Según la UNESCO,
La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las ¿artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
Además, el ajedrez ha influido en dominios tales como la ciencia, la literatura, el teatro, el cine, la música, las artes en general y en las diversiones. Por ejemplo, el escritor Argentino Borges afirmó: “El ajedrez es uno de los medios que tenemos para salvar la cultura, como el latín, el estudio de las humanidades, la lectura de los clásicos, las leyes de la versificación, la ética”.
Este juego está presente en la obra de genios como Shakespeare, Cervantes, Dante Alighieri, Goethe, Nabocov, Stefan Zweig, Jacinto Benavente, Elías Canetti, Fernando Arrabal, Pérez Reverte y del propio Jorge Luis Borges, entre otros.
De allí la existencia de una importante cantidad de obras escritas en forma de novelas y cuentos, en las que el juego del ajedrez forma parte del argumento; como por ejemplo: “Las Aventuras de Alicia a través del Espejo” de Lewis Carroll, “El tablero ante el espejo” de Massimo Bontempelli, “La partida de ajedrez” de Stefan Zweig, “La defensa” de Vladimir Nobokov, “El alfil loco“ de Arrigo Boito, “La torre herida por el rayo” de Fernando Arrabal, “La tierra yerma” de T. S. Eliot, “Murphy, final de juego” de Samuel Beckett, “La tabla de Flandes” y “El tango de la guardia vieja” ambas de Arturo Pérez Reverte, “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino, “Auto de fe“ de Elías Canetti, “Bobby Fischer se fue a la guerra” de David Edmon y John Eidinov; obras que desarrollan algunos temas propios del ajedrez dentro de la trama.
En el cine también destacan producciones como “Casablanca” (1942) de Michael Curtis “El séptimo sello” (1957) de Ingmar Bergman; “En busca de Bobby Fischer” (1993) de Steven Zaillian; “Si la cosa funciona” (2009) de Woody Allen; “Sherlock Holmes – Juego de sombras” (2011) de Guy Ritchie; “La vida de un rey” (2014) de Jake Goldberger; “La reina de Katwe” (2016) de Mira Nair; y hasta series de televisión como “The Big Bang theory” de Chuck Lorre (2017/20218), entre otras.
Siendo así y dada su presencia e impacto civilizatorio por más de 15 siglos, el juego del ajedrez por su universalidad se ha ganado un espacio propio en nuestra civilización contemporánea y, por lo tanto, se ha ganado un espacio como “patrimonio cultural intangible de la humanidad”.
Ético
Como el ajedrez es un juego de leyes y reglas muy estrictas; lo que facilita la adquisición y consolidación de una moralidad autónoma, que se deriva de las decisiones permanentes y la implementación de sus propios criterios durante el desarrollo del juego.
En el ajedrez, los sentimientos morales están estrechamente relacionados con una profunda conciencia de la importancia social de esta actividad. Esto se traduce en el jugador de competencia, en su responsabilidad a los ojos de la familia, en la escuela, la comunidad y el país, y constituye una motivación enérgica en la movilización de todas sus fuerzas para superar todas las dificultades.
La posibilidad de derrota o éxito y el orgullo del ajedrecista (que debe enfrentar solo a su oponente mucho mejor que él), sirven como una exhortación a la personalidad porque se encuentran los mejores métodos de estudio, entrenamiento y competición deportiva.
Las experiencias sugieren que el ajedrez es un instrumento válido para la formación de un carácter más consolidado y armonioso de individuos, mejor como niños, porque prepara a los jóvenes para conquistar éxitos con moderación y para aceptar derrotas con valentía.
Estético
En el ajedrez, la belleza ocupa un lugar privilegiado a los ojos de los jugadores. La belleza en el ajedrez se expresa a través de la distribución armónica de las piezas en el tablero de ajedrez y a los aspectos geométricos de la coincidencia de fuerzas. Además, mediante las expresiones de belleza observadas en la realización de juegos técnicos de alto nivel y la demostración de estudios y finales artísticos.
Estas emociones están ligadas a la perfección y firmeza de una idea táctica o estratégica, a la percepción de la dinámica y el ritmo de las piezas en el tablero de ajedrez y a la excepción de las reglas en la resolución de problemas complejos, posiciones de considerable carácter artístico.
