- Es impostergable que nuestra sociedad genere acciones que incluyan el uso de nuevos medios para ponerlos al servicio de la acción educativa. Existen recursos que contienen considerable potencial educativo y que se han mantenido al margen del proceso de instrucción formal. Entre tales recursos pedagógicos está el ajedrez.
- Nuestra idea en la Comisión de Ajedrez y Educación FIDE, es la de verificar la existencia de relaciones poderosas entre el estudio y práctica sistemática del ajedrez, con la aparición y desarrollo de habilidades de la mente en escolares de temprana edad.
- Uno de los fines de la enseñanza del ajedrez en las escuelas, es estimular el aprendizaje orientado a la resolución de problemas o escenarios de incertidumbre, a fin de brindar la oportunidad de analizar, evaluar y proponer alternativas de solución a situaciones problemáticas de la vida diaria.
Ciertamente, el ajedrez, que tiene una imagen muy positiva ligada a la inteligencia, es un magnífico entrenamiento mental, ya que potencia en los niños multitud de habilidades relacionadas con las matemáticas, la lectura, la capacidad de concentración o la creatividad.
Sin embargo, ¿esto es cierto? Acaso, ¿el estudio o práctica de una actividad lúdica como el ajedrez puede influir o estimular el desarrollo de ciertas capacidades particulares de la mente humana? ¿Existe algún respaldo científico al respecto? Para una respuesta sobre este interesante tema, debemos recurrir a los aportes de las ciencias cognitivas.
Durante las últimas cinco décadas, los cognitivistas han observado, con preocupación, situaciones problemáticas en distintos sistemas educativos, relacionadas con el bajo rendimiento académico, incrementos en la deserción escolar, desinterés por el estudio, escepticismo ante el valor del conocimiento, la ciencia y la tecnología, limitaciones en la expresión del pensamiento en forma verbal, escrita o numérica, etc.
La evaluación de estos fenómenos en el campo educativo, y su consiguiente impacto en lo social, indica que se trata de signos de manifiestas contradicciones sociales entre los que se encuentra un desequilibro entre el tratamiento educativo al que han sido sometidos los educandos y, por otra parte, los requerimientos derivados de la actual realidad social. En esta opinión concuerdan los especialistas en la materia.
Podemos especular con que esto implica que existe la necesidad de abandonar aquellos modelos educativos que ya han sido rebasados por las circunstancias; para substituirlos por otros que correspondan, con un alto grado de compatibilidad a los requerimientos de una sociedad; en particular de una juventud, cuyo desarrollo cultural reclama actualizadas y más eficaces fórmulas de resolución de los problemas educativos.
Ante tal coyuntura, es impostergable que nuestra sociedad genere acciones que incluyan el uso de nuevos medios para ponerlos al servicio de la acción educativa. De hecho, existen recursos que contienen considerable potencial educativo y que se han mantenido al margen del proceso de instrucción formal. Entre tales recursos pedagógicos está el ajedrez.
El ajedrez es un deporte; no obstante, ello implica contenidos educativos, lógicos, psicológicos, sociológicos y políticos de diferente índole. Por lo que, para el logro de los fines y objetivos del ajedrez en las escuelas, debemos tomar en cuenta que la instrucción del ajedrez establece los siguientes fundamentos: filosóficos, políticos, sicológicos, pedagógicos, sociales y legales.
La base está en la pedagogía
En relación con la fundamentación pedagógica, la investigación educativa ha generalizado una serie de sugerencias y conclusiones interesantes. Según la misma, los niños que participan regularmente en cursos de ajedrez:
- Son mejores lectores.
- Tienen mejor escritura.
- Muestran mayor capacidad para la observación, atención, concentración y memoria.
- Poseen mayor facilidad para la toma de mejores decisiones.
- Manifiestan habilidad para solucionar problemas.
- Tienden a ser más inteligentes desde el punto de vista cognitivo y emocional.
Existe una gran diversidad de programas con enfoques y metodologías diferentes en distintas naciones. Países como Argentina, Alemania, Armenia, Brasil, Canadá, Cuba, España, Estados Unidos, Portugal, Puerto Rico, Rusia, Uruguay y Venezuela, han iniciado parcial o totalmente sus experiencias con base en resultados experimentales confiables.
No es casualidad que a finales de los años 80 muchas de estas naciones, inclusive con gran tradición ajedrecística, crearan instrumentos legales tales como leyes y decretos que protegieran el inicio y desarrollo de estos proyectos. Claros ejemplos de ello fueron Cuba (1988), Venezuela (1988), Argentina (1989), Inglaterra (1989), etc. Sin embargo, se observan coincidencia en la mayoría de los proyectos y programas respecto a los objetivos y metas perseguidos.
La Comisión de Ajedrez y Educación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), ha distribuido una encuesta entre sus federaciones nacionales de ajedrez afiliadas con el objeto de determinar el número y características de los proyectos de ajedrez en las escuelas que se desarrollan en dichas naciones.
Se trata de proyectos que no siempre tienen alcance nacional, pero si, en ciudades, provincias y departamento; los cuales, en el ejercicio de cierta autonomía han decidido incorporar al ajedrez como innovación educativa en sus planteles.
