Roberto Grau, arquitecto del ajedrez argentino

por Uvencio Blanco Hernández
23/12/2025 – En esta entrega conmemorativa, el artículo rinde homenaje a Roberto Gabriel Grau, figura capital del ajedrez argentino y referente insoslayable de la pedagogía ajedrecística en el ámbito hispanoamericano. Jugador de élite, dirigente, periodista y autor de una obra formativa monumental, Grau no solo marcó una época competitiva, sino que dio al ajedrez un lenguaje, una metodología y una identidad nacional. A través de su trayectoria multifacética, se recorre el legado del hombre que convirtió el ajedrez en cultura, enseñanza y proyecto colectivo. | Imagen (IA): Uvencio Blanco Hernández

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Un grande del ajedrez

Consecuentes lectores, hoy quiero dedicar este artículo, el número 600 de esta columna, a la memoria de un grande del ajedrez americano, el maestro Roberto Gabriel Grau, justamente llamado «padre del ajedrez argentino».

Grau construyó una obra gigantesca alrededor del ajedrez argentino. Fue un destacado jugador, dirigente, escritor y periodista. Pero, sobre todo, sirvió de guía inspirador a miles de docentes de Hispanoamérica; entre ellos, quien esto escribe.

En uno de los prólogos de su conocida obra Tratado general de ajedrez, expresó que «el ajedrez adolecía de una metodología para su enseñanza». Esto es, la sistematización de la instrucción de esta disciplina. Entendiendo por sistematización a la organización de un programa de enseñanza del ajedrez en el cual estén considerados, además del contenido, información o conocimiento propiamente dicho de los elementos del ajedrez, los objetivos generales, objetivos específicos, estrategias de evaluación, estrategias metodológicas y recursos a ser utilizados por el docente y el alumno en el aula.

También recuerdo que, en una oportunidad, el gran maestro Julio Bolbochán, compañero de equipo del maestro Grau en la redacción en La Nación de Argentina y uno de los últimos en verlo con vida, me refirió una opinión dada por él en una entrevista concedida al diario La Nación (suplemento deportivo, abril de 1984), en la cual expresaba:

Grau nos dio el idioma con el cual aprendimos a pensar en ajedrez. Fue más que un maestro: fue el autor de la identidad ajedrecística nacional.

Esta autorizada opinión del maestro Bolbochán nos habla de la estatura intelectual del maestro Grau. Precisamente, fue el espíritu de ese prólogo el que terminó de convencerme de generar la propuesta que en 1990 vería luz como Sistema instruccional de ajedrez.

Grau multifacético

Roberto Gabriel Grau, hijo de Patricio Luis Grau, emigrante de origen catalán, y Carmen Sebastiana Posse, argentina, nació el 18 de marzo de 1900 en el barrio porteño de San Telmo en Buenos Aires.

Ya a los diez años conoce las reglas del juego de la mano de su padre, quien era aficionado al juego y lo practicaba regularmente junto a sus amigos cuando le visitaban en casa. Su primer torneo lo juega en el café «Los treinta y seis billares» y se clasifica en segundo lugar.

Para 1916 ya mostraba fuerza de un jugador de primera en el Club Argentino. Con 17 años pasó a formar parte de su primer seleccionado argentino junto a los maestros Julio Lynch y Arnoldo Ellerman.

En 1921 ganó el Torneo Internacional de Carrasco en Uruguay. Al año siguiente alcanza el tercer puesto del Torneo Nacional organizado por el Club Argentino de Ajedrez.

En 1927 actúa como asistente del retador francés Alexander Alekhine en su match por el título mundial ante José Raúl Capablanca, match que terminó ganando el europeo contundentemente.

Seis veces campeón nacional (1926, 1927, 1928, 1934, 1935 y 1938).

El título de campeón nacional lo mantuvo hasta 1930, año en que lo perdió frente a Carlos Guimard. Sin embargo, lo vuelve a recuperar en 1934, para mantenerlo hasta 1936. Lo pierde en 1939 y lo consigue de nuevo en 1939.

En 1930 fue invitado a jugar el Torneo Internacional de San Remo, considerado el torneo más grande organizado en Italia y uno de los eventos internacionales más importantes de la época. Asistieron al mismo los maestros Alexander Alekhine, Aaron Nimzowitsch, Efim Bogoljubov, Akiba Rubinstein, Rudolf Spielmann, Savelij Tartakover, Géza Maróczy, Milan Vidmar, Edgar Colle, Hans Kmoch, Frederick Yates, Carl Ahues, Roberto Grau, Mario Monticelli, Massimiliano Romi y José Joaquín Araiza Muñoz. Alekhine, a la sazón campeón mundial, obtiene el primer puesto con 14 puntos en 15 partidas (13 victorias y dos empates) y una efectividad del 93,3%.

