ChessBase 16 - Mega package Edition 2022
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El primer campeonato femenino en España se celebró en Barcelona 1932. No obstante, no fue hasta 1950 cuando tuvo lugar
el primer campeonato de España femenino. En comparación, el masculino se empezó a celebrar en 1902, una injusticia histórica que no es sino el fiel reflejo de la sociedad de aquella época.
En España siempre ha habido grandes jugadoras, a pesar de todas las dificultades con las que tuvieron que luchar. La lista es muy larga, mencionaré únicamente a la jugadora más legendaria y a la vigente campeona de España y dominadora en la actualidad.
Posee un sensacional historial que incluye once campeonatos de España y seis subcampeonatos. Ha participado en 15 Olimpiadas logrando dos medallas de plata al resultado individual. En la Olimpiada de 1976, en Haifa, el equipo español logró el tercer puesto, obteniendo una medalla de bronce, siendo la única medalla lograda hasta la fecha por un equipo español en las Olimpiadas de ajedrez, incluyendo la prueba absoluta. Su amor por el ajedrez durante toda una vida, así como su comportamiento dentro y fuera del tablero son un ejemplo para todos. Quizá algún día se le haga el reconocimiento que se merece.
Nieves García | Foto: Patricia Claros
Sabrina destacó desde sus comienzos a temprana edad en el ajedrez gracias a su formidable talento. Entre sus numerosos logros cabe destacar los siguientes: subcampeona de Europa en el año 2016 (empatada a puntos con la primera clasificada), siete campeonatos de España femeninos y tres subcampeonatos. Desde el año 2004 hasta la actualidad ha participado de manera ininterrumpida con el equipo femenino español en todas las Olimpiadas y europeos celebrados.
Gran embajadora del ajedrez, de comportamiento siempre exquisito, en el año 2019 recibió el Premio Reina Sofía, “por un gesto especialmente relevante de nobleza o juego limpio en la práctica deportiva”. En su caso fue por la renuncia a disputar los Campeonatos Mundiales de 2017, en las modalidades de rápidas y relámpago, torneos con excelentes premios, como motivo de protesta a la obligación de jugar con velo en el país organizador, Arabia Saudí.
En el presente año ha sido galardonada con el Premio Mujeres a Seguir del Deporte. Estos premios reconocen el talento femenino en ciencia, comunicación, cultura, empresa, tecnología y deporte.
Sabrina Vega | Foto: Patricia Claros
Antropológicamente la mujer ha estado marginada en todas las esferas de la sociedad. Podríamos matizar que no siempre ni en todas las comunidades ha sido así. Por ejemplo, y por extraño que parezca, los vikingos respetaban más a la mujer y sus derechos de lo que se hace hoy en día en muchos países, incluyendo algunos pretendidamente modernos. Pero en términos generales, la mujer viene arrastrando la pesada carga del papel secundario al que se ha visto relegada desde el comienzo de los tiempos.
Yuval Noah Harari reflexiona en uno de los capítulos de su excepcional ensayo Sapiens: De animales a dioses sobre el origen de la desigualdad de género. El siguiente es un resumen de sus pensamientos:
Hay una jerarquía que ha sido de importancia suprema en todas las sociedades humanas conocidas: la jerarquía del género. En todas partes la gente se ha dividido en hombres y mujeres. Y casi en todas partes los hombres han obtenido la mejor tajada, al menos desde la revolución agrícola.
Más adelante, Harari sigue reflexionando:
Incluso antes de 1492, la mayoría de las sociedades tanto en América como en Afro-Eurasia eran patriarcales, aunque habían permanecido sin contacto durante miles de años. Si el patriarcado en Afro-Eurasia fue el resultado de algún acontecimiento aleatorio, ¿por qué eran patriarcales los aztecas y los incas? Es mucho más probable que, aunque la definición precisa varía de una cultura a otra, exista alguna razón biológica universal por la que casi todas las culturas valoraban más la masculinidad que la feminidad. No sabemos cuál es la verdadera razón. Existen muchas teorías, pero ninguna de ellas es convincente.
