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En la misma se puede leer:
Estimadas Federaciones Miembros,
El Consejo de la FIDE y yo quisiéramos expresar nuestro apoyo a los afectados por el devastador terremoto en Turquía y Siria, y extender nuestras sinceras condolencias a su pueblo por la trágica pérdida de vidas. Nuestros pensamientos y oraciones están con ellos en estos difíciles momentos.
La FIDE participará en la prestación de asistencia a los miembros de nuestra comunidad y a sus familias que puedan haberse visto afectados por esta tragedia, una vez que recibamos información más precisa sobre su situación y sus principales necesidades.
Les instamos a demostrar su solidaridad y movilizar a la comunidad ajedrecística de sus países para donar recursos y proporcionar cualquier otra ayuda posible que las familias afectadas en Siria y Turquía requieran con urgencia. Por favor, pónganse en contacto con las organizaciones humanitarias de sus respectivos países para encontrar la mejor manera de canalizar estas donaciones y recursos.
Ser una sola familia a menudo significa alegría compartida, pero aún más, apoyo mutuo en tiempos difíciles.
Gens Una Sumus.
Arkady Dvorkovich
Presidente de la FIDE
En uno de los párrafos de este comunicado, el presidente Dvorkovich expresa:
“Les instamos a demostrar su solidaridad y movilizar a la comunidad ajedrecística de sus países para donar recursos y proporcionar cualquier otra ayuda posible que las familias afectadas en Siria y Turquía requieran con urgencia”.
Y es aquí donde quisiera hacer algunas reflexiones.
El Consejo de la FIDE hace un llamado a la solidaridad. Solidaridad entendida como uno de los valores humanos por excelencia y que se define por la colaboración mutua más allá de cualquier tipo de barrera que pudiera separar a los seres humanos.
La solidaridad es un sentimiento y a la vez una relación social que se dirige especialmente hacia otro ser humano. La solidaridad nos iguala al establecer una corriente de empatía hacia el otro, un sentimiento de pena, compasión o piedad respecto al sufrimiento del otro. Este sentimiento nos permite establecer enlaces con otras personas y desarrollar lazos de pertenencia a un grupo social más amplio al trabajar por un bien en común.
“El sentimiento de solidaridad florece ante las grandes desgracias que suceden en el mundo, grandes desastres naturales, conflictos bélicos son los más usuales. Por medio de la solidaridad miles y millones de personas pueden recibir una ayuda, aquellos que se encuentran sufriendo las penurias encuentran los recursos necesarios para sobrellevar su situación”.
Un valor personal que implica la habilidad de algunos miembros de una comunidad de actuar como un todo. En nuestro caso, somos miembros de una comunidad global de ajedrecistas amparados por una organización llamada FIDE, bajo un lema: Gens Una Sumus. Esto es, partes de una estructura en la cual compartimos intereses que nos son comunes. Además, y coincidiendo con el estatuto FIDE, la solidaridad trasciende los límites raciales, políticos, de género, etarios, de credo religioso o ideológico, nacionales, etc.
Por otro lado, al hablar de empatía nos estamos refiriendo a la capacidad para entender los sentimientos y las emociones de una persona incluso cuando lo está pasando mal. Es importante no confundirla con emociones como la compasión, puesto que en este último caso la persona, aparte de ponerse en el lugar del otro, también intenta ponerle fin a su sufrimiento. Es decir, la empatía es un requisito para la compasión, pero la compasión implica también poner fin al sufrimiento mientras que en la empatía no necesariamente.
A grandes rasgos, entendemos empatía como la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo otra persona. Ser una persona empática no es una tarea fácil y, en muchas ocasiones, requiere una serie de condiciones previas.
Es la capacidad de un individuo para vivenciar los pensamientos y sentimientos de los otros, reaccionando adecuadamente.
Diferenciamos en la empatía dos componentes; el cognitivo y el emocional. El componente cognitivo comprende los pensamientos y sentimientos del otro. El componente afectivo comparte el estado emocional de otra persona.
Conocer y practicar la empatía es tener la posibilidad de imaginar lo que el otro está pensando, sintiendo; es desarrollar la habilidad de experimentar las emociones de los otros como si fuesen propias.
Finalmente, está un tercer valor, la compasión. La misma se refiere al sentimiento de sufrir de manera conjunta con otro u otros. Se trata de una emoción que aflora cuando vemos que alguien lo está pasando mal; lo que nos incita a ayudar a esa persona para intentar paliar su sufrimiento. Es la capacidad para empatizar con el sufrimiento de otros, generándose la intencionalidad de poner fin al sufrimiento del otro.
Por ello es importante el llamado a la solidaridad hecho por la FIDE a la gran familia ajedrecística, ante la devastación producida por el terremoto en Siria y Turquía.
Dadas las circunstancias actuales y perspectivas futuras, estimamos que la humanidad necesita volverse más fuerte y más unida, más responsable y más inteligente en su comportamiento y en su percepción.
En estos momentos el ejercicio de valores como la empatía, la compasión y la solidaridad son necesarias. Sin lugar a dudas, nosotros los ajedrecistas tenemos mucho por aportar. Seamos solidarios y demos ese paso adelante en favor de los más necesitados.
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