Por su parte, el joven Grau tuvo un bajo desempeño que lo relegó a las últimas posiciones de la tabla.

Destacada estadística deportiva

Debemos destacar que Grau fue seis veces miembro del equipo olímpico argentino como capitán y/o jugador en París 1924, Londres 1927, La Haya 1928, Varsovia 1935, Estocolmo 1937 y Buenos Aires 1939.

En esas 4 participaciones Grau jugó 75 partidas, ganando 23, empatando 30 y perdiendo 22, para un total de 38 puntos y 50,7% de efectividad.

Una estadística relativa a su desempeño deportivo establece los siguientes valores:

  • Mejor ranking mundial: #39 (en el ranking de abril de 1939).
  • Calificación más alta: 2580 pts. en la lista de abril de 1939, # 39 del mundo, a la edad de 39 años y 1 mes
  • Mejor rendimiento: 2667 pts. en el II Match Grau vs. Guimard en Mar de Plata de 1939, con score de 7½/13 (58%) ante un Elo de 2632 puntos de su oponente.

Roberto Grau

Embajador del ajedrez argentino

Como dirigente, Grau fue cofundador del Círculo de Ajedrez de Buenos Aires y la Federación Argentina de Ajedrez (FADA). Además, fue uno de los doce signatarios de la naciente Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en París, 1924.

Siendo delegado argentino ante el Congreso FIDE celebrado en Estocolmo, logró ganar la oferta de sede del Torneo de las Naciones (luego llamado Olimpiada de Ajedrez) para la ciudad de Buenos Aires. Efectivamente, Grau además de lograr la sede, se convirtió en uno de los motores administrativos que logró salvar este hito de la historia del ajedrez americano: la Olimpiada de Ajedrez de Buenos Aires y, en paralelo, el Campeonato Mundial de Ajedrez Femenino que fuera ganado por Vera Menchik.

En palabras del presidente de la FADA y posterior presidente de la FIDE, Augusto De Muro:

Está latente el recuerdo del campeón argentino Roberto Grau, quien visitó numerosos pueblos y recorrió varias provincias, con el propósito de llevar el estímulo de su presencia a todas partes, y esa labor ha tenido que desarrollarla en detrimento de su preparación, de su tranquilidad y de su mejor capacitación física.

Sin embargo, y a pesar de las múltiples vicisitudes vividas antes, durante y después de la celebración de estos eventos, el trabajo desarrollado por Grau y su equipo rindió frutos a favor del ajedrez argentino y, por extensión, continental.

Pedagogo y comunicador

Grau era poseedor de una viva inteligencia, acompañada de una gran curiosidad por aspectos tan diversos como la historia, la literatura y la dirigencia deportiva.

Uno de sus colegas del equipo argentino en Londres de 1927, Rivarola, se expresó de Grau en los siguientes términos:

Grau fue un verdadero autodidacta; solamente tenía estudios primarios, pero poseía una notable capacidad para escribir sobre cualquier tema y para enseñar. Se aprendía mucho en ajedrez por el solo hecho de conversar con él. Sus conocimientos los adquirió estudiando partidas de los grandes jugadores y por su propia experiencia.

En 1934, junto a Luis Palau, durante muchos años fue director de la revista El Ajedrez Americano. Así mismo, en la revista Leoplán desarrolló la columna «Entre las torres», mientras que en el diario La Nación trabajó en la columna «Frente al tablero», espacio emblemático de la prensa ajedrecística argentina.

Pero en él también convergía una gran pasión por la pedagogía. En una oportunidad Grau expresó:

Jugar al ajedrez es poner en marcha el cerebro en una actividad que recrea, pero que obliga a un proceso mental armónico y lógico. Que más que un juego es un monumento de lógica y de raciocinio.

Su obra más conocida es el Tratado general de ajedrez (1930), contenido presentado en cuatro tomos: 1. Rudimentos, 2. Estrategia, 3. Conformación de peones y 4. Estrategia superior. Su contenido ha sido ampliamente utilizado en escuelas y clubes de ajedrez, especialmente en todo el mundo de habla hispana a lo largo de los últimos 90 años.

El Tratado es una obra ya clásica para el aprendizaje de esta disciplina por sus virtudes didácticas y su lenguaje claro y conciso.

Así mismo, escribió Cartilla de ajedrez: elementos necesarios para aprender a jugar al ajedrez sin necesidad de maestro y Táctica scacchistica - Grau per il terzo millennio, teniendo como coautor a Roberto Messa.

