medicamentos y métodos que contribuyan con la optimización de los resultados deportivos, a partir de la generación de potentes mejoradores cerebrales.
En el caso particular del ajedrez de alta competición, podemos observar que sus sistemas de entrenamiento y preparación física, se encuentran dominados por herramientas altamente informatizadas, generalmente en línea y de muy elevada calidad técnica; las cuales hacen que su práctica corra el riesgo de ser alterada por la vulnerabilidad propia de dichos sistemas y por los intereses de competidores que se sienten amenazados por los profesionales de mayor talento y capacidad de trabajo.
En el ajedrez, el dopaje –en cualquiera de sus manifestaciones-, tiene efectos similares a los producidos en los demás deportes. El mismo, otorga una ventaja injusta e inmerecida a los jugadores que procuran mejorar sus habilidades cognitivas por encima de aquellos que, cumpliendo con las normas- no lo hacen. Inclusive, sería igualmente grave, si todos los jugadores de un evento determinado, tuvieran el mismo acceso a dichos métodos dopantes.
En este sentido Blanco (2020), estableciendo una analogía con uno de los contenidos más conocidos de la literatura histórica; afirmando que:
La mitología griega nos narra que Prometeo robó el fuego sagrado de los dioses para dárselo a los hombres; y con ello la humanidad dio un paso evolutivo importante. Entonces el fuego fue utilizado por ella para hacer el bien … y el mal. Con el paso de los siglos el deporte se ha tecnificado, por lo que no es nueva la aplicación de avances científicos y tecnológicos en este campo: biomateriales, implementos, trajes, zapatillas y terapias de última generación; quizá estén entre los más conocidos. En ese sentido, también las llamadas ciencias aplicadas al deporte han dado un impulso decisivo al desarrollo alcanzado en este dominio de la humanidad. Todo esto sumado, tiene importante impacto en lo que conocemos como la “mejora humana”; en general, un hecho bien recibido por la sociedad. Sin embargo, aunque estos aportes son incuestionables y con tendencia a incrementarse día a día, también debemos tomar en cuenta que la permanente búsqueda de resultados deportivos, a partir de la elevación del trabajo artificial, con la consecuente mejora en el rendimiento, ha tendido a estrechar la delicada línea entre lo que es y lo que no es dopaje. Allí está presente un nuevo reto; un reto de naturaleza ética.
¿Y cuáles podrían ser esas trampas a las que estamos haciendo referencia?
Basicamente a todas aquellas que pudieran ser utilizadas a través de softwares y programas para alterar el transcurso y resultado de una partida; el manejo de información remota y los métodos prohibidos por el Reglamento Antidopaje FIDE y los reglamentos anti trampas FIDE.
Sin embargo, hay otra amenaza, quizás menos evidente, y es la que encabeza el presente artículo: el dopaje genético.
Esta pregunta, me ha dado vueltas durante unos 20 años: aun sabiendo que se trata de un concepto atribuido a deportes con predominancia en el aspecto físico – motor; esto es, en el desempeño de atletas áreas de velocidad, potencia y marcas. Entonces, ¿puede existir dopaje genético en ajedrecistas, cuyo campo de acción está ubicado en la mente?
Para intentar aproximarnos a una respuesta, veamos qué entiende la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), por dopaje genético.
La AMA define el dopaje genético o celular como “el uso no terapéutico de genes, material genético y/o células que tienen la capacidad de incrementar el rendimiento deportivo”
Observemos que se refiere a una especial relación entre genes y rendimiento deportivo; sin especificar si ese rendimiento está asociado a deportes físicos o mentales; abriendo así la posibilidad de extender sus aplicaciones a este último dominio.
En todo caso, se trata de un método de origen génico, pero con influencia en el área cognitiva. En este caso, no lo debemos confundir con el constructo "dopaje cognitivo"; aquel referido a la utilización de fármacos de mejora cognitiva entre los estudiantes y algunos jugadores de deportes mentales o electrónicos (e-Sports); con el objeto de mejorar sus funciones cognitivas y su rendimiento educativo en las evaluaciones académicas y en el deportivo, propiamente dicho.
En este sentido, es importante reconocer que el dopaje cognitivo plantea varios problemas fundamentales. Por ejemplo, el referido a sus consecuencias sobre la salud, su administración ilegal y los asuntos éticos relativos a la diferencia moral entre lo que debe ser el tratamiento médico y la mejora de los individuos (sean estos estudiantes o jugadores), por un lado y la equidad de los resultados alcanzados tanto en las evaluaciones académicas como en los torneos y otras competiciones.
El dopaje genético o celular se efectúa mediante la manipulación del genoma humano, utilizando para ello diferentes tipos de terapias génicas dirigidas generalmente, a modificar características tales como velocidad, fuerza y resistencia de los atletas.
La lucha contra el dopaje genético se inicia hacia el año 2002; junto con otros métodos y drogas sintéticas utilizadas en el deporte. Luego, la AMA introdujo por vez primera al dopaje genético como método prohibido en la Lista del 1° de enero de 2003 y, a lo largo de los últimos lustros, ha ido precisando cuáles son los procedimientos prohibidos inherentes a dicho método.
En la lista de Métodos Prohibidos, la AMA clasifica al dopaje genético como M3. Este grupo encierra a todas aquellas sustancias o procedimientos con el potencial de mejorar el deporte rendimiento. Por lo tanto, está prohibido el uso de:
The comprehensive theoretical reference work for beginners and pros alike
La agencia prohíbe esta modalidad de dopaje, porque reúne las características de cualquier otro método del listado; porque es una trampa en la que cae el deportista quién miente con el fin de conseguir un rendimiento deportivo superior por una vía más sencilla, rápida, con menor esfuerzo; inclusive poniendo en riesgo su propia salud. Otros, persiguen rediseñar su cuerpo para ser imbatibles en sus disciplinas deportivas; como es el caso del fisicoculturismo y la potencia.
En 1999 algunos experimentos con ratones mostraron un significativo incremento en la hipertrofia y la fuerza de los músculos de dichos individuos al retirar el gen de la miostatina. Se trata de un ejemplo en el cual se establece un proceso general de transferencia génica aplicado a la expresión fenotípica de un aumento del desarrollo muscular. Esto abrió la posibilidad real de establecer transferencias a seres humanos; en particular, a deportistas en cuyo desempeño la acción muscular es determinante (corredores, ciclistas, nadadores, esquiadores, etc.). Dicha transferencia se haría mediante manipulación génica.
No. El dopaje genético no es fácil de detectar y su aplicación puede tener consecuencias graves. Con ese fin es necesario usar técnicas de biología molecular para conocer la diferencia entre un genoma “normal” y un genoma “alterado”, desarrollar métodos analíticos y moleculares en los laboratorios de control del dopaje y trabajar en políticas apropiadas para evitar el uso no terapéutico de genes.
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En relación con esto, algunos autores estiman que la carencia de métodos de detección del doping genético supone que la competición no se va a desarrollar en condiciones de igualdad, por lo que es una obligación de las organizaciones deportivas internacionales comenzar a desarrollar políticas que vigilen y condenen el uso de la terapia génica cuando ésta es utilizada únicamente para mejorar el rendimiento en el deporte.
Continuará…
Blanco, U. (2020). La irresponsabilidad de jugar a ser dioses. N/P.
Blanco, U. (2019) “Dopaje y trampas en el ajedrez” S/P
ChessBase, “Mejoradores cerebrales y su influencia en el desempeñoajedrecístico” Blanco, U. 25.08.2020.