La teoría más común señala el hecho de que los hombres son más fuertes que las mujeres, y que han usado su mayor potencia física para obligar a las mujeres a someterse. Una versión más sutil de esta afirmación aduce que su fuerza permite a los hombres monopolizar tareas que exigen un trabajo manual duro, como labrar y cosechar. Esto les da el control de la producción de alimentos, que a su vez se traduce en poder político. El énfasis en la potencia muscular plantea dos problemas. Primero, la afirmación de que «los hombres son más fuertes que las mujeres» es cierta solo por término medio, y solo con relación a determinados tipos de fuerza. Por lo general, las mujeres son más resistentes al hambre, la enfermedad y la fatiga que los hombres. También hay muchas mujeres que pueden correr más veloces y levantar pesos más pesados que muchos hombres. Además, y lo que es más controvertido para esta teoría, a lo largo de la historia a las mujeres se las ha excluido principalmente de profesiones que requieren poco esfuerzo físico (como el sacerdocio, las leyes y la política), mientras que se han dedicado a tareas manuales duras en los campos, en la artesanía y en el hogar. Si el poder social se dividiera en relación directa con la fuerza física o el vigor, las mujeres tendrían una parte mayor del mismo. Y, lo que es más importante, simplemente no hay relación directa entre la fuerza física y el poder social entre los humanos. En la mayoría de las sociedades, las clases sociales inferiores son las que realizan los trabajos manuales.
Otra teoría explica que la dominancia masculina resulta no de la fuerza, sino de la agresión. Millones de años de evolución han hecho a los hombres mucho más violentos que las mujeres. Las mujeres pueden equipararse a los hombres en lo que a odio, codicia y maltrato se refiere, pero cuando las cosas se ponen feas, dice la teoría, los hombres son más proclives a la violencia física y bruta. Esta es la razón por la que a lo largo de la historia la guerra ha sido una prerrogativa masculina.
En épocas de guerra, el control de las fuerzas armadas por parte de los hombres los ha hecho también dueños de la sociedad civil. Después usaron su control de la sociedad civil para desencadenar cada vez más guerras, y cuanto mayor era el número de guerras, mayor el control de la sociedad por los hombres. Este bucle de retroalimentación explica tanto la ubicuidad de la guerra como la ubicuidad del patriarcado.
Estudios recientes de los sistemas cognitivos de hombres y mujeres refuerzan la hipótesis de que los hombres tienen efectivamente tendencias más agresivas y violentas.
Con el fin de administrar una guerra es seguro que se necesita vigor, pero no mucha fuerza física ni agresividad. Las guerras no son peleas de taberna. Son proyectos muy complejos que requieren un grado extraordinario de organización, cooperación y pacificación. La capacidad de mantener la paz en casa, de adquirir aliados en el exterior y de comprender qué pasa en la mente de otras personas (en particular nuestros enemigos) suele ser la clave de la victoria. De modo que un bruto agresivo suele ser la peor elección para dirigir una guerra. Es mucho mejor una persona cooperativa que sepa cómo apaciguar, cómo manipular y cómo ver las cosas desde diferentes perspectivas. Esta es la materia de la que están hechos los forjadores de imperios.
A menudo se presenta a las mujeres con el siguiente estereotipo: son mejores manipuladoras y pacificadoras que los hombres, y son famosas por su capacidad superior para ver las cosas desde la perspectiva de los demás. Si acaso hay alguna verdad en estos estereotipos, entonces las mujeres habrían sido excelentes políticas y forjadoras de imperios, y habrían dejado el trabajo sucio en los campos de batalla a los machos, cargados de testosterona, pero simplones. Dejando aparte los mitos populares, esto raramente ha ocurrido en el mundo real y no está claro por qué ha sido así.
