Para ganar, primero debes aprender
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Esta semana hemos presentado al público la obra “Ajedrez, ciencia cognitiva y educación” (Blanco, U.). En la misma intentamos desvelar las interacciones más importantes que puedan observarse entre los dominios ajedrez y educación desde la óptica de las ciencias cognitivas, en particular la neurociencia. Y lo hacemos a través de 600 preguntas con sus respectivas respuestas, con la idea de servir de orientación y apoyo didáctico para todos aquellos que trabajan en la docencia, instrucción y entrenamiento en programas de ajedrez educativo que se desarrollan desde la Educación Inicial hasta la Educación Universitaria.
Además de seis anexos con artículos de divulgación seleccionados.
La información allí mostrada ha sido recopilada de la literatura de campos complementarios como la ciencia cognitiva, las neurociencias, la inteligencia artificial, la lingüística, la educación y el ajedrez. Hemos revisado: investigaciones, estudios y anotaciones presentes en libros, revistas especializadas e Internet y a partir de nuestra experiencia y opiniones personales sobre esta materia expresadas en textos, conferencias y artículos publicados en portales como ChessBase (Hamburgo, Alemania), Ajedrez Latitud Sur (Buenos Aires, Argentina), FIDE EDU Commission y otros.
Hemos observado que a lo largo de las ultimas 5 décadas, y acentuado por las aplicaciones dadas por la ciencia cognitiva, el ajedrez comenzó a ser visto como un dominio asociado casi exclusivamente a procesos cognitivos, para luego derivarse hacia aspectos de tipo educativo, afectivo y socio-cultural. En “Ajedrez, ciencia cognitiva y educación” ratificamos la concepción de que el juego del ajedrez tiene un carácter eminentemente intelectual; esto es, de habilidad o destreza mental; una actividad en la que su desarrollo está asociado a una estrategia abstracta; y que puede actuar como estimulador de la mente a través de la mejora de habilidades cognitivas en el ser humano; potenciando algunas competencias básicas para el aprendizaje.
Los descubrimientos de la investigación científica pueden ayudar a todos los actores involucrados en educación; incluyendo a los alumnos, padres, profesores y gestores de políticas, a comprender mejor el proceso del aprendizaje y a estructurar ambientes que lo nutran.
Así mismo, mostramos preocupación por el limitado conocimiento exhibido por nuestros docentes y directivos de instituciones escolares, respecto a la utilidad del estudio de las ciencias cognitivas y su aplicación en las distintas áreas el ecosistema educativo.
Tenemos un porcentaje muy alto de educadores que fueron formados bajo el enfoque de corrientes el conductismo, lo que les da, de alguna manera, formas tradicionales de ver la educación. Complementario a este hecho, están los maestros que no se dedicaron a actualizar conocimientos y a innovar su práctica cómo por ejemplo, comprender cómo aprende el cerebro, cómo funcionan los sistemas de memoria, las funciones ejecutivas, las emociones, la atención, etc., permitirá al educador repensar su forma de enseñar implementando nuevas estrategias que activen el potencial del cerebro de sus alumnos para aprender, pero, antes que nada, permitirá al educador recrear su propia misión de vida y valorarse como eje fundamental en el desarrollo de un ser humano. Este conocimiento nos lo está proveyendo la neuroeducación.
De hecho, con base en la evidencia recabada, los expertos estiman que los aportes de la neuroeducación abren la puerta al desarrollo humano. Esta afirmación se basa en que el conocimiento sobre el encéfalo y sus implicaciones, modifica el perfil del docente y le permite replantear su práctica pedagógica.
Este nuevo conocimiento permitirá al educador que entienda, entre otras cosas, cómo el cerebro actúa con el entorno; cómo el cerebro determina qué es importante; cómo el cerebro aprende, almacena y recupera información; cómo el cerebro procesa la información y resuelve problemas; cómo programar para los diferentes estilos de aprendizaje; cómo vincular actividades cognitivas, físicas y sensoriales; cómo explorar diferentes vías para aprender; y finalmente, cómo matizar los aprendizajes con emociones positivas".
