El día en que la FIDE se muda provisoriamente a Buenos Aires. Más cerca del reconocimiento de esa verdad histórica por parte de la entidad mundial
Pero, adicionalmente, teníamos la esperanza de que institucionalmente se operara para reconocer unos hechos que habían caído en el marco de lo que denominamos, algo amargamente, como producto de una “cirugía histórica”.
De inmediato, dimos a conocer el resultado de las investigaciones, apoyadas en los archivos de los que disponíamos, y en otros elementos complementarios, provenientes de fuentes locales e internacionales, en particular los estudios previos de otro historiador argentino, José Copié, todos los cuales, pacífica y armoniosamente, daban fiel testimonio de circunstancias que lucen incontrovertibles.
Además, informamos sobre los resultados de esta nueva puesta en estado a punto de la situación al Presidente de la Federación Argentina de Ajedrez, Ing. Mario Petrucci quien, a diferencia de lo acontecido (y en forma bastante inexplicable) con gestiones locales anteriores, tomó el asunto en sus manos.
De hecho lo puso a consideración de FIDE-América y logró que en esa instancia se admitieran ambas circunstancias: que Buenos Aires en el marco del Torneo de las Naciones de Buenos Aires de 1939 había sido designada sede transitoria de la FIDE y que De Muro había sido ungido como su titular, dejando al saliente Alexander Rueb en calidad de Presidente Honorario.
El titular de la FADA, más recientemente, hizo una presentación formal ante la FIDE en igual sentido. Y, a tres años de aquel escrito nuestro inicial, debemos compartir una grata noticia: la entidad mundial decidió abrir una investigación, dándole participación a las áreas histórica y jurídica del Organismo. Eso es un motivo de celebración, que estemos más cerca del reconocimiento de lo que venía ocultándose debajo de la alfombra de la historia.
En efecto, ya se están celebrando reuniones de especialistas, de las que formamos parte, y a las que quedamos con especial predisposición para proseguir con las respectivas tareas, de forma tal de despejar cualquier duda y, confiamos, se termine por aceptar, definitivamente, una verdad que, a su modo, conmoverá la historia institucional de la FIDE.
Así será: ya habrá de ser incorporado, así lo creemos, así debiera ser, en su galería de Presidentes al argentino De Muro; ya habrá de precisarse que el mandato de Rueb lo fue hasta septiembre de 1939 y, de nuevo, a partir de 1946, cuando la FIDE retome el control de la situación en Europa una vez finalizada la cruel guerra; ya habrá de señalarse que Buenos Aires, en forma transitoria, n consonancia con la clausura del Torneo de las Naciones de 1939 albergó la sede de la FIDE.
El tiempo coloca las cosas en su lugar. Estamos confiados y orgullosos de que, con nuestro humilde granito de arena, los acontecimientos se estén conduciendo para reconocer hechos históricos que iluminan por lo verdadero, más allá de que hayan, demasiado tiempo, quedados ocultos en el contexto de cierto oscurantismo.
Elementos adicionales a los ya presentados en las notas anteriores (sobre Augusto Roberto De Muro):
“Falleció en Buenos Aires el 16 de noviembre de 1959 don Augusto Roberto De Muro, distinguido periodista que en 1937 fue elegido presidente de la FADA. Fue por su iniciativa que se pidió a la FIDE que fuese Buenos Aires la sede del TN 1939. El pedido fue concedido y las autoridades del ajedrez argentino se dieron a la áspera y difícil tarea de la organización.
El premio a todos los desvelos fue la feliz realización de la competencia ajedrecística más importante que se hizo en nuestra capital, y uno de los mejores del mundo. Corresponde destacar que el éxito se debió en gran parte a la encomiable labor de De Muro. Y así lo reconocieron todos los delegados de los países que concurrieron a Buenos Aires, pues en el XVI Congreso de la FIDE realizado simultáneamente con el TN, De Muro fue elegido presidente del organismo, decisión que significó un homenaje al ajedrez argentino. La Revista Ajedrez rinde homenaje a la memoria de quien supo brindar sus mejores esfuerzos en momentos inolvidables, sin cálculos mezquinos, por una causa noble”.[1]
“El 23 de mayo de 1929 se realizó la VI Asamblea de la FADA, que eligió tercer presidente a Augusto De Muro por unanimidad de los cuarenta y cinco delegados, en reemplazo del renunciante ingeniero Enrique Pujadas, quien ya había sido despedido con extraordinarios elogios en un banquete realizado en el restaurant Ferrari. De Muro, que asume con un amplio consenso para el período 1929/31. Tenía gran prestigio como periodista y deportista. Tuvo antes una brillante actuación en la Comisión Directiva del Automóvil Club Argentino”.[2]
“Es muy probable que "Blue Bird" fuera el seudónimo de Augusto de Muro como periodista deportivo de La Nación durante los años veinte y treinta, que participó de la Comisión Directiva del ACA entre 1923 y 1926 en un sector contrario al oficialismo. El ACA tenía vínculos estrechos en la Dirección Nacional de Vialidad: Augusto de Muro fue secretario general de ese organismo por lo menos desde 1935 hasta 1943, pasando a ser una figura pública destacada”.[3]
[1] Obituario de Luis Palau, Revista Ajedrez, diciembre de 1959, pág. 426.
[2] Roberto Grau, La Nación, sábado 23 de mayo de 1929.
[3] Automóviles, turismo y carreteras como problemas públicos. Los clubes de automovilistas y la configuración de las políticas turísticas y viales en la Argentina (1918-1943), Piglia, Melina, 2009. Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la obtención del título Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Historia. Síntesis del autor.
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