Guía para la igualdad de género en el ajedrez

por Amanda Chen
15/04/2021 – ¿Es cuestión de la naturaleza o de la educación? Hay mucho más hombres que juegan al ajedrez que mujeres. Con una valoración Elo de 2658 puntos, la jugadora china Hou Yifan es la número uno del mundo. Pero en la lista absoluta (hombres y mujeres) tan solo sale en el puesto número 85. Eso, al mirar las crudas cifras, sugiere que hay una brecha enorme entre hombres y mujeres en el ajedrez. Pero, ¿por qué es así? Amanda Chen, aficionada al ajedrez y estudiante de Ciencias Políticas y Estudios sobre cuestiones de género en la Universidad de Rutgers. En este artículo comparte sus observaciones, ideas y sugerencias con nosotros.

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La igualdad de sexos en el ajedrez

(Versión algo abreviada que el original en inglés)

El sexismo siempre ha sido muy evidente en el mundo del ajedrez. Bobby Fischer, uno de los jugadores más fuertes de la historia, alguna vez opinó que "las mujeres son ajedrecistas terribles" y sugirió que se deberían encargar mejor de las tareas de ama de casa. 

El ex campeón del mundo de ajedrez, Garry Kasparov, comentó: "Hay ajedrez de verdad y ajedrez femenino". Más tarde confesó que había cometido un error al decir eso cuando le derrotó GM Judit Polgar en 2002. Judit fue la primera jugadora femenina que logró derrotar a un campeón del mundo. 

Fischer y Kasparov no son los únicos grandes maestros (o jugadores de ajedrez en general), que han articulado y este tipo de comentarios. En contraste con Kasparov, la mayoría de ellos no cambian de opión al respecto. Este tipo de observaciones sexistas e ideologías deberían parecer totalmente desfasadas e inacceptables en otros ámbitos. Pero en el mundo del ajedrez esa misoginia sigue predominando la opinión de mucha gente.  

Gracias al tremendo éxito de la serie de Netflix The Queen’s Gambit, ha vuelvo a aparecer una discusión sobre la brecha o no brecha que existe en el ajedrez. Aunque no hay pruebas claras por ello, algunos han señalado de manera misoginia que se trata de diferencias biológicas en la manera de funcionar, los cerebros femeninos y masculinos. Y que por lo tanto los hombres saben jugar al ajedrez mejor que las mujeres. Un juego que requiere ser intelectural y poder pensar de manera crítica. Pero esa tésis simplemente es falsa. No hay evidencia alguna en absoluto que respalda semejante diferencia en la función de los cerebros de mujeres y hombres. 

Otros sugieren que la falta de fuertes ajedrecistas femeninas entre los mejores grandes maestros se debe al hecho que las mujeres no participan lo suficiente en los torneos de elite. Esa idea en parte será apropiada para explicar la situación: en enero de 2020, el percentaje de jugadoras femeninas era apróximadamente el 15,6 % y únicamente 37 de l@s "grandes maestros internacionales" con valoraciones Elo superiores a los 1600 puntos eran mujeres. 

Fuera de eso, hay personas que presumen que influye el factor sociológico. Los estereotipos y la tendencia de subestimar a las habilidades de las mujeres han contribuido a ampliar todavía más esa brecha. Esa idea podrá ser cierta. Es cierto que algunos estudios psicológicos han mostrado que la las diferencias en el rendimiento de hombres y mujeres fue el resultado de la "actitud cada nuevamente vez más tradicional con respecto a los papeles de los géneros". Muchos suponen que esa brecha es el resultado de una combinación de las tres cosas.

Al final la brecha que existe entre mujeres y hombres en el ajedrez no se debe tan solo a la falta de participación de las mujeres en los torneos de elite, ni tampoco puramente porque influyen los elementos socioculturales. Más bien, esa brecha entre los géneros existe debido a una mezcla muy compleja de aspectos que encima tienen muchas matices.  (Y eso requerriría escribir otro artículo muy completo aparte.)

En todo caso, es obvio que existe una brecha enerme entre los téneros en el mundo del ajedrez. Ha habido extensos debates para procurar explicar las diferencias entre hombres y mujeres para intentar encontrar un método para explicar esta brecha.

El resultado de ello fue, que la comunidad del ajedrez ha sufrido una división increíble. Las pocas mujeres que participan en el ajedrez tienen experiencias discriminatorias y se sienten en desventaja para triunfar en el mundo del ajedrez. Y por otra parte, muchos hombres se sienten en desventaja, ya que carecer de las oportunidades que tienen las jugadoras femeninas a la hora de acceder a atractivos torneos femeninos y recibir premios en metálico interesantes, respectivamente.

