«Pensar se está convirtiendo en un lujo» es una advertencia sobre la erosión de una habilidad fundamental para el desarrollo individual y la salud democrática, transformándose en un bien escaso y clasista en la era digital.
I
La importancia de poder pensar
Pensar es una capacidad fundamental que nos distingue como seres humanos y es crucial para casi todos los aspectos de nuestra vida individual y colectiva. Esta habilidad es importante por ser la base de la toma de decisiones y resolución de problemas, el desarrollo personal y el aprendizaje continuo, la participación ciudadana y democracia informada, la adaptación y progreso social y el bienestar emocional y autonomía. Seguidamente, haremos una breve descripción de cada una de tales variables.
1. Toma de decisiones y resolución de problemas
El pensamiento nos permite analizar situaciones, evaluar diferentes opciones y tomar decisiones informadas. Ya sea en la vida cotidiana (qué comer, qué ruta tomar) o en desafíos complejos (resolver un problema laboral, planificar el futuro), la capacidad de pensar críticamente nos ayuda a encontrar las mejores soluciones y a evitar errores.
2. Desarrollo personal y aprendizaje continuo
Nos permite procesar nueva información, conectar ideas, comprender conceptos complejos y formar nuestras propias opiniones. Fomenta la curiosidad, la creatividad y la innovación, impulsándonos a explorar, cuestionar y expandir nuestro conocimiento y habilidades a lo largo de toda la vida.
3. Participación ciudadana y democracia informada
Como se insinúa en el artículo anterior, la capacidad de pensar es vital para una sociedad democrática sana. Nos permite evaluar la información de los medios, cuestionar narrativas, discernir la verdad de la desinformación y participar de manera informada en debates públicos. Sin pensamiento crítico, una población es más susceptible a la manipulación y las ideas simplistas, lo que puede debilitar las instituciones democráticas.
4. Adaptación y progreso social
El pensamiento nos permite adaptarnos a los cambios y crear progreso. Desde el desarrollo de nuevas tecnologías hasta la mejora de sistemas sociales y económicos, la capacidad de concebir nuevas ideas y soluciones es lo que impulsa la evolución de la humanidad. Nos permite anticipar desafíos y buscar formas innovadoras de superarlos.
5. Bienestar emocional y autonomía
Pensar también contribuye a nuestro bienestar emocional. Nos ayuda a procesar nuestras emociones, entender nuestras motivaciones y desarrollar una mayor autoconciencia. La capacidad de reflexionar sobre nuestras experiencias nos permite crecer, aprender de los errores y tomar el control de nuestras vidas, fomentando la autonomía y la resiliencia.
Entonces, pensar no es solo una actividad intelectual; es una herramienta esencial para la supervivencia, el crecimiento y la prosperidad tanto a nivel individual como colectivo. Es lo que nos permite navegar por un mundo complejo, construir sociedades justas y creativas, y vivir vidas significativas.
II
Mary Harrington
Mary Harrington es una periodista y escritora británica. Es conocida por acuñar y defender el término «feminismo reaccionario», que explora en su libro de 2023, Feminism Against Progress.
Harrington es editora colaboradora de la revista digital británica UnHerd, donde tiene una columna semanal, y también gestiona un Substack. Su trabajo se centra en temas políticos y culturales, incluyendo los efectos de la globalización, las críticas a la política de identidad y la relación entre el feminismo y el progreso. En su libro, argumenta que el progreso ha dejado de beneficiar a la mayoría de las mujeres.
En su juventud, Mary Harrington asistió a una escuela Waldorf y estudió literatura inglesa en la Universidad de Oxford. A lo largo de su vida, ha tenido diversas profesiones, incluyendo conserje, comunera, ejecutiva de marketing, fundadora de internet y psicoterapeuta, antes de dedicarse a la escritura.
III
Pensar se está convirtiendo en un lujo: un análisis de la era post-alfabetizada
Recientemente, Harrington ha escrito un interesante artículo titulado «Pensar se está convirtiendo en un lujo». En el mismo, la escritora radicada en Reino Unido, argumenta que la proliferación de la tecnología digital, especialmente los teléfonos inteligentes, está erosionando nuestra capacidad de concentración y razonamiento, lo que a su vez genera una nueva forma de desigualdad social.
Harrington comienza con su experiencia personal en una escuela Waldorf, donde se desaconsejaba la televisión en favor de la lectura y el juego al aire libre. Contrasta esto con la omnipresencia actual de internet y los celulares, que, según ella, requieren un esfuerzo consciente para evitar distracciones. La autora señala que, aunque las puntuaciones de CI aumentaron históricamente (efecto Flynn), ahora hay evidencia de un declive en la alfabetización de adultos y niños en países de la OCDE, con descensos más pronunciados entre los más pobres.