Un tercer tipo de explicación biológica concede menos importancia a la fuerza bruta y la violencia, y sugiere que a lo largo de millones de años de evolución, hombres y mujeres desarrollaron por evolución diferentes estrategias de supervivencia y reproducción. El resultado de estas diferentes estrategias de supervivencia, según esta teoría, es que los hombres han sido programados para ser ambiciosos y competitivos, y para destacar en la política y los negocios, mientras que las mujeres han tendido a apartarse del camino y a dedicar su vida a criar a los hijos.
Sin embargo, parece que la evidencia empírica también desmiente esta hipótesis. Es particularmente problemática la suposición de que la dependencia que las mujeres tienen de ayuda externa las hizo dependientes de los hombres, y no de otras mujeres, y que la competitividad de los machos hizo que los hombres fueran socialmente dominantes. Hay muchas especies de animales, como los elefantes y los bonobos, cuya dinámica entre hembras dependientes y machos competitivos produce como resultado una sociedad matriarcal. Puesto que las hembras necesitan ayuda externa, se ven obligadas a desarrollar sus habilidades sociales y a aprender cómo cooperar y apaciguar. Construyen redes sociales totalmente femeninas que ayudan a cada miembro a criar a sus hijos. Los machos, mientras tanto, pasan el tiempo luchando y compitiendo. Sus habilidades y sus lazos sociales no acaban de desarrollarse. Las sociedades de bonobos y elefantes están controladas por fuertes redes de hembras cooperativas, mientras que los machos, egoístas y no cooperativos, son relegados a puestos secundarios. Aunque las hembras de bonobo son por término medio más débiles que los machos, suelen agruparse para aporrear a los que sobrepasan sus límites.
Si esto es posible entre los bonobos y los elefantes, ¿por qué no entre Homo sapiens? Los sapiens son animales relativamente débiles, cuya ventaja reside en su capacidad de cooperar en gran número. Si es así, cabría esperar que las mujeres dependientes, incluso si dependen de hombres, emplearan sus habilidades sociales superiores para cooperar con el fin de manipular a los hombres, agresivos, autónomos y egoístas y conseguir superarlos. ¿Cómo llegó a ocurrir que en la única especie cuyo éxito depende sobre todo de la cooperación los individuos que supuestamente son menos cooperativos (los hombres) controlen a los individuos que supuestamente son más cooperativos (las mujeres)? En la actualidad, no tenemos una respuesta satisfactoria. Quizá las hipótesis comunes sean simplemente erróneas. ¿Acaso los machos de la especie Homo sapiens no están caracterizados por la fuerza física, la agresividad y la competitividad, sino por unas habilidades sociales superiores y una mayor tendencia a cooperar? Sencillamente, no lo sabemos.
Si, como hoy se ha demostrado de manera tan clara, el sistema patriarcal se ha basado en mitos infundados y no en hechos biológicos, ¿qué es lo que explica la universalidad y estabilidad de este sistema?
Flema británica, característica del gran maestro inglés. El comentario de Short no necesariamente tiene una connotación machista, de hecho, creo que está en lo cierto al apuntar hacia la falta de interés como una de las principales causas de la cuestión tratada. Sin embargo, en el año 2015 Short afirmó en unas declaraciones a la revista New in Chess que el motivo por el cual había una abrumadora mayoría de hombres jugando al ajedrez frente a una minoría residual de mujeres no se debía a históricas desigualdades que aún han de ser combatidas, sino a que el cerebro masculino está mejor preparado para ello que el femenino. Su propia experiencia desmiente tal aseveración, porque entre otras cosas, Judit Polgar ha vencido 8 veces a Short, perdiendo solo 3. Otra frase de Short, en la misma intervención, que creó bastante polémica fue la siguiente: “Sería fantástico ver más chicas jugando al ajedrez, y a un alto nivel, pero en lugar de preocuparnos por la falta de igualdad, quizá simplemente debamos aceptarla con dignidad, como un hecho.” Posteriormente se generó un intenso debate en las redes sociales, y a Short se le recordó su historial contra Judit Polgar. Nigel consideró “irrelevantes” sus resultados contra Judit y alegó: “Ella debió de comprar un cerebro masculino”. Sostuvo su firme convicción: “Los hombres y las mujeres tienen cerebros diferentes. Es un hecho biológico. Por otra parte, nunca dije que las mujeres tengan cerebros inferiores.” Judit dio su propia visión: “Los hombres y las mujeres son distintos, pero hay diferentes formas de pensar y de luchar que permiten lograr los mismos resultados.”
