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En una reciente reunión del Salón de la Fama del Ajedrez de América, uno de los presentes, el MF Guillermo Ruiz expresidente de la Federación Mexicana de Ajedrez (FENAMAC), me dijo que le había impresionado que en un momento de mi entrevista con el periodista argentino Carlos Ilardo, este había considerado al ajedrez como un deporte “violento”. El maestro Ruiz no comparte dicha afirmación y se apoya en una frase de Tahl, según la cual “El ajedrez es para divertirse, no para sufrir”
Le indiqué que estaba de acuerdo, pero que teníamos que valorar el contexto en el cual se Ilardo hizo tal aseveración. De hecho, en la referida entrevista se registra el siguiente diálogo:
¿Consideras que, en tanto deporte mental, el ajedrez es una actividad violenta?
Sí, creo que el ajedrez competitivo es violento. Sus protagonistas lo saben y creo que uno puede advertir con facilidad el comportamiento durante el torneo o las partidas. He visto a varios grandes maestros llorar después de una derrota.
Inclusive, agregué que habría que consultar con gente como Alekhine, Keres, Fischer, Korchnoi, Kasparov o, con varios de la generación de los Milennials como Carlsen, Firouzja o Niemann, quienes han desarrollado un verdadero “instinto asesino” a lo largo de su práctica profesional cuyo accionar le imprimen a la competencia un carácter duro y hasta violento.
Ahora bien, entre otras opiniones destaco la del MF Humberto “Beto” Morales, quien agregó que el ajedrez “Es un deporte agonístico ya estudiado por psicoanalistas y sociólogos del deporte desde hace años”.
Finalmente, agradecí a mis colegas sus opiniones sobre temas tan interesantes como: la percepción que tenemos sobre la violencia, el agonismo y el instinto asesino en el ajedrez, etc. Cerrando con la promesa de desarrollar tales tópicos en una próxima nota para nuestros seguidores en ChessBase.
La percepción del ajedrez como un deporte duro ha ganado reconocimiento en la sociedad moderna, especialmente en el contexto de la competencia de alto nivel. Aunque el ajedrez no involucra el mismo tipo de esfuerzo físico que los deportes tradicionales, su naturaleza competitiva, los altos niveles de concentración requeridos y el estrés asociado a las partidas lo convierten en un deporte duro y exigente en su propio derecho. A tal efecto, presentaremos algunos aspectos que destacan por qué el ajedrez se considera un deporte exigente y, en consideración de grandes del tablero, duro:
Jugar ajedrez a un nivel competitivo requiere una alta capacidad de atención, concentración y memoria. Los ajedrecistas deben procesar múltiples variables y posibles movimientos en un corto período de tiempo, lo que implica un esfuerzo mental significativo.
Los ajedrecistas enfrentan altos niveles de estrés y tensión durante las partidas, lo que puede manifestarse en un aumento del pulso y la respiración. Esta presión es comparable a la que experimentan los atletas en deportes físicos.
El ajedrez, al igual que otros deportes, implica un fuerte deseo de ganar y superar al oponente. Esta naturaleza competitiva se asemeja a la de los deportes tradicionales, donde la confrontación es un elemento central.
En torneos de ajedrez clásico, las partidas pueden durar entre 4 y 6 horas, lo que exige a los jugadores mantener su enfoque y resistencia mental durante períodos prolongados.
La fortaleza mental, el autocontrol y la confianza son esenciales para el éxito en el ajedrez, lo que añade una capa adicional de complejidad al juego y lo convierte en un desafío tanto mental como emocional.
Aunque el ajedrez es principalmente un deporte mental, los jugadores de élite también deben estar en buena forma física para soportar la tensión de las largas partidas, lo que implica un entrenamiento físico complementario.
Tal y como hemos visto en el punto anterior sobre la “preparación física y mental”, debemos valorar que la exigencia física del ajedrez puede compararse con otros deportes de manera única, ya que, aunque no involucra actividad física intensa como los deportes tradicionales, requiere una preparación física y mental significativa. Seguidamente presentamos algunos puntos clave sobre cómo se compara el ajedrez con otros deportes:
Aunque el ajedrez es principalmente un deporte mental, los jugadores de alto nivel realizan actividades físicas complementarias como tenis, natación o trote para mantener su forma física. Esto les ayuda a soportar el estrés y la tensión de las largas partidas, similar a la preparación física en otros deportes.
Las partidas de ajedrez pueden durar entre 4 y 6 horas, requiriendo una alta resistencia mental y física para mantener la concentración durante períodos prolongados.
