¿Se acuerda de cómo aprendió a jugar al ajedrez? ¿Tal vez fue de la manera típica, clásica: con el abuelo como profe que nunca perdía la paciencia? ¿O en el club de ajedrez, en uno de esos cursillos dados por un tío algo raro pero a la vez simpático? ¿Quizá fue un autodidacto, que aprendió con la ayuda de un libro de bolsillo? Ahora ChessBase y la renombrada editorial alemana Terzio, especializada en software para niños, acaban de publicar un programa interactivo de enseñanza para aprender y entrenar ajedrez.
Los ajedrecistas estamos conscientes que la visión del ajedrez en las escuelas nos ha llevado ante una encrucijada histórica cuyas dimensiones son espectaculares: miles, cientos de miles, millones de niños y jóvenes alrededor del mundo cultivando el ajedrez, organizando positivamente su tiempo libre, desarrollando sus cocientes intelectuales y emocionales compartiendo las virtudes de este milenario juego.
Sabemos que el concepto visión refleja el entendimiento o interpretación de hacía dónde queremos ir, cuáles son los esfuerzos que debe realizar una organización para alcanzar las metas de una nueva cultura con base en la excelencia.
En esta misma dirección Kawasaki (1994), afirma que,
Una visión es una intuición que todavía no es perceptible a la mayoría de las personas. Una causa siempre es importante, aunque no siempre sea grandiosa; pretende cambiar el mundo o parte del mundo.
Partiendo de estas ideas podemos afirmar que, para elaborar la visión del ajedrez escolar, tal como lo concebimos en la Comisión de Ajedrez en las Escuelas FIDE, es fundamental que podamos involucrar activamente a toda la organización ajedrecística de nuestros países con los actores fundamentales de la escuela: desde las autoridades educativas, el supervisor, el director, los padres de familia, los alumnos, el personal docente y administrativo. Por ello, en el proceso de creación de esta visión, es necesario que todos participen a través de una estructura organizada mediante la cual puedan manifestar sus opiniones e intereses.
Concluyendo, para que la causa del ajedrez escolar se desarrolle, necesitamos de una nueva visión y que nuestros valores, actitudes, sentimientos y conductas cambien.
Uno de los ambientes más placenteros en los cuales he desarrollado parte de mi actividad profesional, es el de la formación de formadores en ajedrez. En particular, me refiero a los cursos básicos de ajedrez en los cuales maestras de preescolar, bibliotecarios y docentes de los primeros grados de la Escuela Básica inician sus primeros pasos en este maravilloso mundo de la enseñanza del ajedrez.
La gran mayoría de las veces es una experiencia altamente gratificadora porque, personas que en muchos casos desconocen los rudimentos técnicos y organizativos del ajedrez, se muestran muy entusiasmados al vislumbrar las posibilidades de aplicación en sus aulas y talleres de trabajo.
Estos colegas, casi de inmediato, se incorporan con energía a un nuevo proyecto de vida: a la causa del ajedrez en las escuelas.
Entendemos que la causa del ajedrez en las escuelas es buena causa. Por ello usted, luego de leer el presente libro, seguramente estará mejor habilitado para entender y valorar nuestra visión.
Nuestra afirmación se basa en que el ajedrez en las escuelas:
En este sentido, estudios provenientes de las ciencias cognitivas, parecen ratificar las afirmaciones anteriores. Los mismos sugieren que el ajedrez potencia las habilidades sistemáticas y lógicas del pensamiento.
La importancia de los vínculos causales existentes entre dominios tales como la matemática y la lectoescritura, tratados con contenidos provenientes del dominio del ajedrez, pudieran tener un impacto significativo en el desempeño profesional ulterior de los educandos; sobre todo en el cumplimiento óptimo de actividades gerenciales y de desempeño profesional en ambientes de alta competitividad e incertidumbre.
Efectivamente, con el uso del tablero de ajedrez y las piezas pueden ser desarrollados contenidos y análisis de diferentes temas de geometría, aritmética, álgebra o probabilidad desde la educación inicial hasta la secundaria. En este contexto, el valor y la fuerza de las piezas de ajedrez pueden ser usadas como metáfora de los números.