Poco a poco, de forma gradual pero constante, las mujeres han ido avanzando en su nivel de juego y resultados en el mundo del ajedrez, desde los ya lejanos tiempos de Vera Menchik. Superando todos los obstáculos y trabas sociales, a base de empuje y constancia fueron demostrando lo absurdo e injusto de la segregación por sexos en los torneos de ajedrez por considerar que su capacidad era inferior. Los avances que paralelamente se han ido produciendo en la sociedad en su conjunto respecto a los derechos de la mujer, han mejorado la situación, pero todavía falta un largo trecho por recorrer hasta llegar al lejano puerto de la igualdad de oportunidades y justicia deportiva.
Actualmente coexisten ambas modalidades de torneos: los mixtos y los femeninos. En mi opinión, y puesto que los hombres siguen dominando los primeros puestos de la clasificación mundial, es justo que así sea, que las mujeres tengan la oportunidad de elegir, hasta que el tiempo, que todo lo pone en su sitio, haga su trabajo y ponga a las mujeres en el lugar que les corresponde. De tal manera, las pruebas oficiales que sirven para designar a las campeonas territoriales, nacionales, continentales o mundiales, deberían contar con una prueba femenina, dotada con una recompensa económica equivalente a la de los premios del torneo mixto. Por ejemplo, la campeona de España debería ganar un premio exactamente igual al de campeón de España.
Me consta que la Federación Española de Ajedrez (FEDA) lleva años esforzándose por potenciar el ajedrez femenino, pero creo que se puede hacer mucho más. Lo mismo se puede decir de la Federación Mundial de Ajedrez (FIDE). Sobre esta cuestión y todas las que competen a las mujeres se les debería preguntar y dar mayor protagonismo en la toma de decisiones a ellas.
El machismo residual que, como un vestigio del pasado, todavía permanece latente en nuestra sociedad, oculto en muchos casos bajo finas capas de hipocresía, hace que por ejemplo no haya ninguna mujer en los altos cargos de la federación mundial ni nacional de ajedrez, ni presidiendo ninguna comunidad autónoma. No obstante, tanto en la FEDA como en la FIDE la mujer ha ganado representatividad con relación al pasado, aunque nunca ha habido una mujer al mando. Pienso que las cosas irían mejor a todos los niveles de la sociedad sin tanta testosterona en los puestos ejecutivos y de poder.
Personalmente llevo casi toda mi vida jugando al ajedrez y varias décadas enseñando a jugadores de todas las edades. Es innegable el hecho de que a ellos les atrae más el ajedrez que a ellas. Esto es así estadísticamente hablando en todas las edades, con una menor diferencia en los niños más pequeños.
A finales del siglo XX entre los jugadores federados a nivel mundial el número de mujeres solo era del 5%. Actualmente es del 7%, se va avanzando, pero muy lentamente. Incluso en edades muy tempranas hay menos chicas, y las que hay suelen ser menos fanáticas del juego. En la competición por equipos de Aragón en el año 2020 el número de chicas federadas, entre las categorías de División de Honor, Preferente, Primera y Segunda ha sido del 7%. En promoción, donde las edades son menores, se eleva hasta el 17%. Creo que la causa de este desequilibrio es el interés. Por alguna razón les interesa a menos chicas y por lo general de forma menos intensa. No tengo claro que las adolescentes abandonen la práctica del ajedrez en mayor número que ellos, y los estudios que se han realizado al respecto no son muy esclarecedores.
