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Como resultado de las mismas, los investigadores estimaron que la búsqueda de soluciones a múltiples problemas, presentados sobre el tablero, sugerían la realización de una actividad cognitiva compleja; lo cual permite que se mantenga como foco de acción de la ciencia cognitiva.
La investigación sobre estas habilidades y procesos, nos sugiere que tales hallazgos son aplicables al entrenamiento deportivo. De hecho, en los últimos anos, los instructores y entrenadores de ajedrez han desarrollado novedosos métodos de entrenamiento en pos del logro deportivo. Interesa que el estudio y la práctica de esta disciplina conlleve a un mejoramiento en la comprensión del juego tal que, permita –en la participación en torneos- la obtención de la mayor cantidad de puntos posibles y el alcance de normas y títulos ajedrecísticos; lo que a su vez representa parte del crecimiento de un jugador.
Durante las cinco últimas décadas, la preocupación por la mejora en el rendimiento deportivo ha ido desarrollándose de forma sostenida, al ser cada vez más conscientes de que –en el rendimiento deportivo no solo depende de los músculos, nervios y huesos, de su capacidad de insuflar fuerza, velocidad, potencia o resistencia. Se ha comprobado que existen otros elementos asociados al cerebro, que participan de manera notable en los logros deportivos y estos factores son de carácter mental; como las potencialidades o habilidades mentales y emocionales.
De allí que el impacto principal de aplicaciones provenientes de las neurociencias sobre el deporte de rendimiento actual estriba en la posibilidad de localizar una función cerebral y asociarla a una función motora y, en consecuencia, comprobar mediante la elaboración de estímulos visuales, auditivos y cinestésicos que el procesamiento de la información se produce en determinados circuitos cerebrales. De esa manera se podría establecer qué áreas cerebrales controlan determinados movimientos o sensaciones, y a partir de ahí facilitar la comprensión y la utilización de mecanismos que puedan mejorar esos procesos.
Pero también debemos tomar en cuenta que los últimos avances en el dopaje parecen estar asociados a los adelantos de la biotecnología. Más allá del dopaje genético y el desarrollo de prótesis, ya comienzan a ser relevantes aplicaciones específicas en el campo de las neurociencias, en particular la utilización de las llamadas drogas inteligentes, los neuromejoradores y los estimuladores transcraneales. Estos dispositivos están siendo diseñados para mejorar no sólo los aspectos fisiológicos en el rendimiento deportivo, sino también los cognitivos.
Aquí, debemos señalar que los potenciadores o mejoradores cognitivos son productos que inicialmente fueron diseñados para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas que afectaban principalmente en la fase del envejecimiento. Sin embargo, tales medicamentos han encontrado en estos últimos años un mercado compuesto por personas sin enfermedades subyacentes, es decir, sanas.
Por otra parte, las funciones que han desarrollado estos potenciadores cognitivos se centran en la posibilidad de mantenerse despierto más tiempo, mantener altos niveles de atención y concentración, incluso en condiciones de estrés mental, o mejorar la memoria.
Esto implica que tales potenciadores afectan la cognición; entendiéndose como tal, al proceso mental de conocimiento, que entiende la conciencia, percepción, razonamiento y juicio. Su adjetivo es cognitivo.
En un contexto más especializado, cognición es la capacidad que tenemos los seres vivos de procesar la información a partir de la percepción (estímulos que nos llegan del mundo exterior a través de los sentidos), el conocimiento adquirido con la experiencia y nuestras características subjetivas que nos permiten integrar toda esta información para valorar e interpretar el mundo. Dicha integración pasa por un proceso que incluye las siguientes capacidades: adquisición (percepción), selección (atención), interpretación (entendimiento) y retención (memoria).
En consecuencia, la mejora cognitiva puede ser definida como todo incremento de las capacidades implicadas en el proceso de cognición por cualquier medio o sistema, interno o externo, de procesamiento de la información.
La investigación señala que, en general, los expertos en ajedrez expresan los mismos límites cognitivos que los novatos porque no tienen una inteligencia superior o un talento especial. Es por ello que la utilización ilegal de mejoradores cognitivos, pudieran estimular la expresión de algunas de las habilidades generales relacionadas con mejores resultados deportivos; ya hemos dicho: percepción, atención, memoria, resolución de problemas, planificación, toma de decisiones, etc.
Las mejoras cognitivas; llamadas también neuromejoras, son aquellas técnicas y procedimientos mediante los cuales se intenta incrementar el potencial cerebral en capacidades o habilidades cognitivas específicas como la resistencia a la fatiga, la ampliación de la memoria y la fijación de la atención durante largos períodos de tiempo, entre otras. Para lograr tal objetivo, es necesaria la aplicación de novedosos métodos propios de la biomedicina y la neurocirugía y de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos específicos. A efectos prácticos, los términos neuromejora y mejora cognitiva son utilizados como sinónimos.
Efectivamente, los aportes de las neurociencias y la farmacología pudieran observarse en áreas importantes de la mente del ajedrecista como los son los estados emocionales asociados a la depresión, ansiedad, estrés, la timidez y el miedo, entre otros. Así mismo, crea las condiciones para que pueda sentirse más feliz, confiado, valiente o agresivo. Vistas así, estas acciones pueden repercutir de forma directa en el rendimiento deportivo.
Fuente: Blanco, U. 2020) “La irresponsabilidad a jugar a ser dioses”
