Ajedrez, educación y pensamiento superior

por Uvencio Blanco Hernández
21/10/2025 – El ajedrez, más que un juego, se revela como una herramienta poderosa para el desarrollo del «pensamiento superior». Diversas investigaciones han demostrado que su práctica estimula la memoria, la planificación, la resolución de problemas y la creatividad, al tiempo que refuerza valores como la perseverancia y la autorregulación. Integrarlo en la educación impulsa no solo el rendimiento académico, sino también el crecimiento personal y cognitivo del estudiante como ser reflexivo y autónomo. | Imagen: Uvencio Blanco Hernández

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Introducción

Un aspecto importante para tomar en cuenta en el desarrollo de proyectos de ajedrez educativo es el relativo a la relación entre ajedrez, educación y pensamiento superior. El tema es esencial para comprender cómo este juego potencia el desarrollo cognitivo y formativo del individuo. El ajedrez estimula procesos mentales de alto nivel como la planificación, la toma de decisiones, la resolución de problemas y el pensamiento crítico, pilares del pensamiento superior.

En el ámbito educativo, su práctica favorece la autorregulación, la atención sostenida y la transferencia de estrategias cognitivas a otras áreas del conocimiento. Además, fomenta valores como la perseverancia, la responsabilidad y el respeto por las reglas, fortaleciendo la dimensión ética del aprendizaje.

Por tanto, integrar el ajedrez en los programas educativos no solo mejora el rendimiento intelectual, sino que contribuye al desarrollo integral del estudiante como sujeto pensante, reflexivo y autónomo.

¿Qué entendemos por «pensamiento superior»?

En psicología, el término pensamiento superior (o procesos cognitivos superiores) se refiere al conjunto de operaciones mentales complejas que van más allá de las funciones básicas como la percepción, la atención o la memoria inmediata. En general, son actividades de la mente que implican elaboración, abstracción y control consciente.

Entre sus características principales se encuentran: complejidad, intencionalidad, conciencia reflexiva y creatividad y flexibilidad.

Complejidad: requiere integrar información diversa, establecer relaciones y generar nuevas ideas.

Intencionalidad: suelen ser procesos voluntarios y dirigidos a metas específicas.

Conciencia reflexiva: implica análisis crítico y capacidad de autorregulación del propio pensamiento.

Creatividad y flexibilidad: permiten formular soluciones novedosas y adaptarse a contextos cambiantes.

Algunos ejemplos de pensamiento superior se encuentran en el razonamiento (inductivo, deductivo, analógico), la resolución de problemas, la toma de decisiones, el pensamiento crítico (evaluación de la validez y pertinencia de la información), el pensamiento creativo y la metacognición (pensar sobre cómo pensamos, planificar, supervisar y evaluar las propias estrategias mentales).

En cuanto a la diferencia con el pensamiento básico, podemos encontrar que, mientras que el pensamiento básico incluye reconocer estímulos, recordar datos simples o seguir instrucciones automáticas, el pensamiento superior implica elaborar hipótesis, comparar, anticipar consecuencias, reflexionar sobre alternativas o construir conceptos abstractos.

Ahora bien, en el ámbito educativo y de la psicología cognitiva, el pensamiento superior suele estar vinculado con los niveles más altos de la Taxonomía de Bloom (analizar, evaluar y crear).

El rol del ajedrez en la educación y el pensamiento superior

En 2009, Samuel Hunt MS en Ciencias del Ejercicio de la Western Kentuky University presentó un estudio titulado The Role of Chess in Academics and Higher Order Thinking. Allí, afirma que el ajedrez ha demostrado ser una herramienta poderosa en el ámbito educativo y en el desarrollo cognitivo, con evidencia acumulada desde finales del siglo XIX.

Además, que su impacto en el aprendizaje se basa en la creación de nuevas redes neuronales cuando el cerebro almacena información a largo plazo, lo que lleva a una expansión cognitiva. Durante una partida, el análisis de una inmensa cantidad de posibilidades (aproximadamente 2x10 elevado a 143 de potencia 2) estimula el crecimiento acelerado de estas redes, mejorando funciones cerebrales y ofreciendo vías alternativas frente a lesiones o enfermedades.