De mi propia experiencia tampoco extraigo una conclusión definitiva. Quizá al llegar a la adolescencia ellas lo dejen en un número ligeramente superior, pero no creo que exista una gran diferencia. Muchos chicos también lo dejan. Simplemente al partir ellas en conjunto de una cifra significativamente menor, su abandono puede resultar más notable en el reducido círculo de, pongamos por caso, un pequeño club de ajedrez.
Es muy interesante al respecto el siguiente estudio, publicado en la web con noticias en español de ChessBase.
Mi suposición sobre los motivos que pueden provocar un menor interés de ellas en general hacia el ajedrez, además de por todo el condicionamiento social y un ambiente muy masculinizado, es que seguramente son más prácticas, y desde una perspectiva global no encuentran tan interesante el ajedrez. Es una actividad que demanda mucho tiempo y esfuerzo y en comparación con otras actividades ofrece la esperanza de una menor recompensa. Ello explicaría también porque, caso de ser realmente así, lo abandonan en mayor número cuando los estudios universitarios o cualquier otra actividad que las ocupe se vuelven más exigentes o sienten otro tipo de inquietudes de tipo existencial.
Si tomamos en cuenta además que los incentivos para ellas en forma de premios en los torneos o cualquier otra cosa son claramente inferiores a los de ellos, es fácil comprender que les resulta más complicado sentirse atraídas por el ajedrez o por continuar practicándolo. Nuestra tarea como sociedad, y más particularmente como colectivo ajedrecista, es esforzarnos al máximo por hacer el ajedrez más atractivo para ellas. Las cifras solo indican lo mal que se han hecho las cosas hasta ahora y la leve mejoría que vamos experimentando.
A lo largo de los años he jugado contra muchas chicas y trabajado con multitud de alumnas, y nunca vi que tuvieran una capacidad inferior para la práctica del ajedrez. Quizá en general en la lucha ante el tablero son menos competitivas, eso es posible. Pero tampoco se cumple siempre, muchas ajedrecistas son tan competitivas como el que más. Creo que en general las mujeres son igual de competitivas, pero compiten por cosas diferentes. Por todo lo comentado en el punto anterior. Sin embargo, si se focalizan en el ajedrez, y ponen en dicha actividad un alto grado de interés, tampoco tienen aquí ninguna desventaja.
Antropólogos, biólogos y psicólogos han tratado desde hace mucho tiempo de explicar a través de la ciencia las razones de que nunca haya habido una campeona del mundo a nivel absoluto, y de que los primeros puestos de la clasificación en el ranking mundial estén siempre ocupados mayoritariamente por representantes del género masculino.
Uno de los argumentos más extendidos hace alusión a nuestras inteligencias y capacidades diferentes. Se han vertido ríos de tinta sobre este asunto y se han realizado muchos estudios e investigaciones al respecto. ¿Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas? de Allan Y Barbara Pease es un gran libro que profundiza de manera muy amena y accesible en este territorio.
Independientemente de todo eso, ha sido demostrado hasta la saciedad que la capacidad de las mujeres para entender y jugar al ajedrez está al nivel del mejor de los hombres. Judit Polgar es admirada por mujeres y hombres por igual porque demostró al mundo precisamente esto, algo que ninguna mujer había hecho antes a esos niveles. Existen muchas otras mujeres que lo han demostrado, cada día lo hacen con mayor resolución y continuidad y en un mayor número. Es solo cuestión de tiempo que todo encuentre su justo equilibrio.
