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Con el corazón latiendo con fuerza, el pequeño Willy, un asustado niño de 7 años, corre a toda prisa por las calles empedradas de su barrio, uno de los tantos sectores judíos esparcidos por Países Bajos. Sus ojos, llenos de temor, reflejan el horror que acaba de presenciar: los nazis han tomado su escuela. Con cada zancada, el miedo y la incertidumbre lo impulsan hacia su hogar, donde espera encontrar consuelo y protección. Sus pequeños pies, embutidos en zapatos de cuero eterno, golpean el suelo mientras las lágrimas se mezclan con el sudor en su rostro infantil. Al llegar a la puerta de su casa, jadeante y con la voz entrecortada, pronuncia las palabras que cambiarán sus vidas para siempre: "¡Los nazis han tomado la escuela!" Su madre, una mujer católica oriunda de San Ignacio, Sonora - México, con gesto de angustia, lo abraza con fuerza, consciente del peligro que acecha a su familia y a su comunidad.
La señora María del Socorro Gallegos de De Winter ya conocía la noticia aun no generalizada: tropas nazis habían invadido los Países Bajos el 10 de mayo de 1940, dando inicio a la ocupación… y a un capítulo especial del Holocausto. Ocurrió que después de 5 días de combates, las fuerzas holandesas capitularon el 15 de mayo de 1940, tras el bombardeo de Rotterdam por la Luftwaffe.
Ha sido asunto de larga discusión, que el gobierno holandés no tomara medidas efectivas para proteger a los judíos durante el Holocausto. Por el contrario, se afirma que las autoridades holandesas colaboraron con los nazis en la persecución y deportación de la población judía del país.
De hecho, cuando los alemanes invadieron Holanda en 1940, la reina y el gobierno se exiliaron en Gran Bretaña, pero el aparato burocrático holandés siguió funcionando bajo supervisión alemana.
Las autoridades holandesas ejecutaron las órdenes antisemitas de los nazis, como el registro de empresas judías, el censo de judíos, la obligación de llevar la estrella amarilla y la deportación a campos de concentración.
Más de 107.000 judíos holandeses fueron deportados a campos de exterminio como Auschwitz, de los cuales solo sobrevivieron unos 5.000.
Aproximadamente tres cuartas partes de los judíos holandeses fueron asesinados durante la guerra, la tasa de mortalidad más alta en Europa occidental.
La resistencia judía en Holanda, aunque existió, no recibió apoyo del gobierno, que colaboró activamente con los nazis en la persecución de los judíos.
Entonces, lejos de proteger a los judíos, el gobierno holandés en el exilio y las autoridades locales bajo ocupación alemana facilitaron y ejecutaron las políticas de persecución y exterminio de la población judía del país durante el Holocausto.
Entre ese 5% de sobrevivientes y luego de 5 años de ocupación, aquel joven identificado como Willy Isidoro De Winter Gallegos, futuro ajedrecista, políglota y empresario de éxito, por fin veía la liberación de su amada tierra. Era el 10 de mayo de 1945.
En relación con el ajedrez, la infancia de Willy De Winter tuvo una influencia significativa en su carrera ajedrecística.
La ocupación nazi lo expuso desde temprana edad a la realidad de la guerra y a situaciones difíciles. Su familia ofreció refugio a los perseguidos, pero su padre fue arrestado por la Gestapo por ser judío.
“Mi papá fue recogido en algún momento por los alemanes por ser judío, pero se salvó por algo muy curioso: él tenía guardada una gran bolsa de café y les dijo a los policías de la Gestapo que, si lo dejaban, se las regalaba, así que lo dejaron libre y tuvo que esconderse en una puertecilla debajo del piso de la casa de mi maestra de primer año. Ahí pasó los últimos meses escondido de los alemanes”. (Diario Judío)
De Winter describiría su infancia como un período marcado por la adversidad y la superación. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue testigo de horrores y angustias, lo que moldeó su carácter y su determinación desde temprana edad.
Estas experiencias tempranas moldearon su carácter, su determinación y su capacidad para enfrentar adversidades, valores que luego impactaron en su estilo de juego en el ajedrez.
Ciertamente, la influencia de estos eventos en su infancia se reflejó en su carrera ajedrecística, donde aprendió a luchar y a enfrentar desafíos, valores que lo acompañaron a lo largo de su vida y que se reflejaron en su estilo de juego en el ajedrez.
A pesar de los desafíos, Willy De Winter encontró en el ajedrez una vía de escape y una pasión que lo acompañaría a lo largo de su vida, convirtiéndose en un ajedrecista destacado. Su pasión por este juego y su capacidad para enfrentar situaciones difíciles fueron aspectos fundamentales que lo llevaron a destacarse como un ajedrecista excepcional y a dejar un legado significativo en el mundo del ajedrez mexicano.
Willy De Winter fue un destacado ajedrecista, políglota, emprendedor y fundador de Traducciones De Winter, una empresa dedicada a traducir textos en más de 20 idiomas.
Su filosofía empresarial se centraba en la importancia de las relaciones en los negocios y en mantener la confianza en lo que se hace para superar las crisis.