Estudios han revelado que el ajedrez potencia habilidades cognitivas clave como la percepción, memoria, pensamiento, imaginación visual y activación cerebral. Además, involucra tanto el hemisferio izquierdo (razonamiento lógico) como el derecho (creatividad), modelando una práctica que refleja el funcionamiento de mentes brillantes como Einstein. También se ha asociado con mejoras significativas en el rendimiento escolar, en áreas como matemáticas, ciencias y alfabetización, así como en el aumento del coeficiente intelectual. Por ello, estados como Idaho han incorporado el ajedrez en los currículos de primaria para fomentar estas habilidades.

Asimismo, que el ajedrez no solo beneficia al intelecto, sino también la salud mental, contribuyendo a retrasar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. También promueve valores como la confianza, el trabajo en equipo y el espíritu deportivo. Aunque se requiere más investigación para comprender los mecanismos cerebrales implicados, los efectos observados son duraderos, transferibles a otros dominios y fundamentales para el avance intelectual en múltiples disciplinas.

El ajedrez desempeña un papel crucial en el desarrollo académico y cognitivo. Los principales puntos de esta investigación son:

1. El ajedrez crea nuevas redes neuronales, cambiando fisiológicamente el cerebro y expandiendo el aprendizaje.

2. Durante una partida de ajedrez, se explora un número inmenso de posibilidades, estimulando el crecimiento acelerado de nuevas redes neuronales.

3. Los científicos han estudiado los efectos del ajedrez en áreas como la percepción, memoria, capacidad de pensamiento, imaginación visual y activación cerebral desde finales del siglo XIX.

4. El ajedrez estimula tanto el hemisferio derecho (soluciones creativas) como el izquierdo (pasos lógicos) del cerebro.

5. Se han observado efectos significativos del ajedrez en el rendimiento escolar y el coeficiente intelectual de los niños.

6. El ajedrez permite practicar heurísticas que se alinean con los estándares educativos de muchos estados.

7. Idaho planea implementar el ajedrez en las aulas para todos los estudiantes de 2º y 3º grado para mejorar matemáticas, ciencias y alfabetización.

8. El ajedrez también mejora la salud mental y puede ayudar a prevenir los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.

9. Los efectos del ajedrez son duraderos y transferibles a otros dominios, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para el avance intelectual en todas las disciplinas.

10. El ajedrez fomenta habilidades sociales, emocionales, de confianza y deportividad en sus jugadores.

Conclusiones

Entre las conclusiones más resaltantes del estudio, podemos citar:

El ajedrez mejora el desarrollo cognitivo

La práctica del ajedrez fomenta la formación de nuevas redes neuronales en el cerebro, lo que incrementa las capacidades cognitivas, mejora el rendimiento académico y promueve el aprendizaje a largo plazo.

Impacto educativo comprobado

El ajedrez contribuye significativamente a mejorar habilidades académicas como matemáticas, ciencias y lectura. Su implementación en programas escolares, como en Idaho, ha demostrado ser efectiva para el desarrollo intelectual en niños.

Estimulación cerebral integral

El ajedrez activa tanto el hemisferio izquierdo del cerebro, responsable del razonamiento lógico, como el hemisferio derecho, asociado con la creatividad, promoviendo un equilibrio en las capacidades cognitivas.

Prevención de enfermedades neurodegenerativas

Jugar ajedrez regularmente puede retrasar los síntomas de enfermedades como el Alzheimer, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para mantener la salud mental en la edad adulta.

Desarrollo de habilidades transferibles

Las habilidades adquiridas en el ajedrez, como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la resolución de problemas, son aplicables a diversos dominios y disciplinas, lo que lo convierte en un recurso educativo versátil.

Fomentador de valores sociales y emocionales

Además de los beneficios intelectuales, el ajedrez fortalece la confianza, el trabajo en equipo, la camaradería, el espíritu deportivo y la resiliencia emocional.

La necesidad de más investigación

Aunque los efectos positivos del ajedrez están bien documentados, aún se requieren estudios más detallados para comprender completamente los mecanismos cerebrales involucrados y maximizar su aplicación en la educación y la salud.

Fuentes


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Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.
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