Patricia Claros Aguilar, organizadora a tiempo completo: «Descubrí que el ajedrez abraza»

por Uvencio Blanco Hernández
15/10/2025 – La serie «Conversando con…» presenta a Patricia Claros Aguilar, una de las figuras más influyentes en la organización internacional de torneos de ajedrez. Nacida en Perú y radicada en Alicante, Patricia ha dedicado más de 25 años a unir educación, gestión y deporte, impulsando la participación femenina y profesionalizando la comunicación en el ajedrez. Su trayectoria, reconocida por el Salón de la Fama del Ajedrez de América, combina vocación, liderazgo y humanidad. | Fotos: Archivo de Patricia Claros

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Amigos lectores, en «Conversando con…» tenemos el gusto de presentar a una mujer que ha dedicado su vida a la educación, al ajedrez y a la promoción de la mujer en el deporte: se trata de Patricia Claros Aguilar.

Patricia es una destacada organizadora internacional de torneos de ajedrez, originaria de Perú y actualmente radicada en Alicante, España. A lo largo de su carrera de 25 años ha sido pieza clave en el mundo del ajedrez tanto a nivel nacional como internacional

Fue maestra de primaria durante 20 años en Trujillo, Perú, antes de emigrar a España. Su llegada a España se debió a una «búsqueda personal de cambio emocional», no económico. Siempre pensó que su tiempo como maestra y la educación recibida de sus padres debían explorar otro campo que siempre le apasionó: la organización de eventos ajedrecísticos, ambiente en el que ha cosechado importantes éxitos profesionales.

Por sus aportes al desarrollo del ajedrez, el Salón de la Fama del Ajedrez de América le confirió el Premio Especial 2025.

Orígenes y vocación

Uvencio Blanco Hernández: Usted ejerció como maestra de primaria durante 20 años en Trujillo. ¿Qué aprendizajes de esa etapa pedagógica trasladó luego a la organización de torneos de ajedrez?

Patricia Claros Aguilar: En el aula aprendí a escuchar, a leer ritmos y a respetar procesos: cada persona tiene su «tiempo» y su «modo». En torneos, eso se vuelve logística clara, cartelería comprensible y paciencia con nervios, ilusiones y frustraciones de todas las edades. También aprendí a celebrar los «pequeños grandes» pasos —especialmente por debajo de 1900—, porque el mérito no es solo subir al podio: es animarse, mejorar y volver. La docencia me dio método, el ajedrez me dio propósito. Cuando el equipo y el público sienten eso, el torneo fluye… y apetece repetir.

¿Qué significó para usted dejar Perú y comenzar desde cero en España? ¿Cuáles fueron los mayores desafíos emocionales y culturales de esa transición?

Fue un duelo y una oportunidad a la vez. Dejé afectos, costumbres y el paisaje que me había hecho, para aprender otros silencios y otras maneras de decir «estoy contigo». La nostalgia pesó, sí, pero me empujó a tejer redes nuevas y a mirar el cambio con gratitud. Descubrí que el ajedrez abraza: te da comunidad cuando estás lejos. Hoy sé que el tablero puede ser hogar, y que empezar de cero también es una forma de crecer. Con el tiempo entendí algo profundo: «Gens una sumus» no es un lema, es una manera de vivir. Somos una sola familia ajedrecística y, gracias a ella, yo también encontré mi lugar.

Usted dice que siempre quiso organizar eventos. ¿Cuándo descubrió que el ajedrez podía convertirse en el campo ideal para esa pasión?

Siempre me fascinó organizar: ferias, actos, escenarios. El ajedrez entró por familia —mi hermana, mi padre— y en los escolares vi su potencia educativa: concentración, disciplina, juego limpio. Entendí que la educación, la familia y el tablero podían convivir. Con los años, ver a Aarón hacerse jugador fuerte, organizar y arbitrar con serenidad me confirmó algo profundo: este no es solo un trabajo, es un proyecto de vida compartido.

Ascenso en el mundo del ajedrez

Usted empezó como secretaria en el Club de Ajedrez Alicante y llegó a ser Organizadora Internacional FIDE. ¿Qué habilidades o actitudes cree que la hicieron destacar en un entorno competitivo y, muchas veces, masculino?

Crecí «de abajo hacia arriba» con tres pilares: preparación, actitud y resiliencia. Empecé con tareas humildes —salas, actas, emparejamientos—, aprendí logística, coordinación con árbitros y un trato humano que cuide a familias y jugadores. Mi mirada pedagógica sumó: menos confrontación, más método y empatía. Representar profesionalismo es servir al juego y a las personas. Ese sello me abrió puertas… y me dejó el listón muy alto. Desde entonces procuro estar a la altura en cada torneo.

Afirma que su carrera fue «de abajo hacia arriba». ¿Cuál fue el momento bisagra en el que sintió que había dado el salto a la élite de la organización internacional?

