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Caracas, 23 de mayo de 2015
Anatoli “Tolya” Kárpov, séxtuple campeón mundial de ajedrez
El 15 de noviembre de 1978, el 12º Campeón Mundial de Ajedrez Anatoly Kárpov fue recibido por una multitud de aficionados que se agolparon a la entrada de la Academia “Capablanca” de Caracas. Se le iba a rendir homenaje por su reciente victoria, ocurrida en Baguio - Filipinas, sobre Victor Korchnoi (SUI), con quien batalló durante 3 largos y agotadores meses para alzarse con el triunfo y comenzar a construir una leyenda de imbatible. Venía acompañado por Vítaly Sebastiánov, reconocido cosmonauta y presidente de la Federación de Ajedrez de la URSS. Ambos recién llegados de la ciudad de Buenos Aires, justo el día de la culminación de la XXIII Olimpiada de Ajedrez que ganara Hungría y, casualmente Víctor Korchnoi con deslumbrante desempeño: oro al primer mejor tablero de la contienda.
Allí pudimos constatar su alegría por un obsequio que le entregara el maestro Don Julio Bolbochán en nombre de nuestra directiva. Se trataba de una colección de Monedas de Oro con el perfil de los diferentes Caciques de nuestra Historia emitida por el Banco Central de Venezuela. Dicho obsequio, idea del maestro Bolbochán, fue muy valorado por el campeón porque el mismo coincidía con otra de sus grandes pasiones: el coleccionismo. Estampillas, monedas, billetes, pinturas, juegos de ajedrez y otras especies, han sido uno de sus focos de atención durante casi 50 años de carrera.
Mucho más adelante, en una fría tarde de diciembre, estando sentado en una cómoda poltrona en el lobby del hotel “Cosmos” de Moscú, lugar en el cual se celebraba la XXXI Olimpiada de Ajedrez, Kárpov se me acercó para preguntarme si podía acompañarle, junto al también gran maestro Bachar Kouatly, a realizar una transacción en el Banco de Moscú, edificio ubicado a unas 2 millas del hotel. Acepté de buen gusto y pronto nos vimos surcando la abundante nieve caída horas antes y con una novedad teórica frente a nuestros ojos: ver al entonces campeón del mundo como chófer.
Era el mismo atleta que, apenas 9 meses antes, había ganado contundentemente el Torneo Internacional de Linares; considerado por los expertos de la época, como el torneo de ajedrez más fuerte de la historia. Allí, a sus 42 años y con 2740 puntos de rating, había obtenido el título con 2,5 puntos de ventaja sobre su más cercano oponente, su archirrival Gary Kaspárov. Este resultado le permitió alcanzar un performance de más de 2.900 puntos; hazaña nunca antes lograda por ajedrecista alguno.
Kárpov con Salvador Dalí (Nueva York, 1979)
Pero ocurrió que luego de dejar a Kouatly en el banco, nos fuimos a caminar en busca de unas “matrioskas”, esas hermosas y multicolores muñecas rusas que, según su experto juicio, estaban entre las mejores de la capital. Y ocurrió que pasando por uno de los puentes sobre el congelado río Moscú y aún cuando ambos teníamos gorra para protegernos del intenso frío, una señora de la multitud gritó ¡¡Tolya, Tolya, Tolya ¡!! señalando hacia nosotros. Él ni se inmutó y yo le seguí, intentando pasar desapercibidos pero, fue imposible. En cuestión de segundos no menos de 100 personas se arremolinaban a su alrededor para expresar mediante sonrisas, fotografías, saludos, palabras de admiración y alegría por su visita a esos humildes artesanos, constructores de matrioskas.
Y la euforia se justificaba plenamente porque se encontraban frente a uno de los héroes del deporte y pueblo soviético de mayor relevancia; alguien que había recuperado el orgullo de ser los mejores del mundo en una disciplina tan compleja como el ajedrez. Estaban frente a una leyenda viviente que aún no llegaba a los 50 y que, sin embargo ya había ganado más de 120 torneos internacionales y batido exitosamente a la crema del ajedrez de las últimas dos décadas. Excepto a Fischer.
