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Si los estereotipos son imágenes o construcciones mentales muy simplificadas y de carácter colectivo, ¿los mismos pueden alcanzar a los deportistas? Ciertamente, tal como lo podemos encontrar en el boxeo, la gimnasia artística o el ajedrez, en todos ellos existen estereotipos bastante generalizados y difundidos en nuestra sociedad.
Un estereotipo es una imagen, idea o noción inmutable que tiene un grupo social sobre otro, al que le son atribuidos de forma generalizada conductas, cualidades, habilidades o rasgos distintivos. Un conjunto de ideas y creencias preestablecidas que se aplican de manera general e indiferenciada a un grupo social, con base en su diferencia, esto es: nacionalidad, etnia, clase socioeconómica, edad, sexo, orientación sexual, profesión, oficio, etc.
Los estereotipos nos brindan una visión distorsionada de la realidad al engrandecer o exagerar algunos rasgos o atributos específicos de algunos conjuntos humanos;,utilizándolos con el objeto de caracterizar a miembros del mismo.
ChessBase. ¿Pueden los estereotipos de género actuar como factores debilitantes en el ajedrez femenino?
Los estereotipos son estructuras cognitivas que incluyen creencias, sentimientos y expectativas acerca de distintos grupos sociales. Pueden ser negativos cuando empiezan a convertirse en prejuicios y condicionantes. En parte, se corresponden con la realidad, pero tienden a exagerarla y causar daño en sus receptores.
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Con base en estas consideraciones, los estereotipos pueden clasificarse dependiendo del tipo de población sobre la cual tratan, por ejemplo: estereotipos de clase, estereotipos de género, estereotipos raciales, entre otros. De tal manera que los estereotipos pueden influir en la sociedad de varias formas, entre ellas:
Además, los estereotipos pueden ser identificados en la sociedad en una diversidad de formas. Por ejemplo, prestando atención a las creencias y actitudes de las personas hacia ciertos grupos sociales. Si se observa que las personas tienen creencias y actitudes negativas hacia ciertos grupos sociales, es posible que las mismas estén basadas en estereotipos.
Igualmente, analizando los medios de comunicación, estos pueden perpetuar estereotipos a través de la representación de ciertos grupos sociales de manera negativa o exagerada. Así mismo, identificando las generalizaciones es probable que, si se escuchan generalizaciones sobre ciertos grupos sociales, quizás estén basadas en estereotipos. También, si se observa que las personas tienen actitudes y comportamientos negativos hacia ciertos grupos sociales, es posible que estén basados en estereotipos.
Finalmente, analizando las políticas y prácticas institucionales, se pueden perpetuar estereotipos a través de la discriminación hacia ciertos grupos sociales.
Las Naciones Unidas consideran que: “Los estereotipos de género son creencias o ideas preconcebidas sobre los atributos, características o roles que poseen o deberían poseer las mujeres y los hombres”. Los mismos pueden ser perjudiciales cuando limitan la capacidad de las personas para desarrollar sus capacidades personales, seguir sus carreras profesionales y tomar decisiones sobre sus vidas.
Además, los estereotipos de género agravados y cruzados con otros estereotipos tienen un impacto negativo desproporcionado en ciertos grupos de mujeres, como las mujeres de grupos minoritarios o indígenas, las mujeres con discapacidades, las mujeres de grupos de castas inferiores o con un estatus económico más bajo, las mujeres migrantes, etc.
En general, se refieren a la práctica de atribuir a un individuo, mujer u hombre, atributos, características o roles específicos por la sola razón de su pertenencia al grupo social de mujeres u hombres
La organización Planned Parenhood ha observado que los estereotipos de género extremos son dañinos porque no permiten que las personas expresen completamente lo que piensan ni sus emociones. Por ejemplo, es dañino para las personas masculinas creer que no deberían llorar o expresar sus emociones.
Al mismo tiempo, es dañino para las personas femeninas creer que no deberían ser independientes, inteligentes o firmes. Romper con los estereotipos de género hace que las personas puedan ser tal como son. Lamentablemente, los estereotipos de género se usan a menudo para justificar la discriminación de género y pueden reforzarse con teorías tradicionales o modernas, incluso a través de leyes o de prácticas institucionales. De hecho, encontramos que:
Una dicotomía fundamental es que mientras los hombres socialmente han estado asignados al espacio público, donde se toman las decisiones políticas, sociales y económicas, las mujeres han estado asignadas al espacio privado, donde llevan a cabo el trabajo de cuidados y crianza. Al estereotipo de feminidad se asocian ciertas características y roles, como la maternidad, el trabajo doméstico y el cuidado de otras personas, el ser cariñosas, sensibles, débiles, sentimentales, etc.
