Introducción
Jerry Nash es el presidente de la Comisión de Ajedrez en las Escuelas de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). En un artículo reciente nos ofrece una perspectiva equilibrada y realista sobre los desafíos y oportunidades de introducir el ajedrez en las escuelas. Si bien reconoce los valiosos aportes que el ajedrez puede hacer a la educación, también plantea interrogantes y soluciones prácticas que merecen ser consideradas cuidadosamente por las autoridades educativas y directivos de las federaciones nacionales de ajedrez afiliadas a FIDE.
Para abordar este tema dividiremos nuestra nota en dos partes; en la primera presentaremos el artículo de Nash tal y como lo publicó en el Blog de EDU Commission y, en la segunda, algunas apreciaciones personales sobre el mismo.
I ¿Por qué no podemos introducir el ajedrez como materia en las escuelas?
Por Jerry Nash, presidente de FIDE EDU
"Vi esta pregunta en una publicación de redes sociales recientemente. Se atribuye a WCM Charvi Anikumar, campeona mundial femenina sub-8. Creo que es una buena pregunta. La respuesta es algo complicada".
La Comisión de Ajedrez en la Educación está comprometida a incorporar el ajedrez como una herramienta educativa dentro de la comunidad educativa global. El foco de nuestros esfuerzos es el énfasis en las conexiones interdisciplinarias y transversales que el ajedrez ofrece al currículo escolar normal. En este caso, el ajedrez se convierte en el vehículo para impartir habilidades académicas y del siglo XXI. Pero esto no requiere una clase separada. Los profesores pueden utilizar el ajedrez en el aula para introducir habilidades de matemáticas, alfabetización o pensamiento crítico, por ejemplo. De esta manera, cada estudiante queda expuesto a la diversión y los beneficios del juego.
¿Qué pasa con el ajedrez como materia?
El ajedrez como materia plantea una serie de preguntas. ¿Una clase separada? ¿Una clase obligatoria u optativa? ¿Cuántos estudiantes participarán? ¿Con qué frecuencia se reúne la clase? ¿Quién imparte la clase y cuáles son sus calificaciones educativas? ¿Cuánto costará esto? ¿Cuál es el objetivo de la clase?
Como educador (he pasado algunos años como maestro de aula y mi esposa ha sido maestra de jardín de infantes a octavo grado durante más de 30 años), entiendo las tensiones dentro de la comunidad educativa en los EE. UU. que no son tan diferentes de las situaciones alrededor del mundo. Los educadores se van en masa debido al aumento del estrés (sin duda acelerado por la pandemia). Estudiantes distraídos. Cambios constantes en el liderazgo educativo en todos los niveles. Caída de los resultados de los exámenes de los estudiantes. Dificultad para contratar y mantener personal calificado. Estos son sólo algunos de los desafíos que enfrentan las escuelas en el entorno pos pandémico.
Y en medio de todo este estrés (y en algunos casos, caos), ¿solicitamos una clase separada solo para ajedrez? Casi cualquier educador preguntaría: "¿Por qué?" Las preguntas de seguimiento pueden incluir las abordadas anteriormente. De particular interés, ¿cómo aborda esta clase los requisitos de los estándares educativos estatales o nacionales?
Una clase de ajedrez separada (como materia) puede funcionar. Sin embargo, si el objetivo de la clase es sólo introducir habilidades de ajedrez y preparar a los estudiantes para la competición, tengo serias dudas sobre ese enfoque. Ciertamente, las clases de ajedrez durante el horario escolar, centradas única o principalmente en el desarrollo de habilidades ajedrecísticas, ya existen en escuelas públicas y privadas de todo el mundo. Pero generalmente son excepciones a la regla. Y es difícil utilizar ese modelo para desarrollar iniciativas sostenibles y escalables. Encontrar instructores calificados y adquirir financiación adecuada son sólo dos de las cuestiones que hacen que este enfoque tenga menos probabilidades de encontrar apoyo.
Estos objetivos competitivos normalmente se abordan en programas extracurriculares. Para que el ajedrez sea una materia ofrecida durante la jornada escolar, la instrucción debe hacer algo más: la clase debe ofrecer un desarrollo deliberado de habilidades académicas, del siglo XXI y, como mínimo, de aprendizaje socioemocional. Las únicas personas que pueden impartir un programa educativo de este tipo de forma sostenible son los profesores. Y rara vez son jugadores de ajedrez competitivos.
FIDE EDU ha desarrollado su curso de Preparación de Profesores exactamente con este propósito: los profesores aprenden a introducir el tablero, las piezas de ajedrez y las reglas del juego a través de una serie de minijuegos, juegos colectivos y ejercicios vinculados al plan de estudios. Hay suficientes actividades allí para un año de lecciones de ajedrez, suponiendo una lección por semana.
Si queremos que el ajedrez sea aceptado como herramienta educativa, los objetivos de la enseñanza del ajedrez deben satisfacer las necesidades de los educadores y sus estudiantes e ir mucho más allá de levantar trofeos en el aire al final de un torneo. Si se abordan esas necesidades, tenemos muchas más posibilidades de introducir el ajedrez como materia en la escuela.
II Opinión
El ajedrez como asignatura ¿obligatoria o electiva? Esa es la cuestión.
Estimo que el artículo de Jerry Nash plantea una perspectiva interesante sobre la introducción del ajedrez como materia en las escuelas. Si bien reconoce los beneficios que el ajedrez puede aportar a la educación, también identifica varios desafíos y cuestionamientos que deben ser abordados.
En primer lugar, Nash resalta acertadamente que el enfoque debe estar en utilizar el ajedrez como herramienta para desarrollar habilidades académicas, propias del siglo XXI y de aprendizaje socioemocional, en lugar de centrarse únicamente en la enseñanza del juego en sí mismo. Esta visión integral es fundamental para que el ajedrez sea aceptado e implementado de manera sostenible en el currículo escolar.
Sin embargo, Nash también señala las complejidades que conllevaría introducir el ajedrez como una materia separada, cuestionando aspectos como la frecuencia de las clases, la calificación de los instructores y los costos asociados. Estos son puntos válidos que deben ser cuidadosamente analizados y abordados por las autoridades educativas.
Asimismo, el autor destaca los desafíos que enfrentan actualmente los sistemas educativos, como el estrés docente, la falta de recursos y los cambios constantes en los liderazgos. En este contexto, la introducción de una nueva asignatura podría ser vista como una carga adicional, lo que dificultaría su aceptación.
En este sentido, la propuesta de Nash de integrar el ajedrez de manera transversal en el currículo, utilizándolo como herramienta para enseñar otras materias, parece una alternativa más viable y sostenible. Esto permitiría aprovechar los beneficios del ajedrez sin generar una carga extra para los docentes y las instituciones.
Resumiendo, pienso que la enseñanza del ajedrez en las escuelas es una inversión invaluable en el desarrollo integral de los estudiantes. Por lo tanto, es fundamental que gobiernos y autoridades educativas reconozcan la importancia de esta asignatura y la incorporen en proyectos especiales o planes de estudio de manera efectiva; siempre adaptada a las necesidades de los estudiantes.
Fuentes y enlaces