De Winter se convirtió en un ajedrecista destacado, siendo Campeón Nacional de México en 1972, el mismo año en que otro jugador de origen judío, Bobby Fisher se coronaba como Campeón Mundial de Ajedrez.
Debido a sus logros deportivos y fuerza de juego, alcanzó el título de Maestro Internacional FIDE.
Se estima que Willy De Winter hablaba y era un experto traductor certificado en más de 20 idiomas; habilidad que le permitió trabajar en la traducción de todo tipo de textos y formatos durante más de 60 años.
De Winter aprendió a hablar múltiples idiomas a lo largo de su vida, desarrollando una habilidad excepcional que le permitió dominar hasta 20 de ellos. Algunos detalles sobre cómo adquirió este poliglotismo son los siguientes:
Nació en Holanda, de padre holandés, judío no ortodoxo, empleado de la empresa Phillips y madre mexicana con raíces indígena seri, lo que probablemente le dio una base en holandés y español desde temprana edad.
Su pasión natural por los idiomas se refleja en que podía pensar, soñar y enojarse en el idioma en el que se encontraba en ese momento, lo que sugiere que los fue adquiriendo a través de la inmersión y la práctica constante.
Trabajó como traductor certificado en más de 20 idiomas durante más de 60 años, lo que sin duda contribuyó a perfeccionar y ampliar su dominio lingüístico.
Su empresa Traducciones de Winter, una de las más grandes de México, le permitió traducir todo tipo de textos y formatos para clientes como la Suprema Corte de Justicia, embajadas y empresas reconocidas, lo que requirió un conocimiento profundo de múltiples lenguas.
Con base en lo expuesto, Willy De Winter desarrolló su habilidad poliglota a través de una combinación de exposición temprana a diferentes idiomas, pasión por las lenguas, inmersión lingüística a través del trabajo como traductor y la práctica constante a lo largo de más de 60 años.
Tras terminar la guerra, y tras fallecer su padre, Willy emigró a México, donde comenzó a sentir una gran fascinación por el español y las lenguas indígenas, lo que lo llevó a conocer diferentes culturas a través de la lingüística. Cabe resaltar que por nacimiento habla el idioma holandés, pero durante la Segunda Guerra Mundial fue obligado a aprender alemán. Además, su padre le inculcó el francés e inglés, y su madre el español. El idioma ruso, menciona, lo aprendió para jugar ajedrez profesionalmente, otra de sus grandes pasiones en la vida. El conjunto de estas vivencias hizo que su forma de ver la vida se enfocara en los valores humanos más que en los monetarios, en las oportunidades que traen las crisis y en la importancia de la humanidad como filosofía de vida. (March Violante, Emprendedores.com)
De tal manera que el dominio de múltiples idiomas tuvo un impacto significativo en la vida de Willy De Winter:
Su empresa Traducciones de Winter, una de las más grandes de México, se benefició de sus habilidades lingüísticas, permitiéndole traducir todo tipo de textos y formatos para clientes como la Suprema Corte de Justicia, embajadas y empresas reconocidas.
Su poliglotismo enriqueció su perspectiva y le permitió pensar, soñar y enojarse en el idioma en el que se encontraba en ese momento. Esto refleja cómo los idiomas moldearon su experiencia y su forma de ver el mundo.
Según el propio De Winter, el mundo de los idiomas es fascinante porque las sensaciones y emociones pueden variar según el idioma en el que se expresen. Su dominio de múltiples lenguas le brindó una riqueza de matices y una comprensión más profunda de la diversidad cultural.
El conocimiento de varios idiomas influyó significativamente en la carrera de Willy De Winter como ajedrecista de diversas formas:
Facilitó la Comunicación Internacional. De Winter pudo comunicarse con jugadores de ajedrez de diferentes países y culturas, lo que le permitió establecer conexiones internacionales en el mundo del ajedrez.
Traducciones y Relaciones Internacionales. Su habilidad para traducir en múltiples idiomas le brindó la capacidad de trabajar en torneos internacionales, colaborar con jugadores de diversas nacionalidades y establecer relaciones comerciales en el ámbito ajedrecístico a nivel global.
Perspectiva cultural. El dominio de varios idiomas le otorgó a De Winter una comprensión más profunda de las diferentes culturas y mentalidades de los jugadores de ajedrez de todo el mundo, lo que posiblemente enriqueció su estrategia de juego y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos de juego.
Según estos datos, el conocimiento de múltiples idiomas no solo facilitó la comunicación y las relaciones internacionales en la carrera de Willy De Winter como ajedrecista, sino que también le proporcionó una ventaja competitiva al permitirle comprender mejor a sus oponentes y adaptarse a diversos entornos ajedrecísticos a nivel mundial
Entre otros aspectos, el maestro Willy De Winter es recordado por permanente sonrisa, excelente conversador y contador de anécdotas, su fino sentido del humor y amplia cultura general; parte de la cual se refleja en dos de sus frases más famosas sobre el ajedrez:
"El ajedrez enseña a uno a luchar. A luchar en la vida". Esta frase refleja cómo el ajedrez le enseñó a enfrentar adversidades y a perseverar, valores que adquirió desde su infancia marcada por la Segunda Guerra Mundial.