Por otro lado, desconocemos todavía mucho acerca del funcionamiento y posibilidades del cerebro humano. ¿Las habilidades o capacidades del cerebro son innatas o se desarrollan? Y si es así ¿en qué porcentaje? Creo que al menos en parte se desarrollan. Por ejemplo, es un hecho aceptado que si se ejercita la memoria se desarrolla. También hemos llegado a entender mucho mejor que antaño la plasticidad de las células cerebrales. Se ha descubierto que el cerebro de Einstein tenía un córtex prefrontal extraordinario, lo que pudo contribuir a sus excepcionales capacidades cognitivas. En el córtex prefrontal residen aptitudes como la capacidad de planificación, la concentración o la perseverancia ante los retos. ¿Desarrolló Einstein ese cerebro por el uso que le dio?
En un estudio realizado con 20 taxistas londinenses, científicos del University College de Londres, observaron que los conductores tienen un hipocampo más desarrollado de lo normal. Es la región situada en el lóbulo temporal y encargada de la orientación espacial. Incluso se ha visto que esta capacidad aumenta con el trabajo, a medida que los conductores necesitan almacenar más información para retener direcciones.
En resumidas cuentas, y en el tema que nos concierne, es probable que tanto ellas como ellos sean capaces de perfeccionar la capacidad de su cerebro y de desarrollar las habilidades que se requieren para la práctica del ajedrez mediante un trabajo continuado durante años de trabajo.
Se suele hacer alusión con frecuencia a la mayor fuerza física del género masculino, y a la testosterona, como argumentos para justificar una mayor competencia y competitividad de los hombres. Dado que no se trata de una actividad donde esos ingredientes parezcan fundamentales, creo que son argumentos que carecen de validez. Si acaso añadiré, que no son los hombres más fuertes físicamente los que más destacan entre los de su género en el ajedrez, y que los mejores resultados y rendimiento se alcanzan justamente cuando se disfruta plenamente de lo que se está haciendo, sin preocuparse lo más mínimo por el resultado.
Recientemente se ha disputado una apasionante eliminatoria entre dos de las mayores esperanzas del ajedrez español. María Eizaguerri y Pedro Ginés. Ha sido en los cuartos de final del campeonato de Aragón absoluto. Las bases del torneo establecen que se han de disputar dos partidas lentas a 90min. +30 segundos por jugada, con alternancia de color. En caso de empate otras dos partidas, pero con menos tiempo, 15min. +3 segundos por jugada. De persistir la igualdad, otra serie de dos partidas todavía a menos tiempo, 3min. +2 segundos por jugada. Y finalmente, si las fuerzas continúan igualadas, se decide todo en el Armagedón, donde las blancas cuentan con 5 minutos frente a 4 de las negras, y en caso de tablas se clasifican las negras. Fueron necesarias seis partidas para dilucidar el vencedor de tan dramática, apasionante, y me permitiré decir, histórica batalla. Le recomiendo, estimado lector, que tape usted la cabecera de las partidas para ocultar así los nombres de los jugadores, y cuando haya terminado de visualizar las partidas, pregúntese: ¿por qué todavía hay hombres que creen que ellas juegan peor?
Pedro Ginés y María Eizaguerri | Foto: Patricia Claros
El siguiente es un resumen del extenso palmarés de estas dos grandes figuras a nivel mundial, patrimonio del ajedrez aragonés, Impresionantes hojas de servicios, el futuro les pertenece, juzguen ustedes mismos:
María ha ganado un total de diez campeonatos de España en categoría femenina, en distintas franjas de edad, y uno absoluto en sub-16. Siendo la primera fémina en ganar una prueba absoluta a nivel nacional en España.
Agradecimientos: Agradecer a todas las participantes en la encuesta su colaboración, así como a Patricia Claros, Elena Floris, FEDA Y FADA.
Bibliografía: FIDE; FEDA; FADA; Chessbase Noticias; New in Chess; Revista Jaque; Sapiens. De animales a Dioses; Wikipedia; El País; Brain.