Este fenómeno se atribuye a una cultura post-alfabetizada, donde el consumo mediático se inclina hacia imágenes y videos cortos en lugar de textos densos. Se vincula el uso de celulares con síntomas de TDAH y la disminución de la lectura de libros completos. Harrington compara esta situación con la epidemia de la comida basura: así como los alimentos ultraprocesados han creado una brecha de salud ligada a la clase social, los medios digitales están generando una brecha cognitiva.
La lectura profunda, explica, es una habilidad aprendida que reconfigura el cerebro, mejorando la concentración y el pensamiento lineal. En cambio, el entorno digital está diseñado para la distracción, fomentando el «picoteo» cognitivo y el salto constante entre contenidos, lo que nos entrena neurológicamente para hojear en lugar de analizar.
Harrington concluye que la salud cognitiva se está convirtiendo en un lujo. Las élites ya están adoptando límites autoimpuestos al uso de la tecnología y optando por escuelas que priorizan la lectura, a menudo con costos elevados. Esta bifurcación podría llevar a una sociedad estratificada: un pequeño grupo que mantenga la capacidad de pensamiento profundo y una población general «post-alfabetizada». Las consecuencias para la democracia son alarmantes, ya que un electorado menos racional y más susceptible a la manipulación podría ser fácilmente influenciado por demagogos y oligarcas, quienes se beneficiarían de la falta de atención y el desinterés por los hechos.
IV
Probable impacto en la sociedad
La expresión «pensar se está convirtiendo en un lujo» implica varias consecuencias profundas para los individuos y la sociedad, según el texto de Mary Harrington. En esencia, sugiere que la capacidad de razonar profundamente, concentrarse y procesar información compleja ya no es una habilidad universalmente cultivada, sino una que requiere un esfuerzo consciente y, cada vez más, recursos específicos para ser mantenida.
1. Declive cognitivo y postalfabetización
La implicación más directa es una disminución en las capacidades cognitivas generales. El texto señala que, a diferencia del «efecto Flynn» que vio aumentar las puntuaciones de CI, ahora hay pruebas de un descenso en la alfabetización y un aumento de síntomas similares al TDAH, especialmente entre los más jóvenes y los menos privilegiados. Esto se atribuye al auge de una cultura post-alfabetizada, donde se prefiere el consumo rápido de imágenes y videos cortos sobre la lectura de textos densos.
2. La distracción como norma
El entorno digital, particularmente las redes sociales y los teléfonos inteligentes, está diseñado para la distracción constante. Esto implica que nuestros cerebros se están reconfigurando para el «picoteo» cognitivo, el reconocimiento de patrones superficiales y el salto entre contenidos. La capacidad de mantener la concentración en una tarea o un texto largo se vuelve cada vez más difícil, casi un acto de resistencia en un mundo optimizado para la interrupción.
3. Una nueva forma de desigualdad social
La expresión subraya una creciente brecha de clase. Así como la comida basura creó disparidades en la salud, el contenido digital de baja calidad está generando disparidades cognitivas. Las personas con mayores recursos económicos y sociales pueden permitirse el lujo de protegerse a sí mismas y a sus hijos de la sobreexposición digital (ej. escuelas Waldorf, niñeras con contratos de «no teléfono»), mientras que las poblaciones más vulnerables, con menos recursos para filtrar o limitar el acceso, son las más afectadas por los daños cognitivos. Pensar profundamente se convierte en un privilegio accesible principalmente para las élites.
4. Impacto en la democracia y la sociedad
Las implicaciones para la sociedad son alarmantes. Un electorado que ha perdido la capacidad de pensar de forma crítica y sostenida se vuelve más susceptible a la manipulación, el tribalismo y la desinformación. El texto sugiere que estas poblaciones estarán «más movidas por las vibraciones que por argumentos convincentes», lo que podría llevar a un declive en el discurso racional, la participación cívica informada y la rendición de cuentas de los líderes. Los «operadores astutos» y los demagogos se beneficiarían de esta situación, moldeando la política a su favor sin necesidad de argumentos complejos, sino con «videos cortos que "humillen" a la otra tribu».
5. Estratificación cultural
Finalmente, la expresión implica una estratificación cultural donde un grupo relativamente pequeño de personas conservará y cultivará intencionalmente la capacidad de concentración y razonamiento de larga duración. Por el contrario, una población general más amplia será efectivamente «postalfabeta», con todas las consecuencias que ello conlleva para la claridad cognitiva y la cohesión social.
De tal manera que «pensar se está convirtiendo en un lujo» es una advertencia sobre la erosión de una habilidad fundamental para el desarrollo individual y la salud democrática, transformándose en un bien escaso y clasista en la era digital.
Fuente
The Times. Pensar se está convirtiendo en un lujo. Mary Harrington. 30 de julio de 2025.
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