...Continúa tras la Parte 1
Un nuevo Pachman
La Olimpiada de 1968 se jugó en Lugano, poco después de la ocupación de Checoslovaquia por los estados del Pacto de Varsovia. Pachman no era parte del equipo olímpico de Checoslovaquia, pero, como solía hacerlo siempre que tenía la oportunidad, protestó contra la invasión de tropas soviéticas. Él participó en las reuniones del equipo cuando discutimos el tema y no se mostró satisfecho con el resultado. Tras largas discusiones, habíamos decidido jugar contra la Unión Soviética, pero bajo protesta y con una cinta negra en nuestras chaquetas. Para Pachman esto no era suficiente. Si hubiéramos hecho lo que él creía, no hubiéramos jugado contra el "equipo de invasores". Pero nosotros, como equipo, optamos por una protesta más suave, entre otras cosas porque algunos de los jugadores soviéticos estaban de nuestro lado y lamentaban lo que la política había causado.
Habría que mencionar que el GM Filip ya era un simpatizante bien pagado de los soviéticos y que se opuso categóricamente a cualquier forma de protesta. Él continuó apoyando fielmente a los soviéticos cuando la Olimpiada terminó. Luego, en la época de Gustáv Husák y sus políticas prosoviéticas, Filip me causó grandes problemas personales.
Volvamos a Ludek Pachman. Gracias a Dios, él, que recientemente se había vuelto un cristiano profeso, pudo migrar a Alemania Occidental en 1972. Alemania se convirtió en su segundo hogar. Seguía siendo un buen jugador y en 1976 formó parte del equipo olímpico de Alemania Occidental; jugó en el segundo tablero en Haifa. Dos años más tarde incluso ganó el campeonato alemán en Bad Neuenahr.
¡Bravo!
Pachman, Moscú 1947
Un peluquero nunca olvida…
¿Fue Ludek Pachman quien arregló mi encuentro con Tío Wilfred en Porz? No, para nada. Como todos los demás atletas checoslovacos, fui simplemente vendido a Occidente por "Prago-Sport". El trato: bienes orientales por moneda occidental. Entrenador y jugador en el centro deportivo Wahn, esa era mi nueva tarea y mi nuevo desafío desde febrero de 1979.
Cuando viajé de Praga a Colonia, la nieve caía sobre la ciudad alemana, lo que creó una vista particularmente romántica cuando llegué a la estación central. La Catedral de Colonia bañada de blanco, la primera imagen de mi nuevo "hogar". El Dr. Paul Tröger, mi futuro colega, me estaba esperando. "Bienvenido, mi nombre es Paul, ¿puedo llamarte Vlastimil?"
¡Bueno!
Poco después, Ludek Pachman, el campeón alemán de 1978, me llamó por teléfono para hacerme un par de preguntas. Se mostró muy curioso y trató de convencerme de que emigrara. Tuve mucho cuidado para no comunicarle que no gastaba ni un minuto pensando en emigrar en esa época, pues mi único hijo, Daniel, se había quedado en Praga. Quería esperar hasta que él alcanzara la edad legal y luego decidir. En mi ingenuidad, creía que los dos podríamos, simplemente con una pequeña maleta, dejar el comunismo para siempre. Nada me parecía más peligroso que aparecer en uno de los artículos de Pachman como un nuevo sensacional desertor.
No tuve problemas para acomodarme; todos me apoyaban y me ayudaban a lidiar con las tareas cotidianas. Usaba el tiempo alejado del ajedrez para explorar mi nuevo ambiente, los bosques en particular. En todas partes veía una sana población de árboles. ¡Estaba entusiasmado!
Luego llegó la hora de cortarme el cabello. Le pregunté a todos cuáles eran sus preferencias. "Si estás buscando un buen peluquero, te puedo hacer particularmente feliz", dijo mi nuevo jefe Wilfried. Con una sonrisa traviesa, me recomendó una peluquería que era propiedad de un checo. Recuerdos de casa se esparcieron por mi mente; no había oído o hablado mi lengua materna por mucho tiempo.
Pero Figaro Kopecy me saludó con la siguiente sentencia: "Escúcheme, joven, si usted es amigo de Pachman, ¡no puede entrar a esta casa!" ¿Por qué este saludo hostil?
