Para ganar, primero debes aprender
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Hemos afirmado que parte importante de nuestro pensar es arbitrario, inestable, distorsionado, prejuiciado y desinformado. Sin embargo, la calidad de nuestra vida y de aquello que producimos o construimos depende de la calidad de nuestro pensamiento. De tal manera que somos nosotros los primeros llamados a controlar, regular o gobernar nuestra mente; a organizar y dirigir más armónicamente nuestros pensamientos. Somos nosotros los llamados a comunicarnos más efectivamente con nuestro entorno, a expresar nuestra inteligencia y desarrollar el intelecto.
En este sentido, el maestro espiritual Marshall Vian Summer considera que:
Tu intelecto ha sido condicionado por el mundo, por tu entorno, por tus decisiones. Representa muchas de las creencias, prejuicio y mitología de vuestra cultura y de vuestro tiempo. Es el producto de tu experiencia en el mundo hasta ahora. Entonces, para estar aquí, debes tener un intelecto que sea capaz de resolver problemas sofisticados…
Generalmente, los términos inteligencia e intelecto son utilizados como sinónimos que describen aquellas habilidades mentales que permiten a las personas comprender y aprehender del medio ambiente con el cual interactuamos.
Hablamos de un intelecto entendido en términos de potencia cognoscitiva racional y que está referido a la capacidad de la mente humana (pensamiento crítico), para llegar a conclusiones correctas sobre lo que es verdadero o falso, y sobre cómo resolver problemas.
El intelecto está relacionado con la forma mediante la cual los humanos pueden saber o conocer las cosas y fenómenos que les rodean. Así mismo se refiere a la cognición y los procesos mentales racionales obtenidos a través de aportes externos. De allí que una persona que usa la inteligencia (pensamiento y razón) y el razonamiento crítico o analítico en una capacidad profesional o personal a menudo se conoce como intelectual. (Intelecto, Psicólogos en línea).
Ocurre que, en la sociedad occidental de los últimos 30 años, se ha acentuado la idea de que los ajedrecistas son personas inteligentes, capaces de analizar y resolver problemas complejos, por lo que son reconocidos como intelectuales.
Este estereotipo es parcialmente cierto, por lo que debemos considerar la idea de que personas que estudian y juegan sistemáticamente al ajedrez, tienden a obtener mejor rendimiento académico en varias asignaturas del currículo.
De tal manera que el ajedrez puede ser considerado como una nueva forma de resolver problemas propios del ámbito educativo como el aprovechamiento en las áreas numérica y verbal.
Implementemos el ajedrez educativo como una herramienta eficaz para enseñar a los estudiantes a cómo enfrentar los desafíos de los continuos y rápidos cambios que ocurren en el mundo.
Según esto, el juego del ajedrez puede considerarse un modelo de resolución de tareas o problemas complejos en circunstancias cambiantes; de incertidumbre. Así, este antiguo juego, que está presente en escuelas y colegios de muchos países afiliados a la FIDE, ha sido adoptado a los estándares educativos.
Evidentemente, este ha sido el resultado de muchos estudios realizados, que no sólo señalan la utilidad de jugar al ajedrez, sino que también subrayan la creciente flexibilidad de los sistemas educativos que, en la búsqueda de métodos más modernos de enseñanza, sitúan a los alumnos en el centro de ese proceso y hacen hincapié en la necesidad de desarrollar todo su potencial creativo.
La educación y la formación de las jóvenes generaciones, que tendrán que afrontar con éxito los retos del mundo en constante cambio, pueden encontrar en el ajedrez una valiosa herramienta de enseñanza porque es, por su propia naturaleza, un modelo de resolución de tareas complejas en circunstancias cambiantes.
El ejercicio del pensamiento crítico es un ejercicio de dudas e interrogantes permanentes. Dudas sobre informaciones, afirmaciones, juicios, dogmas y axiomas absolutos presentes en nuestro entorno como, por ejemplo, las fakes news. Con ello, se busca tener una idea justificada de la realidad y no aceptar ciegamente lo que otros nos digan.
El pensamiento crítico presenta varias ventajas; por ejemplo, ayuda a impulsar el pensamiento reflexivo y el metacognitivo o conocimiento sobre los procesos cognitivos propios y sobre las propiedades del aprendizaje y de la información. Aquí encontrarás qué es la metacognición. Es decir, la práctica de este tipo de procesamiento de la información contribuye a: ampliar las destrezas de pensamiento, clarificar la comprensión, obtener feedback sobre la enseñanza/aprendizaje, proveer herramientas para corregir estrategias, crear lazos entre diferentes ideas, fomentar la curiosidad y creatividad y proporcionar retos
Algunos autores como Paul, R. y Elder L., (2013), afirman que el desarrollo del pensamiento crítico se da a través de varias fases:
Para desarrollar la maestría del pensamiento crítico resulta muy positivo estar rodeado de ambientes educativos favorables que alienten esta manera de procesar la información. Por eso, resulta tan importante que los profesores y docentes incorporen este modo de trabajo en su día a día para, comprobando las ventajas de este procedimiento, alienten a sus alumnos a actuar de esta manera.
En la mayoría de las aulas se fomenta el aprendizaje de contenidos a través de la enseñanza de asignaturas escolares básicas, a pesar de los pocos beneficios que genera dicho aprendizaje a largo plazo. Frente a este método, el pensamiento crítico
se plantea como opción la formación de alumnos críticos, que tomen conciencia o que cuestionen su realidad social y participen en su papel de actores sociales.
Según la doctora Marilyn Price-Mitchell (2018), investigadora del Instituto de Innovación Social de Fielding Graduate University, propone 5 formas para enseñarles a los niños a pensar críticamente:
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