Estudios han mostrado que la actividad fisiológica durante las partidas de ajedrez, como la sudoración y el ritmo cardíaco, puede ser comparable a la de otros deportes, indicando un esfuerzo físico significativo, aunque de una naturaleza diferente.
Los ajedrecistas enfrentan altos niveles de estrés y presión, lo que puede manifestarse en cambios fisiológicos como el aumento del pulso y la respiración, similar a lo que experimentan los atletas en deportes físicos.
El ajedrez exige una gran capacidad de concentración, memoria y pensamiento estratégico, lo que genera un desgaste mental comparable al esfuerzo físico en otros deportes.
Entonces, aunque el ajedrez no requiere el mismo tipo de actividad física que los deportes tradicionales, la preparación física y mental necesaria para competir a alto nivel lo hace un deporte exigente en su propio derecho.
La percepción del ajedrez como un deporte violento ha sido discutida por varios grandes maestros y expertos en el campo. Aunque el ajedrez no es violento en el sentido físico, la naturaleza competitiva y psicológica del juego, junto con las declaraciones de figuras prominentes, han llevado a algunos a describirlo como un deporte violento en términos de la presión y la agresión psicológica involucradas en la competencia.
En toda partida de ajedrez hay ataques y agresiones que ponen a prueba la capacidad de resistencia y el temple de los jugadores. Una de las definiciones de violencia es: acción y efecto de usar la fuerza para obtener algo, lo que generalmente alude a una agresión física, pero esta es sólo una de sus expresiones. También existe la violencia psicológica, la económica, la verbal, aunque todas coinciden en que la víctima es agredida en su integridad o en su ego. (Vanguardia, 02/10/2015).
Seguidamente presentaremos algunos puntos clave sobre esta cuestión:
Garry Kasparov, excampeón mundial de ajedrez, ha afirmado que "el ajedrez es el más violento de los deportes". Según él, el objetivo es "minar al enemigo psicológicamente" y "destruir su ego", lo que sugiere que la competencia en ajedrez tiene una naturaleza agresiva, aunque no física.
La competencia en ajedrez implica una lucha intensa, donde los jugadores deben resistir la presión y el estrés, lo que puede ser comparable a la violencia psicológica. En este sentido, el ajedrez puede ser visto como una "guerra mental", donde cada movimiento busca debilitar al oponente.
Las partidas de ajedrez son descritas como absorbentes y desgastantes. Se estima que la tensión experimentada durante una partida larga puede equivaler al esfuerzo físico de un combate de boxeo, lo que resalta el impacto emocional y psicológico del juego.
Algunos expertos han comparado el ajedrez con deportes de combate, señalando que, aunque la violencia en el ajedrez no es física, la intensidad emocional y la necesidad de superar al adversario son elementos comunes.
La violencia en el ajedrez es más sutil y se manifiesta a través de la estrategia y la manipulación psicológica, en lugar de agresiones físicas. Esto ha llevado a algunos a considerar el ajedrez como un deporte "violento" en un sentido diferente al de los deportes de contacto.
Los aspectos del ajedrez que se consideran más "violentos" no se refieren a la violencia física, sino a la intensidad psicológica y emocional que implica el juego. Aquí destacamos los principales elementos:
Tanto Garry Kasparov como Levon Aronian han comparado el ajedrez con una guerra, donde el objetivo es derrotar psicológicamente al enemigo antes de rematarlo en el tablero. Esta analogía refuerza la idea de que el ajedrez es un deporte violento en términos de confrontación mental.
El ajedrez es descrito como un deporte que busca "aniquilar" mentalmente al oponente. Los jugadores intentan minar la confianza y el ego del adversario, lo que puede ser visto como una forma de violencia psicológica.
En el ajedrez, los jugadores acumulan fuerza y atacan rápidamente, lo que refleja una agresividad táctica en el tablero. Este enfoque estratégico puede ser visto como una forma de confrontación violenta en un sentido figurado.
Las partidas de ajedrez son absorbentes y desgastantes, sometiendo a los jugadores a una tensión similar a la de un combate físico. Un estudio comparó la tensión de una partida de ajedrez de varias horas con la de diez rounds de boxeo, destacando el esfuerzo emocional involucrado.
La necesidad de mantener un alto nivel de concentración y energía durante las partidas es otro aspecto que contribuye a la percepción del ajedrez como un deporte violento. La batalla mental para superar al oponente requiere un despliegue significativo de recursos mentales.
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