La participación de Ivanchuk en el festival permaneció incierta hasta solo un par de días antes del evento. Su país está en guerra, y las regulaciones requerían que su salida fuera aprobada por el Ministerio de Asuntos Exteriores. En tiempos de guerra, es difícil comprender los procedimientos. A pesar de los retrasos y complicaciones, Ivanchuk finalmente llegó a la isla de Yerba. El ajedrez está en su sangre y, aunque se le considera un veterano, todavía es lo suficientemente joven como para viajar por el mundo y desafiar con entusiasmo a oponentes mucho más jóvenes que él. En la ceremonia de premiación, se destacó que la edad combinada de los tres primeros clasificados coincidía con su edad en ese momento, 54 años. (Un mes después, el 18 de marzo, Ivanchuk cumplió 55 años).
Ivanchuk terminó en cuarta posición, invicto, con una victoria y seis tablas en el torneo cerrado a siete rondas.
Ver los resultados completos aquí.
Vasyl, con 4/7 puntos, terminó empatado en los puestos 3-4
El día de la ceremonia de apertura, Ivanchuk llegó temprano a la sala de juego. Todavía estaba vacía; solo los árbitros y los organizadores estaban preparando el evento. Se sentó solo en una mesa cerca del borde de la sala, perdido en sus pensamientos, mirando al vacío. Nos habíamos conocido hace muchos años en Dortmund, donde establecimos una amistad. ¿Me recordaría?
Dudé en acercarme, sin querer interrumpir su tranquila reflexión. Pero, como si sintiera que alguien lo observaba, de repente se giró hacia mí y me saludó con una cálida y gentil sonrisa. Me acerqué, y antes de que pudiera decir algo, se adelantó con un leve gesto de cabeza y dijo: «Así es la vida». Puse mi mano sobre la mesa, ofreciendo un gesto silencioso de comprensión y simpatía, que él aceptó con gratitud, tocando mi mano en respuesta.
Se prestó amablemente a que le sacase una foto.
Vasyl Ivanchuk
Esta fue su rutina durante el resto del torneo: se sentaba solo en alguna mesa de la sección abierta, contemplando la sala de juego mientras se llenaba de ajedrecistas y llegaba la hora de tomar asiento en el escenario principal.
Vasyl, solo con sus pensamientos
En el escenario reservado para los participantes del Magistral
Paseando durante el transcurso de una partida
A menudo se le podía ver caminando lentamente por los jardines del hotel, entre los bungalows del hotel Fiesta Beach. Aunque podría parecer distante, esta es una percepción errónea. Si alguien se acercaba, él ofrecía una sonrisa amigable y entablaba conversación.
El jugador tunecino Dhafer Ktita tuvo la suerte de verificarlo por sí mismo. Un día, durante una de las caminatas solitarias de Ivanchuk, Dhafer se le acercó humildemente con un ejemplar del libro Ivanchuk: Move by Move de Junior Tay. Dhafer le dijo a Ivanchuk que lo consideraba su ídolo y le pidió si podría firmar el libro. Ivanchuk, tras echar un vistazo al libro, levantó las cejas y dijo: «No sabía que este libro existía». Ambos continuaron su caminata juntos, e Ivanchuk posó felizmente para una selfie con su admirador.
Dhafer y Vasyl
Durante el torneo, Dhafer, que jugó en la sección abierta, se emocionó al notar que Ivanchuk dejó el escenario dos veces para observar su partida. Y por si eso no fuera suficiente, después de la partida, Ivanchuk se acercó y ofreció analizarla con él. Cuando Dhafer me vio más tarde, estaba extasiado: «¡Ivanchuk analizó mi partida! ¡Ivanchuk analizó mi partida!»
Tal es el efecto que las grandes personalidades tienen en sus admiradores.
Ivanchuk en su postura típica durante una partida
El comentarista del torneo, el MI Houssem Meftahi, estaba igualmente encantado cuando Ivanchuk, la leyenda viva, como lo llamó, se acercó a la sala de comentarios para analizar su partida de la sexta ronda contra Divya Deshmukh. (Reproducir el análisis aquí). Cuando le preguntaron cuál era su opinión sobre la atmósfera del torneo, Ivanchuk respondió: «La atmósfera es excelente, el lugar es excelente, la organización es excelente; lo único con lo que no estoy contento es con mi juego».
Perfeccionista, Ivanchuk se mostró crítico con su desempeño. De cualquier manera, su presencia en cualquier torneo es valorada y apreciada por todos.
Una imagen de la sala de comentarios
Mientras yo corría hacia los autobuses que esperaban para llevarnos a un recorrido por la isla, me encontré con Ivanchuk en el vestíbulo del hotel. «¿No quieres unirte a la excursión?», le pregunté. Sorprendido, respondió rápidamente: «¡Sí! Pero primero necesito ir a mi habitación». «No hay problema, haré que el autobús espere», le respondí.
Nos sentamos juntos en el autobús, y permanecí a su lado durante toda la excursión, intercambiando breves comentarios sobre la vida y traduciéndole algunas de las explicaciones del guía turístico. Sin embargo, las distancias eran largas y el viaje se volvió algo tedioso. Me disculpé por haberlo hecho venir. «No hay problema, estuvo bien», me aseguró. Pero después del almuerzo, decidió no continuar con la segunda parte del recorrido.
Diana y Vasyl frente al mural Mariposa Biomecánica en Djerbahood, el museo al aire libre de la isla tunecina
—Supongo que quieres descansar antes del blitz de esta noche.
—No creo que juegue en el torneo de blitz.
—Pero Chokri (el organizador) esperaba que jugaras. Al parecer, le dijiste que lo harías.
—No recuerdo haberle dicho eso —dijo Ivanchuk, levantando las cejas con su expresión habitual.
A pesar de esto, Ivanchuk se presentó al torneo de blitz esa noche, para alegría del organizador. Llegada la sexta ronda, tenía una puntuación perfecta de 6/6. En la séptima ronda, sin embargo, perdió contra Aryan Tari, cediendo el primer puesto y terminando en segundo lugar.
Ver los esultados del torneo de blitz aquí.
Podio del torneo de blitz: Tari (1º), Ivanchuk (2º), Maurizzi (3º)
Durante un par de cenas juntos, noté que Ivanchuk consumía una enorme cantidad de naranjas. Tomaba dos o tres, las terminaba y luego iba por más. Una noche, cuando se levantó para buscar otra ronda de naranjas, el camarero, que estaba cerca, se inclinó como si fuera a contarme un secreto: «Come muchas naranjas».
Cuando Ivanchuk regresó, comiendo felizmente la que probablemente era su quinta naranja de la noche, le pregunté: «¿Hay alguna razón médica para esto?»
«No, simplemente me gustan», respondió. En la Isla de Yerba, tenía acceso a naranjas especialmente jugosas y besadas por el sol.
Vasyl y su vicio: las naranjas
El legendario ajedrecista regresa a Yerba, del 15 al 23 de febrero, para alegría de sus fanáticos. Y podrá disfrtutar de sus queridas y jugosas naranjas...