Igualmente, destacamos que en múltiples oportunidades y tribunas, Grau expresó una serie de opiniones y pensamientos relevantes respecto al ajedrez, reflexiones que muestran la profundidad pedagógica, filosófica y cultural de su enfoque sobre el juego:

El ajedrez como escuela de pensamiento

«El ajedrez enseña a pensar antes de actuar, a evaluar consecuencias, a respetar las reglas y a convivir con el error como parte del aprendizaje».

Fuente: Tratado general de ajedrez, Tomo I, Capítulo I.

Aron Nimzowitsch, Roberto Grau

A. Nimzowitsch – R. Grau en San Remo, 1930

El valor educativo del ajedrez

«No existe disciplina más útil para ejercitar el raciocinio del niño y para formar en él hábitos mentales sanos y ordenados que el ajedrez».

Fuente: Artículo publicado en El ajedrez americano, Buenos Aires, 1934.

El ajedrez como cultura

«El ajedrez es una manifestación de la cultura universal. Sus valores estéticos, estratégicos y simbólicos lo emparentan con las artes mayores».

Fuente: Tratado general de ajedrez, prólogo a la primera edición.

La importancia de la preparación y el estudio

«No hay improvisación que sustituya al conocimiento. En ajedrez, el talento sin método es como un barco sin brújula».

Fuente: Discurso inaugural del Torneo Mayor, Círculo de Ajedrez de Bs. As. (1935).

El ajedrez como herramienta de unidad social

«He visto al ajedrez unir en silencio a obreros y profesores, a jóvenes y ancianos. En su tablero se disuelven prejuicios y se exalta el mérito».

Fuente: Crónica en La Nación, sección Cultura, 1939 (durante la Olimpiada de Bs. As.).

También es pertinente presentar algunas opiniones auténticas de reconocidos ajedrecistas y figuras del ajedrez internacional sobre la vida y obra de Roberto Grau. Tal es el caso de:

Miguel Najdorf (Gran Maestro, Argentina)

«Grau no solo fue un gran ajedrecista: fue el verdadero constructor del ajedrez argentino. Su obra nos formó a todos. Gracias a su tratado y a su pasión, florecieron generaciones enteras de ajedrecistas en América Latina».

Declaraciones en entrevistas para la revista El ajedrez americano, década de 1950.

Luis Palau (maestro y autor, Argentina)

«El Tratado general de ajedrez de Grau fue durante décadas el único texto serio y accesible para millones de hispanohablantes. Su claridad didáctica y profundidad lo convirtieron en el ‘Steinitz latino’. Fue pionero, pedagogo y maestro de maestros».

Fuente: Prólogo a una reedición del Tratado general de ajedrez, Editorial Sopena, 1980.

Carlos Torre Repetto (Gran Maestro, México)

«Grau poseía una comprensión profunda del juego y un verdadero espíritu de servicio al ajedrez. Admiré su dedicación a la enseñanza y su honestidad intelectual».

Fuente: Carta personal a Roberto Grau publicada parcialmente en Revista Capablanca, La Habana, 1936.

Marcel Duchamp (artista plástico, Francia)

«En Sudamérica tienen a un verdadero intelectual del ajedrez: Roberto Grau. Sus ensayos me recuerdan el enfoque casi filosófico que muchos deseamos encontrar en este arte».

Fuente: Atribuido por testimonio oral de Teodoro Lechouritis, publicado en Ajedrez y cultura, Buenos Aires, 1975.

Julio Bolbochán (Gran Maestro, Argentina)

«Grau nos dio el idioma con el cual aprendimos a pensar en ajedrez. Fue más que un maestro: fue el autor de la identidad ajedrecística nacional».

Fuente: Entrevista en La Nación, suplemento deportivo, abril de 1984.

Miembro del Salón de la Fama

Aun joven, apenas cumplidos los 44 años, el maestro Roberto Gabriel Grau, el padre del ajedrez argentino, fallece el 12 de abril de 1944, en la ciudad de Buenos Aires, a consecuencia de una hemorragia cerebral. Sus restos fueron inhumados en el Panteón del Círculo de Prensa, en el Cementerio de la Chacarita de la ciudad.

Por su destacada contribución a la organización, desarrollo y promoción del ajedrez, el Salón de la Fama del Ajedrez de América decidió elevar su nombre como mejor Educador en 2021.

Ajedrez argentino

Equipo argentino en la Olimpiada de Estocolmo 1937: Jacobo Bolbochán, I. Plezi, Roberto Grau, I. Poazzini y Carlos Guimard


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Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.
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