¿Los ajedrecistas debemos preocuparnos por el cambio climático?

por Uvencio Blanco Hernández
14/04/2023 – Toda actividad humana está conectada con variables ambientales y en su interacción con el entorno, la misma utiliza energía y genera algún tipo de contaminación. El deporte no escapa a ello; así como el automovilismo produce una importante huella de carbono, es probable que el ajedrez sea uno de los de menor impacto ambiental. Por tanto, siendo ajedrecistas, debemos desarrollar una conciencia y acción ecológica tal, que contribuya con el logro de las metas establecidas en las últimas Cumbres Climáticas. Artículo por Dr. Uvencio Blanco. | Foto: Nadja Wittmann (ChessBase)

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Un diálogo sobre ajedrez y ecología (3)

Algunas definiciones básicas

Antes de abordar este interesante tema, deseo repasar la definición de cuatro constructos íntimamente relacionados entre sí; estos son: gases de efecto invernadero, huella de carbono, calentamiento global y cambio climático.

Gases de efecto invernadero (GEI)

Son gases emitidos de forma natural y por la actividad humana (antropogénica), cuya presencia en la atmósfera terrestre, contribuye al calentamiento global acelerando el cambio climático. Ocurre que estos gases, acumulados en nuestra atmósfera absorben la energía infrarroja del Sol: esto crea el denominado efecto invernadero, que contribuye al aumento de temperatura global del planeta.

Entre los principales gases de efecto invernadero se encuentran: el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2). Si preguntamos cuáles son los gases de efecto invernadero, el CO2 (el más importante porque es el que más se asocia a actividades humanas y el principal responsable de este efecto), el Metano (CH4), el Óxido nitroso (N2O), el vapor de agua, los clorofluorocarbonos (CFC), el ozono troposférico (O3) y otros.

Huella de carbono (HC)

Conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero producidas, directa o indirectamente, por industrias, organizaciones, personas, productos, actividades o eventos deportivos o culturales, o regiones geográficas, en términos de CO 2 equivalentes, y sirve como una útil herramienta de gestión para conocer las conductas o acciones que están contribuyendo. Esto implica que cada actividad humana deja una marca, una huella de carbono, que puede ser fácilmente reconocible, medible y, en consecuencia, reducible y compensable. El impacto de estas actividades se mide en toneladas o kilos de dióxido de carbono que equivalen a gases de efecto invernadero (GEI), según detalla la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Identificar esta huella es importante porque es el punto de partida para la reducción del impacto.

Calentamiento global (CG)

El calentamiento global es una de las variables que configuran el cambio climático y se refiere al aumento de la temperatura media de los océanos y de la atmósfera terrestre. En las últimas décadas su incremento ha sido alarmante a nivel mundial generando desequilibrios que ponen en peligro la vida misma.

Cambio climático (CC)

Conjunto de complejos cambios, impulsados por las concentraciones de gases de efecto invernadero, que afectan los sistemas meteorológicos y climáticos de nuestro planeta. Engloba no sólo el aumento de las temperaturas medias conocidas como calentamiento global, sino también los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios en las poblaciones y hábitats de la fauna y flora silvestres, la subida del nivel del mar y otros muchos efectos.

Como hemos visto, estos fenómenos establecen una cadena que va desde la producción de gases de efecto invernadero (asociada a la huella de carbono), al proceso de calentamiento global y su efecto sobre el cambio climático; situación que nos ha llevado a ese conjunto de consecuencias y desequilibrios denominado crisis climática.

Bomba climática por estallar

En las últimas décadas hemos visto cómo se ha sucedido una serie de catástrofes de distinto tipo -cada una más devastadora que la anterior- en distintos lugares de nuestro planeta. No solo en territorios del África oriental o central, en el sureste asiático o en Latinoamérica; sino en Europa, Australia, América del Norte y hasta el propio Ártico, todos han sido tocados por eventos catastróficos de diferente rigor.

Estamos hablando de incendios, sequías, inundaciones, huracanes, terremotos, tsunamis y otros fenómenos asociados al clima. Violentas alteraciones medioambientales, como consecuencias del llamado cambio climático.

En un artículo publicado por el Banco Mundial bajo el título ”Bomba climática va a estallar: ONU” (2023), esta entidad refiere que:

Según un informe respaldado por la ONU, el mundo se está acercando rápidamente a niveles catastróficos de calentamiento y los objetivos climáticos internacionales están lejos de lograrse a menos que se tomen medidas inmediatas y radicales. El informe se basa en los hallazgos de cientos de científicos para proporcionar una evaluación integral del desarrollo de la crisis climática. La humanidad está caminando sobre una capa de hielo muy delgada y ese hielo se está derritiendo rápidamente.