Al principio, se rehusó tercamente a lavar mi cabello, ni qué decir cortarlo. Sólo después de que le aseguré que Pachman y yo sólo éramos colegas del ajedrez se animó a levantar la prohibición.
Esta es la historia que explica este comportamiento. Él y su esposa ya querían salir de Checoslovaquia hacia Occidente en 1953. Pero Pachman, quien en ese momento era un miembro importante de la comisión oficial, clasificó al hombre, a quien no conocía para nada, como un enemigo del partido. El resultado: sin firma, no hay salida.
"Este comunista, que en ese momento seguía siendo un fiel seguidor del sistema, ¡nos robó los 15 mejores años de nuestra vida!" Al decir esto, miró a su esposa, quien asintió confirmando la sentencia. Kopecky y su esposa no pudieron cumplir su sueño hasta 1968, durante la "Primavera de Praga".
A pesar de no ser ajedrecista, Kopecky conocía de cerca los andares de ambos hermanos Pachman.
"El hermano mayor, Vladimir, sigue siendo marxista", anunció. "Escribe un guion político tras otro, como si los estuviera produciendo en masa".
Eso lo sabía.
"Sí", intervino su esposa, "después de todo, Vladimir tiene que pagar muchas pensiones conyugales".
Eso no lo sabía.
El Sr. Kopecky siguió siendo mi amigo en temas relacionados con el cuidado de mi cabello. Las discusiones sobre el pasado rojo y el presente negro de Pachman eran bonos interesantes que añadían a su excelente trabajo con las tijeras. Gracias a Dios, durante todas sus explosiones emocionales ¡mantenía la mano firme!
Ludek Pachman (derecha), con negras contra Georges Noradounguian
Escribir, todo lo que le importaba…
En 1980 ambos jugamos en un pequeño y agradable torneo en Hamburgo, en el club de remo de Heinicke Favorite-Hammonia. Cuando terminaban las partidas, Pachman desaparecía inmediatamente. No tardé mucho en descubrir lo que hacía: escribía y escribía y escribía.
Hamburgo 1980, Favorite-Hammonia
La única partida que estuvo a punto de perder fue mi partida contra él.
En nuestra pequeña casa de huéspedes en Hamburgo, su máquina de escribir repiqueteaba todo el día. Tenía que escuchar "su música" hasta tempranas horas de la mañana.
"Una larga caminata por el Alster sería mucho mejor para ti", me animé a decirle en el desayuno.
"No puedo evitarlo, soy adicto a escribir", respondió. "A diferencia de ti, ¡todavía quiero cambiar el mundo!"
"Bueno, Ludek", comencé a responder. "¿Conoces la canción de Frankie 'A mi manera'?"
Se quedó en silencio. De otra manera, probablemente hubiéramos llegado a los puños. De cualquier manera, nuestro desayuno terminó antes de siquiera empezar. A mí me esperaba una caminata a orillas del lago, él tenía una cita con su máquina de escribir.
De Saulo a Pablo
Berlín, 1982, Torneo Americano de Verano. Me fue bastante bien en este famoso abierto. Tras 8 de rondas de 9, tenía una puntuación de 7½. Por lo tanto, sólo necesitaba un empate para quedar en el claro primer puesto. Y la fortuna me emparejó contra Pachman en la última ronda.
"Podemos acordar unas tablas rápidas, y así tendré tiempo para mis tareas políticas", propuso Ludek.
"No, Ludek, lo siento, pero no me importa que estés en apuros de tiempo. ¡Quiero jugar una partida normal y justa!"
Él estaba visiblemente sorprendido de que yo considerara su "actividad ajedrecística" más importante que su compromiso con la Konservative Aktion.
¿Qué estaba pensando mi oponente? Parecía estar bastante nervioso, pero yo no podía escatimar esfuerzos. Durante toda la partida su maleta estaba expectante junto a su silla, empacada y lista para viajar. Después de su derrota, tomó sus pertenencias y manejó lo más rápido que pudo hacia Bavaria, donde los políticos ya habían comenzado la reunión.