En este sentido, el doctor en psicología N.G. Alexeiev, opina que:
En la prensa actual aparecen cada vez más noticias acerca de cursos de ajedrez en las escuelas. Se experimenta la enseñanza sistemática a nivel de ciudad, región, comarca o provincia. En mi opinión, la posibilidad de llevarla paulatinamente a la práctica depende de dos factores fundamentales: por un lado, la presencia de argumentos convincentes a favor del poder didáctico del ajedrez y, por otro lado, la disponibilidad de personas preparadas, o sea, expertos que estén en condiciones de dedicarse a la enseñanza de tal asignatura.
El ajedrez en el desarrollo del pensamiento
Ahora bien, nuestra idea en la Comisión EDU FIDE, es la de verificar la existencia de relaciones poderosas entre el estudio y práctica sistemática del ajedrez, con la aparición y desarrollo de habilidades de la mente en escolares de temprana edad.
Pero, ¿qué tipo de argumentos pueden ser presentados para justificar este interés? Sobre este tema, el doctor Alexeiev nos señala que:
En cuanto a los argumentos que existen en favor del ajedrez, suelen señalarse los siguientes: es un entrenamiento al que suele acudir la persona culta (el ajedrez como juego); ayuda a formar la personalidad y el carácter (el ajedrez como deporte); desarrolla el intelecto (el ajedrez como una actividad singular que contribuye a este proceso).
Este último argumento suele citarse con bastante frecuencia y, por lo común, se apoya en observaciones basadas en la experiencia propia, en testimonios de autoridades y en los escasos datos estadísticos de carácter comparativo. Como resultado de ello, se ha llegado a la idea ampliamente extendida, aunque bastante vaga, de que el ajedrez es un juego “intelectual”, un singular entrenamiento de la inteligencia.
¿Existen suficientes argumentos en apoyo de esta idea? Me parece que no, porque no estamos en condiciones de explicar teóricamente en qué consiste el efecto favorable del ajedrez sobre el desarrollo de las capacidades mentales, ni tampoco podemos demostrarlo al enseñar a los niños a jugarlo. Esto se debe a razones de carácter objetivo relacionadas con el desarrollo del ajedrez, al principio como un juego ampliamente practicado y luego como un deporte cada vez más especializado, en el que, naturalmente, lo más importante es perfeccionarse y alcanzar buenos resultados. (Ibídem).
De los deberes del ajedrez en las escuelas
Finalmente, en ¿Por qué el ajedrez en las escuelas?, consideramos que, con base en las sugerencias y conclusiones de investigaciones educativas y programas revisados, la enseñanza del ajedrez debe:
- Desarrollar en el individuo su potencial intelectual a partir del estímulo sistemático de la esfera cognitiva.
- Facilitar al individuo la adquisición de valores, conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para su incorporación a la vida activa.
- Desarrollar en el individuo una actitud favorable hacia el ajedrez que le permita apreciarlo como un elemento generador de cultura.
- Permitir al individuo establecer vínculos o transferencias entre los valores y conocimientos ajedrecísticos y la vida cotidiana (individual y social.
- Favorecer la transferencia, a nivel personal, de las características esenciales del ajedrez que contribuyan al armonioso desarrollo intelectual, moral y ético en la personalidad de cada individuo y propicien su autonomía cognitiva y su capacidad de razonamiento.
- Favorecer el desarrollo del lenguaje ajedrecístico y la habilidad para la argumentación.
- Priorizar la resolución de problemas, entendiendo por tales, aquellos enunciados y proposiciones que despiertan la curiosidad y el interés de los alumnos, para los cuales su sistema cognoscitivo no tiene aún, aparentemente, respuestas inmediatamente disponibles.
- Estimular el aprendizaje orientado a la resolución de problemas o escenarios de incertidumbre, a fin de brindar la oportunidad de analizar, evaluar y proponer alternativas de solución a situaciones problemáticas de la vida diaria.
- Rescatar para su uso pedagógico, el aspecto lúdico de esta disciplina. Por ello, la iniciación del individuo en el estudio ajedrecístico debe estar balanceada en dos tendencias: la primera, la intuitiva del descubrimiento, de la observación y experimentación de los hechos y situaciones ajedrecísticas y la segunda: la tendencia formalista de iniciación a métodos de demostración formales. Un equilibrio justo entre ambas tendencias garantizará el que los alumnos obtengan una percepción más fiel del proceso de creación ajedrecística.
- Contribuir a la elevación de la autoestima del individuo. A tal fin, deberán ser creados los escenarios didácticos adecuados para satisfacer la necesidad de expresión y aprobación social en los individuos.
El pequeño Fritz
¿Se acuerda de cómo aprendió a jugar al ajedrez? ¿Tal vez fue de la manera típica, clásica: con el abuelo como profe que nunca perdía la paciencia? ¿O en el club de ajedrez, en uno de esos cursillos dados por un tío algo raro pero a la vez simpático? ¿Quizá fue un autodidacto, que aprendió con la ayuda de un libro de bolsillo? Ahora ChessBase y la renombrada editorial alemana Terzio, especializada en software para niños, acaban de publicar un programa interactivo de enseñanza para aprender y entrenar ajedrez.
Más...
Fuente
Alexeiev, N. G. (2010). El ajedrez en el desarrollo del pensamiento.
Blanco U. (2007). ¿Por qué el ajedrez en las escuelas? 3ra. Edic. CO-BO, Colegial Bolivariana, Caracas.
Enlaces