Judit Polgar, la mejor jugadora de ajedrez de la historia | Foto: Budapest Chess Festival

Nosotros como jugadores de ajedrez, aficionados al ajedrez, tenemos que comenzar a reconocer que hay diferencias generales en el tratamiento sistemático de hombres y mujeres. Tenemos que asumir que hay diferencias en nuestras experiencias individuales y demográficas. Tenemos que aspirar más unidad, pero no la homogenidad. Únicamente al reconocer esto y respetarnos mutuamente, nos podremos liberar de la tiranía del sexismo, de la misoginia, del elitismo y de la exclusión. 

La supervivencia del ajedrez y la sostenibilidad de la comunidad ajedrecística dependen del avance hacia la inclusión y la aceptación.

El camino conjunto hacia la inclusión 

Abordar y disminuir el sexismo y el elitismo en el ajedrez parece un proceso largo, arduo y laborioso para lograr lo que puede considerarse vago e inalcanzable. Sin embargo, hay varios pasos que se pueden tomar para hacer que la comunidad del ajedrez sea más acogedora para personas de todos los orígenes. Las siguientes acciones se pueden tomar como seres individuales y como una comunidad completa:

1. Habrá que reconocer las diferencias y beneficiarse de ellas:

A través del reconocimiento de nuestras diferencias, podemos comenzar a identificar las distorsiones, las opresiones sistémicas, las fuerzas institucionales que nos impulsan a tomar ciertas decisiones, pensar de cierta manera, actuar sobre ciertas cosas. No debemos usar las diferencias existentes para separarnos unos de otros, sino en cierto sentido debemos utilizarlas para comprender en qué sistemas jugamos nosotros como individuos.

Hay que "celebrar" las diferencias. Es a través de nuestras diferentes experiencias, opiniones y formas de pensar, que descubrimos que alimentamos una especie de creatividad y diversidad. Puede que no siempre nos entendamos o nos relacionemos entre nosotros, pero podemos y debemos aprender a respetar y celebrar las diferencias.

2. Deberíamos estar dispuestos de aprender unos de otros y de nuestros propios errores: 

Debemos mantener la mente abierta y estar siempre dispuestos a conversar y a intercambiarnos. No tenemos que estar de acuerdo entre nosotros siemrpe, pero ciertamente podemos aprender de lo que otros tienen que decir, y podemos llegar a respetarnos unos a otros.

En palabras de la académica feminista Audre Lorde, "No somos perfectos, pero somos más fuertes y más sabios que la suma de nuestros errores". No podemos esperar que los demás y nosotros mismos seamos santos. Somos seres humanos y cometemos errores. Pero lo verdaderamente importante es que reflexionemos sobre los errores que cometemos y nos esforzamos por hacerlo y ser mejores. Debemos esforzarnos por crecer.

3. Deberíamos legitimizar las experiencias como una forma de conocimiento: 

Individual experiences are completely legitimate, and quantitative data isn’t needed to 

Hay que validar las experiencias de los discriminados y oprimidos. Esto no invalida el uso de datos cuantitativos ー cuando sea adecuado, ciertamente deben aplicarse datos numéricos y análisis cuantitativos. Pero los datos y análisis cualitativos también son válidos. Ambas formas son fiables y se pueden utilizar.

4. Deberíamos aspirar solidaridad y unidad:

Apoyemos a las jugadoras de ajedrez y respetemos  sus habilidades y experiencias. Esforcémonos por dedicar la atención debida a las jugadoras al igual que lo hacemos con los jugadores masculinos. Quizás no hace falta tener títulos femeninos para jugadoras de ajedrez, pero dar a las mujeres un espacio propio para poder crecer y sentirse apoyadas a través de los torneos femeninos, es un aspecto importante y necesario. Comprendamps que la unidad no significa homogeneidad, y que la solidaridad no significa apoyar solo a un grupo. Podemos unirnos y ser diferentes, las dos cosas a la vez. Podemos solidarizarnos con los ajedrecistas minoritarios mientras seguimos apoyando a otros.

Cerrar la brecha de género en el ajedrez es una lucha, y abolir el sexismo en la comunidad del ajedrez es igual de difícil, si no más. Pero, a medida que el mundo avance hacia un futuro más brillante, la comunidad del ajedrez también debería esforzarse por progresar. Juntos y como individuos, podemos esforzarnos por aprender y crecer. Los dejo con una cita con las palabras de Audre Lorde:

"Lo que tenemos que hacer es comprometernos a crear un futuro siendo capaces de incluirnos mutuamente y tenemos trabajar por ese futuro con la fuerza que nos den de nuestras identidades individuales". 

Traducción y edición: Nadja Wittmann (ChessBase)

La versión original en inglés (algo más amplia)

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Amanda Chen estudia "Political Science and Women's and Gender Studies", en la Rutgers University. Es ajedrecista y se interesa especialmente por el tema de la igualdad de géneros.