De hecho un año después, en 1995, con motivo a la entrega de premios del Campeonato Mundial de la Juventud celebrado en la ciudad de San Lorenzo en el estado de Minas Gerais – Brasil, tuvo la gentileza de invitarme a compartir el desayuno en una mesa donde estuvimos solos durante aproximadamente una hora y donde uno de los temas relevantes fue el match por el campeonato mundial contra Bobby Fischer, el cual nunca se realizó. Allí escuche de su propia voz algo que 11 años después me contara el viejo Florencio Campomanes en Moscú y era que, cada vez que el acuerdo para celebrar dicho encuentro estaba casi listo, Bobby conseguí un punto, una coma o simplemente, una excusa, para no enfrentarse con el nacido en una apartada región de la Rusia soviética llamada Zlatoust; esto es, con Anatoli Evguénevich Kárpov,
Efectivamente y tal como me afirmara Campo, el antiguo presidente de la FIDE, hasta 1982 se celebraron la últimas diligencias en pro de dicha posibilidad; ¡hasta 41 condiciones! habían sido aprobadas, me dijo el viejo. Igualmente, que para esa época, hubo potenciales patrocinantes interesados en poner en las manos de Fischer USD 5 millones, solo para que se sentara a defender la corona. Todo en vano porque, al final, se las arregló para después de algunas reuniones en Santa Mónica – California, colocar en el papel, una imposible de cumplir por parte del joven secretario juvenil del partido comunista: el ganador del evento sería el Campeón Mundial de Ajedrez Profesional. Con esto, murió toda posibilidad de ver un match que atraería la atención mundial, tanto o más, que el épico enfrentamiento entre Spasski y Fischer 1972.
Sin embargo, ante la deserción del astro americano, el gran maestro Kárpov no se amilanó y luego de alcanzar la candidatura en 1975, hace ahora 40 años, se dedicó a participar en diferentes torneos en los que comenzó a consolidar su claro y transparente estilo, clase ajedrecística y don de gentes; un verdadero caballero dentro y fuera del tablero.
Frank Sinatra vs. A. Kárpov (Las Vegas, 1979)
La historia nos relata que Kárpov fue Campeón del Mundo Juvenil en 1969; Gran Maestro Internacional en 1970, seis veces Campeón Mundial Absoluto de Ajedrez en los períodos 1975–1985 y 1993–1999; ganador de más de 160 grandes torneos entre los que destacan el Interzonal de Leningrado (1974), los tres campeonatos de la URSS y el Supertorneo de Linares (1994); ha participado el verdaderos record Guinnes de simultáneas en Santa Clara – Cuba 2004 y en Ciudad de México - México 2006; así mismo ha vencido a todos los miembros de la élite del ajedrez mundial: Petrosian, Smyslov, Spasski, Polugaievsky, Korchnoi, Thal, Ivanchuk, Short, Timman, Anand, Topalov, Krammik y Anand, entre muchos otros.
Graduado en Economía con medalla de oro, presenta dominio de varias lenguas; ha recibido un sin número de reconocimientos como el título de Maestro del Deporte Soviético y los 9 Óscar del Ajedrez; condecoraciones como la Orden Lenín, etc. Ha sido diputado del Congreso de Rusia, presidente del Fondo Internacional para la Paz y presidente de la Comisión para los Damnificados de Chernóbil; ex candidato a la presidencia de la FIDE en 2010 (con el abierto apoyo de Gary Kaspárov), y representante de la misma ante la UNESCO.
En otras oportunidades hemos conversado de sus funciones como embajador de importantes organizaciones internacionales ligadas a la niñez, etc. A su encuentro y relación con importantes personajes del arte y el espectáculo y, en general, con relevantes políticos de nuestra historia reciente, sean o no de su misma tendencia política.
Uvencio Blanco y Tolya (Khanty-Mansiysk, 2010)
Es por lo anteriormente descrito que quiero reconocer que en nuestro tránsito por el mundo del ajedrez hemos tenido la oportunidad y gran suerte de coincidir con varias de las super estrellas de este fascinante deporte pero, en particular, debo destacar como muy especiales las aproximaciones con los grandes campeones Anatoli Kárpov y Gary Kaspárov, cuya atención y deferencia han sido para mí un verdadero honor. Y es por esta razón que en nuestras conversaciones nunca se me ocurrió interrogarles sobre algún aspecto particular de sus grandes oponentes; inclusive, de ese eterno e infatigable luchador llamado Víctor Korchnoi; cuyos matches, no por casualidad, se encuentran entre los más importantes de la historia del ajedrez.
En esta fecha, 23 de mayo, ese joven proveniente de los Urales de nombre Anatoli Kárpov y quien es mejor conocido entre sus familiares, amigos y allegados como Tolya, cumple sus primeros 64 años; tantos como las casillas que conforman un tablero de ajedrez. El mismo que en el Zócalo de Ciudad de México firmó 1951 ejemplares de su libro “El camino de la voluntad” (David Lada), casualmente el mismo número del año en el cual nació y batiendo así el récord Guinness del libro más autografiado en una sola sesión.
Probablemente el mejor homenaje que podamos rendir a un genio de tan elevada estatura deportiva, es la de reproducir sus mejores partidas, divulgar su legado y apoyarle en las más justas causas que desarrolla a través de organizaciones como la UNICEF.
Querido Tolya, en esta importante fecha del calendario ajedrecístico y donde quiera que nos encontremos, levantaremos una copa para brindar por ti, por tu carrera, por tu salud y por el deseo de larga vida.