El punto de inflexión llegó al integrarme en un internacional avalado por FIDE —como el Festival de Benidorm—. Pasar a estándares globales te obliga a cuidar los detalles invisibles: accesos, cronometrajes, comunicación con equipos extranjeros, previsión de incidencias. Orgullo y vértigo, sí, pero sobre todo una certeza: a partir de ahí la excelencia ya no era aspiración, era el punto de partida.

¿Qué fue lo más difícil de profesionalizar la comunicación y prensa en la Federación Española de Ajedrez (FEDA)?

El reto fue pasar de reaccionar a planificar: calendario editorial, roles claros, mensajes consistentes y coordinación con áreas deportivas y arbitrales. No se trata de publicar más, sino de publicar mejor y con sentido, protegiendo a las personas y a la institución. La profesionalización es cultura: claridad, respeto de tiempos, escucha y capacidad de rectificar sin drama. Eso genera confianza dentro y fuera.

Patricia Claros Aguilar

Proyección internacional

Ha trabajado en torneos en Europa, América, Asia y Oriente Medio. ¿Qué diferencias culturales encuentra en la forma de organizar y vivir el ajedrez en estos países?

Europa aporta tradición y estructura; América, diversidad vibrante y calor comunitario; Asia, disciplina y cuidado minucioso; Oriente Medio, hospitalidad y ambición internacional con logística tecnológica de primer nivel. Cambian acentos y protocolos, pero la esencia es la misma: 64 casillas que reúnen esfuerzo, respeto y alegría compartida. Esa universalidad nos obliga a estar a la altura.

Usted participó en la organización de torneos de prestigio como Gibraltar y los mundiales de veteranos. ¿Qué aprendizajes específicos le dejaron estos escenarios?

Gibraltar me enseñó a combinar élite y afición con calidez: competir en serio y, a la vez, cuidar la experiencia humana. En veteranos comprendí el torneo como celebración de una vida ligada al tablero: organizar también es honrar trayectorias. Cuando un evento se vive así, el resultado deportivo importa, pero la memoria que deja es aún mayor.

¿Qué errores organizativos ha visto en eventos internacionales que considera deberían evitarse a toda costa?

La impuntualidad crónica erosiona la confianza. La comunicación confusa —bases, emparejamientos, reclamaciones— crea fricción innecesaria. Descuidar la sala (luz, ventilación, sillas) es injusto para quien se prepara durante meses. Y jamás sacrificar bienestar por «espectáculo». Para evitarlo, trabajo con una checklist operativa: horarios cerrados y publicados, responsable de sala identificable, canal único de avisos, pruebas técnicas previas (relojes, emparejamientos, sonido), protocolo de reclamaciones visible con plazos y firmas, y revisión post-ronda para corregir al momento. En definitiva: reglas claras, condiciones de juego cuidadas y un equipo que rinde cuentas. Eso preserva la confianza de jugadores, familias y árbitros… y hace que todos quieran volver.

Mujer y liderazgo en el ajedrez

Como vocal de la comisión «La mujer y el ajedrez», ¿qué obstáculos persisten para que más mujeres participen y destaquen en este deporte?

Siguen algunos estereotipos y una brecha de visibilidad, aunque hemos avanzado: más apoyos, premios y referentes; más mujeres compitiendo, organizando, arbitrando y entrenando —muchas también madres, ejemplo poderoso—. La clave es abrir espacios, sumar aliados y mostrar talento con normalidad. Cuando la cultura cambia, todo lo demás le sigue. Un ejemplo que seguir fue que, dentro de los planes para favorecer la presencia efectiva de la mujer en el ajedrez, la FEDA y su Comisión de Mujer y Ajedrez consideraron muy positiva la alineación obligatoria de una mujer en todos los equipos participantes en los Campeonatos de España. Incluidos los equipos profesionales. Esta medida se fue implantando progresivamente en todas las categorías desde 2016. Se ha obtenido un doble resultado. Primero, la participación de chicas jóvenes en ajedrez de élite. Segundo, se ha conseguido la vuelta al ajedrez de jugadoras que se podrían haber retirado, pero que han seguido jugando para apoyar a su equipo.

En muchos de sus torneos incluye premios especiales para mujeres, incluso sin importar el rating. ¿Cómo responde la comunidad ajedrecística a estas iniciativas?

Reconocer el esfuerzo, funciona: motiva, fideliza y hace que más personas se animen a competir. Por eso incorporé también premiación a <1900: el avance personal merece foco. La respuesta fue inmediata y positiva; se siente en la participación y en el ambiente. Si pudiera, daría un trofeo a todas y todos. El mensaje es simple: aquí cabemos todos, cada cual con su camino… y su ritmo.

Usted preside el Club Dama Negra en Alicante, que pasó de 47 jugadores en 2016 a más de 700 en 2025 en su Open Internacional. ¿Cuál fue la clave de ese crecimiento exponencial?

