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El Ayuntamiento de Hamburgo
Desde luego, no ha habido otro político que haya sido tan popular y tan apreciado como Helmut Schmidt. El pasado día 10 de noviembre Schmidt falleció en su casa en Hamburgo, tranquilamene y sin pena alguna, como informaron sus familiares. Schmidt había sido ministro de interior de Hamburgo y demostró determinación y firmeza durante la marea viva de 1962 a la hora de salvar las vidas de muchísimas personas como resultado de sus decisiones y acciones. Más adelante fue ministro de Defensa de Alemania, después de Economía y Finanzas y finalmente llegó a ser Cánciller, gobernando con mano tranquila y espabilada, haciendo siempre lo que él pensaba que era lo más oportuno. Y el pueblo se lo agradecía.
La iglesia de San Miguel será uno de los lugares del funeral de estado que se llevará a cabo en Hamburgo el 23 de noviembre de 2015
Hamburgo, con el lago Alster, visto desde la torre de la iglesia de San Miguel
Helmut Schmidt era famoso por ser un hombre hecho y derecho, que siempre decía francamente lo que pensaba. Era un político de los "antiguos", que no se dejan influir, manipular o intimdar por encuestas, barómetros políticos o ni por los medios de comunicación. Es más, basaba sus decisiones en su buen criterio, basado en sus grandes conocimientos especializados. Y si le parecía que esos no daban para tomar una decisión apropiada, pedía consejo a personas que consideraba competentes en el campo en cuestión.
Tenía sus propia opinión reforzada en buenos argumentos de los acontecimientos y los temas importantes de la política y manifestaba sus convicciones con fervor, aunque no siempre fueran populares. Era la franqueza, honestidad, sinceridad la que era tan estimada y apreciada en él por la gente. A pesar de sus éxitos y su gran popularidad, Schmidt nunca fue megalómano, ni egoista y vivió toda la vida en su modesta casa de Hamburgo Langehorn con su esposa.
El edificio con la torre y los tejados de cobre oxidado es el Ayuntamiento de Hamburgo
Desde el año 1983 Helmut Schmidt era coeditor del semanal alemán "Die Zeit". Además escribió diversos libros. De esta manera, Helmut Schmidt tras su retirada del mundo de la política activa, seguía siendo la "conciencia de la nación", expresando sus opiones públicamente y con franqueza.
El ex canciller de Alemania tenía dos vicios: el tabaco (fumaba cigarillos mentolados) y el ajedrez. Le encantaba echar una partidita con su esposa (fallecida hace cinco años) y también se enfrentaba con otras personas sobre las 64 casillas, si se le presentaba la ocasión. Cuando Schmidt se fijó en la Colección de partidas publicadas por Matthias Biermann-Ratjen en la editorial "Selbstverlag", Schmidt invitó al notario inmediatamente para jugar al ajedrez.
También en la propia sede de la editorial de "Die Zeit", Helmut Schmidt disponía de un oponente fijo. Solía invitar a Ulrich Stock, experto en jazz y ajedrez, a su oficina con regularidad para echar una partidita. "Mucho trabajo" no valía como excusa. ¡El ajedrez iba primero!
En el suplemento de 24 páginas con motivo del fallecimiento de Helmut Schmidt en "Die Zeit", Ulrich Stock cuenta como ha convivido con Schmidt como rival de ajedrez y colega.
La página en Die Zeit con el artículo de Stock
Texto y fotografías de Hamburgo: Nadja Wittmann (ChessBase)