Glosario para la igualdad
Para luchar contra los estereotipos de género, es importante señalarlos y reconocerlos en la sociedad, en los medios de comunicación y en la cultura popular
También es importante educar a las personas sobre la diversidad y la igualdad de género, y fomentar la inclusión y la tolerancia.
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Cuando hablamos de estereotipos de género en el deporte, nos referimos al conjunto de creencias arraigadas en la sociedad sobre cuáles deben ser los comportamientos a realizar por el sexo masculino y femenino en la práctica deportiva.
Es un hecho que la cobertura de las mujeres en los deportes suele estar dominada por referencias a la apariencia, la edad o la vida familiar, mientras que los hombres son de las mujeres y especialmente, han condicionado su participación deportiva basándose en argumentos arcaicos como la debilidad física o lo que se considera más adecuado al ideal tradicional femenino. El ideal masculino en el deporte es fuerza, velocidad, potencia, resistencia y agresividad, mientras que a las mujeres se les asocia con la d. debilidad y la falta de habilidad.
La oferta de actividades deportivas se orienta a los dos géneros, pero sigue habiendo una aparición más elevada de hombres que de mujeres en el deporte.
Los medios de comunicación tienen la capacidad de desafiar estos estereotipos, promoviendo una cobertura equilibrada de los deportes de hombres y mujeres y una representación justa de los deportistas, independientemente de su sexo.
Ahora bien, con base en estos criterios, algunos de los estereotipos de género más comunes en el deporte son los siguientes: los deportes son para hombres, los deportes femeninos son menos importantes, las mujeres son menos competentes en los deportes, los deportes de equipo son para hombres y las mujeres no son tan fuertes como los hombres.
Efectivamente, en general los deportes se consideran una actividad masculina y se espera que los hombres sean más agresivos y competitivos en su práctica, mientras que las mujeres se espera que sean más suaves y menos competitivas.
La cobertura de los deportes femeninos suele estar dominada por referencias a la apariencia, la edad o la vida familiar, mientras que los hombres son representados como poderosos, independientes, dominantes y valorados como atletas.
Los estereotipos de género tradicionales han influido en la vida social de las mujeres y han condicionado su participación deportiva basándose en argumentos arcaicos como la debilidad física o lo que se considera más adecuado al ideal tradicional femenino.
Igualmente, los deportes de equipo como el fútbol o el baloncesto se consideran deportes masculinos, mientras que los deportes individuales como la gimnasia o la natación sincronizada se consideran deportes femeninos.
A las mujeres se les asocia con la debilidad y la falta de habilidad, mientras que el ideal masculino en el deporte es fuerza, velocidad, potencia, resistencia y agresividad.
Es importante desafiar estos estereotipos y promover una cobertura equilibrada de los deportes de hombres y mujeres para fomentar la igualdad de género en el deporte.
Los estereotipos de género juegan un papel importante en la baja participación de las mujeres en los deportes. Entre las variables a considerar están los roles de género tradicionales. Sobre los cuerpos, intereses y habilidades de las mujeres en los deportes pueden limitar las oportunidades de las mujeres y desalentarlas de participar en deportes.
Así mismo, la imagen masculina del deporte: el deporte se asocia a menudo con la masculinidad, lo que puede hacer que las mujeres sientan que no pertenecen al deporte o que no se las tomará en serio como atletas.
La falta de representación porque las mujeres suelen estar infrarrepresentadas en los medios de comunicación deportivos; situación que puede reforzar los estereotipos negativos y limitar las oportunidades de que las mujeres se vean a sí mismas como atletas.
Y, finalmente, los estereotipos negativos sobre las habilidades e intereses deportivos de las mujeres que pueden disuadirlas de participar en el deporte y limitar sus oportunidades de triunfar en él.
Gracias al tremendo éxito de la serie de Netflix The Queen’s Gambit, ha vuelvo a aparecer una discusión sobre la brecha o no brecha que existe en el ajedrez. Aunque no hay pruebas claras por ello, algunos han señalado de manera misoginia que se trata de diferencias biológicas en la manera de funcionar, los cerebros femeninos y masculinos. Y que por lo tanto los hombres saben jugar al ajedrez mejor que las mujeres. Un juego que requiere ser intelectual y poder pensar de manera crítica. Pero esa tesis simplemente es falsa. No hay evidencia alguna en absoluto que respalda semejante diferencia en la función de los cerebros de mujeres y hombres.
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