Constancia y una idea clara: al entrar, el torneo debe «sentirse» bien —color, orden, alegría y elegancia—. Duplicamos categorías tras escuchar a las familias y funcionó. El apoyo del alcalde de San Vicente, la FACV, árbitros, amistades y un equipo humano comprometido fue decisivo. Ver a Aarón arremangarse —juega, organiza y arbitra cuando hace falta— me recuerda que el ajedrez crece cuando lo cuidamos entre todos.

Comunicación y redes sociales

Usted ha modernizado la imagen del ajedrez en redes sociales. ¿Cómo se puede vender el ajedrez como «producto atractivo» en un mundo digital dominado por TikTok, Instagram y consumo rápido?

Clásico y moderno pueden convivir. Hoy manda la narrativa breve con alma: clips que muestren emoción, contexto y rostros; menos jerga y más humanidad. Antes eran correos y web; ahora sumamos formatos ágiles sin perder esencia. Contar bien una posición es contar una historia: si el público entiende la decisión y lo que hay detrás, se queda. Constancia, escucha y pequeños ajustes marcan la diferencia.

¿Cuál es el papel del ajedrez como motor de turismo y negocio para sponsors? ¿Cree que los organizadores explotan bien este potencial?

El binomio ajedrez-territorio activa hoteles, restaurantes y comercio local. Las familias viajan juntas, combinan rondas con descubrir la ciudad y generan recuerdos que traen de vuelta. Patrocinar ajedrez es invertir en educación, comunidad y reputación. Cuando el diseño es serio, todos ganan: jugadores, sedes, patrocinadores… y el público que repite.

¿Qué tan importante es hoy un «narrador» del ajedrez, alguien que cuente la historia más allá de las partidas?

Es el puente entre tablero y audiencia. Los motores calculan, pero las personas conectan. Un buen narrador aporta contexto, pone voz a la tensión, explica planes y decisiones sin perder el pulso humano. Sin relato, la partida se olvida; con relato, se convierte en experiencia compartida. Y eso es lo que hace que la gente quiera aprender, jugar y volver.

Patricia Claros Aguilar

Patricia junto a su hijo Aarón

Visión crítica y personal

El ajedrez está en pleno auge gracias a plataformas online, pero también sufre problemas como trampas digitales y dopaje cognitivo. ¿Cuál es su postura frente a estos desafíos?

La digitalización abrió puertas y también grietas éticas. La respuesta combina educación (desde la base), protocolos claros, tecnología de fair play y una cultura de integridad que todos —jugadores, árbitros, organizadores— asumamos. La excelencia técnica no vale sin confianza; y no hay confianza sin ética. Ese es el faro que no podemos perder.

Se dice que el ajedrez es conservador y poco abierto a cambios. ¿Qué innovaciones cree urgentes para que el ajedrez siga siendo atractivo en las próximas décadas?

Más formato festival (ajedrez + cultura + familia), experiencias híbridas con estándares de fair play, producción audiovisual cuidada, calendarios legibles, datos abiertos, condiciones mínimas globales de sala, programas de iniciación para madres/padres con peques y becas/premios inclusivos y sostenibles. Innovar no es romper lo clásico: es hacerlo amable y emocionante hoy.

Si pudiera reformar una política de la FIDE respecto a organización y promoción, ¿cuál sería?

Impulsaría un Estatuto Mundial de Condiciones y Comunicación: checklist obligatoria (sala, accesibilidad, sostenibilidad), guía de prensa/redes para sedes, protocolo de crisis y auditorías ligeras. Y un fondo competitivo que apoye abiertos en regiones emergentes que cumplan el estándar. Mismo idioma de calidad, distintos acentos culturales.

Inspiración y legado

Usted es un ejemplolo de resiliencia: de maestra migrante a referente internacional del ajedrez. ¿Qué mensaje les daría a las mujeres latinoamericanas que sueñan con liderar en ámbitos globales?

No esperen a que alguien les «preste» la voz: tómensela. Empiecen donde estén, con lo que tengan, y construyan redes de apoyo entre mujeres y aliados que empujen y cuiden. Habrá miedo y nostalgia, sí, pero también una alegría inmensa al mirar atrás y ver el puente tendido. Yo hice ese camino y aquí sigo, con el corazón en servir y abrir puertas.

¿Cómo le gustaría que se recordara su contribución al ajedrez cuando se escriba la historia de esta época?

Como la de una organizadora que puso a las personas en el centro, que elevó las condiciones de juego y que hizo del ajedrez un lugar amable para familias. Si me recuerdan por unir tablero, educación y afecto —y por haber trabajado codo a codo con quienes más quiero, incluido Aarón—, sentiré que gané mi mejor partida. El día que apaguemos las luces de la sala y aún queramos volver, sabremos que el ajedrez ha vencido: porque habrá quedado dignidad en el juego y calor humano en la memoria.

Agradecemos a la Organizadora Internacional Patricia Claros Aguilar por dedicar atención y tiempo a la presente entrevista.


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Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.
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