Uno de tales objetivos es “limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales” una marca accesible. Sin embargo, podemos verificar que los gobiernos continúan aprobando proyectos de petróleo, gas y carbón, a pesar de que la Agencia Internacional de Energía dijo en 2021 que ahora no puede haber nuevos desarrollos de combustibles fósiles si el mundo quiere cumplir con los compromisos climáticos.

Los expertos de la ONU agregan que:

El informe es la evaluación más terrible y preocupante hasta el momento de los impactos climáticos en espiral que todos enfrentaremos si no se realizan cambios sistémicos ahora. Los impactos de la contaminación que calienta el planeta ya son más severos de lo esperado y nos precipitamos hacia consecuencias cada vez más peligrosas e irreversibles.

Adicionalmente, tengamos en cuenta lo expresado en el siguiente registro experto:

Las concentraciones de contaminación de carbono en la atmósfera están en su nivel más alto en más de dos millones de años. La tasa de aumento de la temperatura durante el último medio siglo es la más alta en 2.000 años. Los impactos de la crisis climática continúan afectando con mayor fuerza a los países más pobres y vulnerables que menos han hecho para causarla.

Banco Mundial

En el 2015, bajo el auspicio de la ONU, 193 países firmaron la Agenda 2030, mediante la cual se comprometen a desarrollar los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre los más destacables están el cuidado del medio ambiente en el que se insertan: agua potable y saneamiento, acción por el clima, vida submarina y vida de ecosistemas terrestres.

Sin embargo y sobre todo después de la epidemia de Covid-19 de 2020 – 2021, existe gran escepticismo respecto a que las partes firmantes de esta agenda y los distintos acuerdos y protocolos internacionales que intentan limitar la producción de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, puedan alcanzar los objetivos propuestos en dichos documentos. Por ejemplo, en relación con el referido informe de la ONU, importantes centros de noticias como CNN afirmaron que “El informe reúne lo que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya ha establecido en un grupo de otros informes en los últimos años. Pero plantea una imagen muy cruda de hacia dónde se dirige el mundo”.

¿De qué manera la actividad humana influye sobre el clima?

La actividad humana provoca gran consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, causando un aumento gradual de temperatura. Este aumento en la temperatura promedio de la Tierra es lo que conocemos como el calentamiento global. De hecho, las temperaturas más altas son la causa de huracanes, sequías y el derretimiento de los glaciares.

Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y vapor de agua, permiten que la Tierra permanezca caliente, pues atrapan el calor solar e interno en la atmósfera. Estos gases están presentes en el planeta de forma natural y en un volumen balanceado. De tal manera que sin los gases de efecto invernadero, la Tierra sería un desierto helado.

Permanentemente la humanidad consume energía por medio del transporte, los electrodomésticos, la actividad fabril, la construcción, actividades deportivas y culturales, etc. La mayoría de la energía consumida proviene de quemar combustible fósil como el petróleo, los aceites, el gas natural y el carbón entre otros. En consecuencia, dichas actividades se han convertido en la principal fuente del cambio climático. Según la organización “Futuro Verde” (2023), el 97% de los científicos están de acuerdo que el cambio climático es provocado por el ser humano.

Sabemos que el cambio climático existe y sabemos por qué: la contaminación de dióxido de carbono está calentando nuestro planeta y provocando sequías extremas, inundaciones, incendios forestales y super tormentas. Todos pagamos el precio en vidas, fuentes de trabajo, disponibilidad de agua y alimento, y en todas las maneras imaginables. El cambio climático es el problema más grande que enfrenta la humanidad en estos momentos. Es nuestra responsabilidad tomar acción, los efectos no afectan solo a los osos polares, nos afectan a todos.

Breve conclusión

  • Debemos tomar en cuenta que, mientras el calentamiento global se refiere específicamente a cambios de temperatura y sus efectos, el concepto de cambio climático engloba todos los cambios en el clima de la Tierra producto del aumento de gases de efecto invernadero, que se evidencian en precipitaciones cada vez más fuertes y sequías más largas.
  • El informe de la ONU muestra que el futuro de la Tierra no está predeterminado. El mismo subraya la necesidad urgente de que los líderes de todos los sectores y de todos los países den un paso adelante y tomen medidas climáticas audaces.
  • Toda actividad humana está conectada con variables ambientales y en su interacción con el entorno, la misma utiliza energía y genera algún tipo de contaminación.
  • De hecho, un conjunto de actividades humanas suma desmesuradamente al incremento del calentamiento global. Entre ellas está el deporte -particularmente el profesional- el cual está aportando a la huella del carbono y, por lo tanto, a la alerta climática.
  • Así como el automovilismo produce una importante huella de carbono, es probable que el ajedrez sea uno de los de menor impacto ambiental.
  • Por tanto, siendo ajedrecistas, debemos preocuparnos seriamente por el cambio climático y desarrollar una conciencia y acción ecológica tal, que contribuya con el logro de las metas establecidas en las últimas Cumbres Climáticas.

Enlaces


Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.