"La vida es una interrupción insípida del ajedrez". Esta célebre cita expresa el profundo amor y la pasión que De Winter sentía por el ajedrez, considerándolo como su verdadera vocación y refugio en la vida.
Estas frases, resumen su filosofía de vida y su dedicación al ajedrez, que lo acompañó desde que su padre le regaló un juego de ajedrez en su infancia hasta el final de sus días, cuando aún participaba en torneos en su honor.
También era experto en palíndromas, que es el arte de armar frases que se leen igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha, siendo autor del libro Lúdica lengua: Cornucopia de curiosidades castellanas y de Picardía palindrómica. (Diario Judío)
Cortesía del MF Gustavo Maass, presidente del Salón de la Fama del Ajedrez de México
La nacionalidad de los padres de Willy De Winter tuvo un impacto significativo en su carrera ajedrecística. Nacido en Holanda, de padre holandés y madre mexicana con raíces seri, la diversidad cultural en su familia y su crianza en un entorno multicultural contribuyeron a enriquecer su perspectiva y su identidad. Esta diversidad cultural y la influencia de sus padres de diferentes nacionalidades probablemente jugaron un papel importante en su desarrollo como persona y como ajedrecista, brindándole una riqueza de experiencias y perspectivas que se reflejaron en su estilo de juego y en su enfoque hacia el ajedrez.
Debido a su éxito ante el tablero, el maestro De Winter formó parte del seleccionado olímpico de ajedrez mexicano en dos oportunidades; en Lugano 1968 y Siegen 1970.
Podemos afirmar que el estilo de juego del maestro De Winter se caracterizaba por su pasión, conocimiento y habilidad excepcionales en el tablero. Era reconocido por su talento y dedicación al juego, lo que le permitió dejar una marca indeleble en cada torneo en el que competía y en cada partida que disputaba. Además, su compromiso con el desarrollo del ajedrez y su espíritu de camaradería lo convirtieron en un verdadero embajador del juego, compartiendo su pasión con generosidad y humildad. Su estilo de juego reflejaba no solo su habilidad estratégica, sino también su espíritu competitivo y su amor por el ajedrez, inspirando a muchos en la comunidad ajedrecística.
Tuvimos la oportunidad de conocer al maestro De Winter a principio de los 90s y coincidir con él en eventos importantes como el Congreso de Ajedrez y Educación cuando celebramos el Centenario de la UNAM en Ciudad de México en 2010. En esa época estábamos en la presidencia de la Comisión de Ajedrez en las Escuelas FIDE, situación propicia para escucharle discurrir sobre temas como filosofía, sicología y educación en el ajedrez. En verdad, una personalidad excepcional, un mecenas del ajedrez, el principal Orador de Orden de eventos y miembro activo de varias directivas de la FENAMAC.
A lo largo de su vida el maestro De Winter se hizo merecedor de múltiples reconocimientos, incluyendo torneos en su honor.
Tomando en cuenta esto y por su dilatada carrera ajedrecística y múltiples aportes a la cultura y economía mexicana que, de cara a la III Edición del “Salón de la Fama del Ajedrez de México” propusimos su nombre para el premio “Personalidad del 2024” invitación aceptada por unanimidad.
Lamentablemente, el polifacético Willy Isidoro De Winter Gallegos quien había nacido un 24 de junio de 1933, en la ciudad de Arnhem, Holanda, falleció de un paro cardíaco, la tarde del pasado 12 de mayo, a sus 90 años en Ciudad de México. Efectivamente, se conoció que:
El 12 de mayo de 2024 por la noche, la familia del ajedrecista y traductor holandés, una figura entrañable y legendaria del ajedrez mexicano, informaría a través de las redes sociales: “con profundo pesar despediremos a nuestro amado padre y abuelo, quien llenó de amor incondicional y alegrías nuestras vidas con sus increíbles ocurrencias, sabiduría y ejemplo de vida. Te recordaremos en todo lo bello de la vida”. (Enlace Judío).
De Winter deja a su esposa Mirna y a sus hijos Saskia y Luis, a quienes les hacemos llegar nuestra palabra de pesar.
Su nombre y legado será recordado por la comunidad ajedrecística y por su importante legado en el mundo de las traducciones y los negocios.
Se trata de aquel pequeño Willy, un asustado niño de 7 años que corría a toda prisa por las calles empedradas de su barrio…
Excelsior. El espejo de tinta. Juglar del ajedrez y del lenguaje. Por Arturo Xicoténcatl.14/05/2024
Movimiento Literario Palindrómico. Pedro Ruiz y Willy de Winter: dos calas palindrómicas. 04/01/2015
Murió ayer nuestro buen amigo, Willy de Winter. Amante del ajedrez, políglota y creador de la frase: "La vida es una insípida interrupción del ajedrez". Descanse en paz. pic.twitter.com/1AZJLXqhbL
— morsa (@morsa) May 13, 2024
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