De tal manera que la neuroeducación en la actualidad, no solo aporta al educador conocimiento acerca de las bases neurobiológicas que subyacen al aprendizaje, sino que aportará al sistema educativo una base sólida, científica, que podrá sostener acciones de gran envergadura en la formación docente, en el diseño curricular y en las estrategias de enseñanza que podrán llevarnos a una verdadera transformación de la educación.
Dr. Cristóbal Blanco Acevedo | Foto: cortesía del Dr. Cristóbal Blanco Acevedo (Fuente: Topdoctors)
En este sentido, nuestro prologuista el doctor Cristóbal Blanco Acevedo, maestro internacional de ajedrez y neurocirujano del hospital universitario “Reina Sofía” de España, considera que:
Desde hace décadas, las neurociencias han centrado su enfoque en intentar entender los mecanismos y circuitos cerebrales desconocidos que puedan estar implicados en la neuro protección. Su objetivo está en ralentizar o disminuir la alta incidencia de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson, Demencia Vascular, Trastornos Psiquiátricos, Déficit de Atención, etc.; sobre las cuales disponemos de tratamientos poco efectivos; sin olvidar los procesos fisiológicos relacionados con el envejecimiento cerebral que han puesto en peligro nuestra convivencia y supervivencia. Todos estos procesos de la salud – enfermedad, guardan en común una clara disfunción en la neuro plasticidad cerebral y un efecto de gran deletéreo sobre nuestra calidad de vida.
Y en relación con la naturaleza del ajedrez, agrega:
El ajedrez es mucho más que un juego de mesa, es un verdadero deporte; debido a que nuestro cerebro, apenas con peso de 1.5 Kg en la edad adulta consume aproximadamente el 20% de toda nuestra energía en condiciones normales y mucho más en competencia de alto nivel ajedrecístico. Es importante señalar que, para alcanzar niveles óptimos de competitividad, al igual que cualquier deporte, necesita un entrenamiento progresivo y secuencial, donde la alimentación el descanso y la preparación física son fundamentales.
Más adelante, en cuanto a la relación entre ajedrez y educación, el doctor Blanco Acevedo, opina que:
Las particularidades que ofrece el ajedrez como herramienta educativa, se convierten en el gran objetivo y tesoro. La inteligencia inter e intra personal refuerzan la autoestima, el sentido de responsabilidad, la integración social y el liderazgo; hacen recomendable la práctica a cualquier edad.
Así mismo, estima que el Autor:
“…Nos ofrece esta magnífica obra, que sin duda será de referencia consultiva mundial, resaltando el sustento en su experiencia personal en diferentes países y apoyado en base científica, con un profundo ejercicio de búsqueda hacia la excelencia; posicionando al ajedrez como herramienta transversal para desarrollar los múltiples procesos cognitivos, mejorar nuestras funciones cerebrales y validar su aplicación multidisciplinaria en otras áreas del aprendizaje. Nos invita con empatía y maestría a transitar en este importante y hermoso camino del juego ciencia".
Fernand Gobet y Uvencio Blanco en Turín, Italia | Foto: Uvencio Blanco
Finalmente, “Ajedrez, ciencia cognitiva y educación” está dedicada al doctor Fernand Gobet, maestro internacional de ajedrez y uno de los científicos cognitivos más importantes de las últimas décadas.
Gobet se desempeña como investigador y profesor de Psicología Cognitiva en la Escuela de Economía de Londres. Su interés está centrado en la cognición, percepción, aprendizaje, resolución de problemas y toma de decisiones, que le ha llevado a producir una obra relevante y de amplio alcance pedagógico. Sus aportes han facilitado una mejor comprensión del ajedrez como actividad deportiva de alta complejidad.
Aspiramos que esta obra aporte conocimientos y experiencias a nuestros docentes e instructores de ajedrez y a directores y los padres interesados en participar en proyectos de ajedrez educativo.
