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El portento chino vence en la final a Vachier-Lagrave por 2,5-1,5
El secretario de Deportes del Ayuntamiento de León, Ángel Alonso, realizando el saque de honor
“Me he visto perdido en la primera partida, pero sin llegar al pánico, sin perder el control de mis nervios. Y quizá ahí haya estado la clave de este triunfo”, explicó el vencedor. Y el perdedor se mostró de acuerdo: “Tuve al menos una posición ganadora, y quizá dos o tres, en esa primera partida. Hay que subrayar que Yi Wei se defendió con tremenda tenacidad y buena técnica. Pero esa sensación de que se me había escapado una victoria clara quizá haya lastrado mi rendimiento en las tres siguientes”, admitió Vachier-Lagrave.
El primer asalto fue, en verdad, trepidante. Con su defensa favorita –la variante Najdorf de la Defensa Siciliana-, el francés permitió un ataque a la bayoneta del chino, lo paró y lanzó su contraataque por el otro ala con gran éxito: incluso después de cambiar damas para aliviar la presión, el rey de Yi Wei sufría el fuego cruzado de todas las piezas negras. La posición blanca era perdedora.
Wei Yi vs. Maxime Vachier-Lagrave
Pero en las modalidades rápidas del ajedrez eso no tiene por qué ser decisivo. Primero porque a veces la jugada que da la puntilla es muy difícil de ver (32 ..Cb1!!), y además porque el joven chino hizo una exhibición de sangre fría y justificó el apelativo de El témpano de Jiangsú, con el que fue bautizado la víspera por el novelista Arturo Pérez Reverte. De hecho, Vachier-Lagrave volvió a estar muy cerca del triunfo, pero Yi Wei encontró de nuevo jugadas salvadoras al filo del abismo.
La segunda partida fue un empate sin historia porque el francés no logró ventaja alguna en la apertura. Y en la tercera Vachier Lagrave cometió un error de planteamiento, que él mismo reconoció después: “Decidí no repetir la variante Najdorf, y me equivoqué”. Su joven rival fue implacable: su ventaja material no parecía importante a primera vista, pero pronto demostró que era decisiva. Su victoria obligó a Vachier-Lagrave a buscar la victoria desesperadamente en el cuarto asalto, que derivó en un final de alfiles de distinto color. Y entonces Yi Wei demostró más virtudes: gran capacidad de cálculo y conocimiento técnico muy profundo a pesar de su extrema juventud.
Yi Wei evita dar respuestas concretas a cualquier pregunta relacionada con su ascenso a la primera fila mundial del ajedrez, a pesar de que se metió, hace unos meses, entre los 50 primeros con sólo 15 años, y de que acaba de ganar el Campeonato absoluto de China antes de cumplir los 16. “De momento, sólo quiero jugar cada vez mejor”, insiste. Y además pretende estudiar una carrera universitaria, lo que es muy difícil de compatibilizar con el ajedrez profesional de élite. Su innegable alegría por el triunfo se mezcla con una llamativa austeridad de palabras y obras. “¿Cómo lo voy a celebrar? Con una cena de cocina china y durmiendo”.
La rueda de prensa final con Leontxo García y los jugadores, con la asistencia del traductor de Wei Yi
Texto: Leontxo García
Fotografías: Luque (Factor Creativo)