Una forma de reconocer la belleza en una partida de ajedrez o estudio, es a través de los llamados Premios de Belleza que se otorgan en muchos torneos desde hace más de 150 años.
La belleza ajedrecística tanto en la partida viva, como en la composición del problema y el estudio, debe reunir determinadas condiciones de entre las cuales cabe señalar: precisión en la línea de juego, la combinación o partida no debe de contener errores y mucho menos elementales; los movimientos no solo han de ser correctos, sino, además los más correctos, ya que, de existir otra continuación más precisa y directa, ésta sería la realmente bella.
Dificultad: la posición ha de entrañar una evidente dificultad; de hecho, una victoria es tanto más bella cuanto más difícil haya resultado su consecución.
Originalidad y riqueza: los movimientos, partiendo de una situación dada, han de ser inéditos y, a ser posible, contener una amplia gama de alternativas, ya que aquí el mérito y la belleza están en razón directa del número de posibilidades opcionales.
Estos son algunos de los requisitos que ha de reunir la partida de ajedrez, o cualquiera de sus fases y posiciones, para alumbrar la belleza. Dichos requisitos responden- en un sentido abstracto más amplio, a leyes universales que presiden toda creación artística.
6. Intelectual
Más de dos siglos de evidencia científica sugieren el estímulo que ejerce el ajedrez en el desarrollo de habilidades y procesos cognitivos que incluyen funciones tales como: atención, razonamiento lógico, inteligencia, análisis, síntesis y creatividad; además de organizar el pensamiento y facilitar la expresión numérica, verbal y la toma de decisiones.
Adicionalmente algunos estudios señalan que la práctica del juego de ajedrez exige la puesta en acción de habilidades cognitivas de alto orden, las cuales tienen efectos positivos sobre el desarrollo cognitivo de sus ejecutantes. Algunas de tales habilidades se relacionan con las llamadas competencias de aprendizaje (competencias blandas); por ejemplo, el razonamiento ético y acción; el pensamiento crítico y creativo; el análisis y resolución de problemas e, inclusive, la comunicación escrita. Es evidente que estos hallazgos tienen aplicación importante en distintos campos del conocimiento, principalmente en el educativo.
Carl E. Wieman, científico ganador del Premio Nobel de Física en 2001, opina que:
Hoy, la ciencia ha demostrado que, para ofrecer una verdadera educación de calidad, se debe recibir cerebros y transformarlos”. Considera este investigador que “lo más importante para la academia no debe ser el contenido de las clases, el plan de estudios o el currículo, sino lograr un verdadero cambio en el cerebro de los alumnos “en respuesta a un pensamiento intensivo capaz de ‘recablear’ tal órgano para mejorar sus capacidades”. Por tanto, “la educación debe ser que los estudiantes aprendan a tomar decisiones en situaciones relevantes, como un científico.
Otros autores han señalado que el estudio y práctica sistemática del ajedrez mejora procesos cognitivos como la inteligencia, el cálculo y el pensamiento estratégico. Así mismo algunos investigadores sugieren la existencia de la influencia del juego de ajedrez sobre la capacidad de resolución de problemas.
Por ejemplo, habiendo encontrado similitudes entre la resolución de problemas matemáticos y el ajedrez, Horgan (1998), señaló que “el ajedrez es claramente un instrumento de resolución de problemas y la mejor manera de analiza y tomar decisiones porque se trata de un sistema cerrado con reglas claras y determinadas”.
Precisamente en los últimos años, la neurosicología ha comenzado a enfatizar los beneficios de la práctica de ajedrez en las funciones ejecutivas del cerebro humano. Estos procesos cognitivos de alto orden posibilitan la adaptación a situaciones complejas o novedosas; al igual que la toma de decisiones.
La toma de decisiones durante la partida está asociada a la solución de problemas. Extrapolando esta afirmación hacia otros dominios, la toma de decisiones tiene gran importancia en la labor de organizaciones humanas de distinta naturaleza; sean estas de carácter administrativo, productivo o científico. Se trata de una conexión de máxima prioridad para la educación; el compromiso del ajedrez en lo relativo a la innovación y la tecnología puestos al servicio de nuevas propuestas para el desarrollo del talento humano.
Visto así, el enlace entre ajedrez y educación podrá generar aportes significativos en una nueva forma de entender el aprendizaje.
Fuentes y enlaces