Obviamente, la ceremonia de premiación se llevó a cabo sin él. Cuando los árbitros llamaron su nombre repetidamente, alguien de la audiencia asintió: "El político se acaba de ir". La sala reaccionó con un aplauso entusiasta. Después de todo, los participantes habían venido a jugar ajedrez, no a hablar de política.
Como mencioné antes, durante la Olimpiada de 1964 en Tel Avivi, compartí habitación con Pachman. Todavía lo recuerdo muy bien. Mi defensa contra el ruido de sus actividades políticas apoyando a los rojos consistía de gruesos tapones para los oídos y mucha aspirina. Es cierto, en la segunda parte de su vida Pachman se dedicó más a la política que al ajedrez. Había cambiado su convicción de los rojos a los negros. ¿De Saulo a Pablo? ¿Una intuición tardía? ¿Por qué no?
"A quien siempre se esfuerza con trabajo, podemos rescatar y redimir", Johann Wolfgang von Goethe, Fausto, segunda parte.
Epílogo
La Konservative Aktion falló en Alemania. En la escena política de República Checa, Pacham no pudo ganar nada de tracción cuando cayó la muralla. Virtualmente se convirtió en persona non grata. En República Checa, su hogar, había escrito su nombre con una "n" (Pachman); luego, en Passau, en Alemania Occidental, añadió otra "n" (Pachmann). Hasta donde sé, están trabajando en una biografía sobre el teórico del ajedrez más importante de Checoslovaquia. Pero estoy seguro de que el autor, Jan Michalek, pasará muchas noches sin sueño para concluirla.
¿Cuándo nos enfrentamos por última vez en un tablero?
En el Memorial Donner de Ámsterdam, 1994. En la partida, Ludek luchó como un león. Sin embargo, me molestó que me ofreciera tablas tres veces consecutivas. Pero no, ese día no pude vencerlo. De cualquier manera, la tabla de posiciones del torneo es bastante curiosa.
Memorial Donner B
El MI Jan Michalek de Pilsen es un muy apasionado coleccionista de literatura ajedrecística. Al principio del nuevo milenio, compartió equipo con Ludek en Passau, pero sólo por un corto periodo de tiempo. El 6 de marzo de 2003, el gran teórico del ajedrez falleció. Jan Michalek lo acompañó en sus últimos pasos y, gracias a sus buenos contactos con Eugenie, la viuda de Pachman, pudo hacerse con la biblioteca completa del fallecido, la cual contiene muchas notas personales.
Ludek Pachman con su esposa Eugenie, 1981
"Vlastimil, Pachman tuvo una increíble multitud de facetas y su biblioteca contenía una gran variedad de libros", me explicó mi amigo Jan Michalek.
Nada menos que ochenta libros fueron escritos por el mismo Pachman. Los temas: ¡ajedrez y política!
Pero quiero, cuidadosamente, hacer una pregunta: "¿La cantidad es lo mismo que la calidad?"
En su arsenal teórico, me gusta su trabajo sobre el Gambito de Dama y la Ruy López. En mi opinión, sus libros sobre estrategia son mejores que los de táctica.
Libro de torneo con su firma
"Pachman fue una persona extremadamente solitaria", continuó Michalek. "Como Don Quijote, estaba luchando contra el mundo entero".
Simplemente me encogí de hombros. Nunca leí, ni siquiera toqué, ninguno de sus manifiestos políticos. En su vida, le hicieron falta aliados y buenos amigos. Hasta donde sé, incluso tuvo encontronazos con su hermano, en lo político y en lo personal.
"Querido Ludek, sólo las piezas de ajedrez son oyentes fieles y agradecidos. Sólo ellas se mueven como tú quieres y como les ordenas. Tal vez la Cortina de Hierro se hubiera caído unos cuantos segundos antes gracias a tu compromiso político, ¿quién sabe? ¡Pero el planeta tierra nunca fue y nunca será blanco y negro!" Tu colega, Vlastimil Hort.
"Un hombre extremadamente solitario con una increíble multitud de facetas".
Quiero agradecer a Jan Michalek por nuestras discusiones y por las fotos que me facilitó para este artículo.
Traducción del inglés: Antonio Pereira