En este sentido, algunos estudios sugieren que el ajedrez potencia las habilidades sistemáticas y lógicas del pensamiento. La importancia de los vínculos causales existentes entre dominios tales como la matemática y la lectoescritura, tratados con contenidos provenientes del dominio del ajedrez, pudieran tener un impacto significativo en el desempeño profesional ulterior de los educandos; sobre todo en el cumplimiento óptimo de actividades gerenciales y de desempeño profesional en ambientes de alta competitividad e incertidumbre.
Efectivamente, con el uso del tablero de ajedrez y las piezas pueden ser desarrollados contenidos y análisis de diferentes temas de geometría, aritmética, álgebra o probabilidad desde la educación inicial hasta la secundaria. En este contexto, el valor y la fuerza de las piezas de ajedrez pueden ser usadas como metáfora de los números.
Langen (1992), afirmó que el beneficio más notable del ajedrez en los alumnos se asocia con la creatividad y la resolución de problemas. En tal sentido, algunos elementos del ajedrez pueden ser utilizados en situaciones propias del aula, el entorno escolar o en la vida cotidiana. Así mismo, muchas de las aplicaciones de juegos de ajedrez incluyen teoría de juegos, informática y toma de decisiones a nivel de gestión. Adicionalmente temas como decisiones de Inversión, fusiones, adquisiciones empresariales y otros relacionados con la planificación estratégica; así como análisis de decisiones en la vida real, podrían ser enormemente beneficiadas, si el decisor, tuvo en su infancia o adolescencia una activa participación en el deporte del ajedrez.
Según Scholz et al (2008), el ajedrez podría tener el poder de "materializar" algunos conceptos matemáticos abstractos para que los niños puedan aprenderlos y manejarlos mucho más fácilmente. Igualmente, al correlacionar ajedrez con matemática, Kazemi et al (2012) estima que cuando los estudiantes experimentan la sutileza y sofisticación del juego de ajedrez, al encontrarse con asuntos complejos y sutiles, a menudo asocian o vinculan estos dos elementos y descubren la lógica y sutileza de las matemáticas.
Estudiar y practicar ajedrez requiere disciplina y autocontrol, educándote en el conocimiento y dominio de ti mismo. Contribuye con el desarrollo del carácter, hace valiente a la persona, ayuda al desarrollo intelectual y fortalece la resistencia y la voluntad.
Además, altera profundamente toda la persona, estimula distintas capacidades y dimensiones y fortalece y dinamiza sus múltiples inteligencias. No solo la corporal o kinestésica, sino la emocional y social en especial, las cuales ayudan a cultivar las relaciones humanas.
El ajedrez practicado de un modo continuado enseña a dominar y a canalizar emociones negativas y a expresar y a comunicar adecuadamente emociones positivas.
La contribución del ajedrez es relevante, ya que, al ser una comparación entre dos voluntades, genera antes, durante y después del desarrollo del juego, especialmente en el jugador de alto nivel, un gran número de sensaciones, incluyendo: alegría, miedo, miedo, frustración y optimismo.
Es decir que las emociones positivas (optimismo, alegría, exaltación, etc.) tienden a generar efectos que favorecen el estado físico y mental de los individuos. Por otro lado, los negativos (miedo, frustración, culpa, tristeza, etc.) deben ser monitoreados permanentemente por el jugador de alto nivel, ya que su frecuencia o permanencia a largo plazo pueden afectar la salud.
Los estados mentales positivos como el optimismo, la confianza en uno mismo, la autoestima y la tranquilidad personal pueden estimularse a partir del entretenimiento enriquecido por el ajedrez.
Es necesario señalar que la investigación en inteligencia emocional reitera que este tipo de entretenimiento, repetido racionalmente, produce una serie de hábitos que estimulan los centros nerviosos superiores, mejoran el sistema inmune, relajan el sistema muscular y estabilizan la presión de la sangre.
De hecho, algunas investigaciones sobre jugadores de ajedrez jóvenes parecen indicar que este juego "produce en los jóvenes un sentimiento de confianza en sí mismos y autonomía cuando están en el trabajo; enseña el valor del trabajo manual, la concentración y el compromiso; sensibiliza sobre el trabajo en grupo, enfatizando la capacidad del desarrollo individual; desarrolla el orgullo y el control de las acciones, y la competencia y ofrece a los niños una oportunidad real para la realización "(Pal, 1990).
Los especialistas concuerdan con que el ajedrez desarrolla la capacidad de concentración y esfuerzo en el logro de objetivos y proyectos, y refuerza la personalidad. Que es una escuela de valores nobles como la lealtad, el sufrimiento, la fraternidad...siendo las virtudes de un buen ajedrecista la lealtad, la obediencia, el espíritu de renuncia, la fidelidad a los compromisos, la modestia, la generosidad, la honestidad. Además, su práctica fortalece la resiliencia (capacidad de levantarte, adaptarte y ser flexible ante las situaciones nuevas y/o difíciles).
El ajedrez tiene la capacidad de fomentar el bienestar, que es un componente esencial del ODS 3. Según la ONU, la buena salud física y mental y el bienestar resiliente potencian las capacidades humanas para avanzar en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y garantizar un futuro saludable para todos los pueblos y nuestro planeta.
Cuando tenemos en cuenta el aumento de la resiliencia y el empoderamiento que puede lograrse a través del deporte a favor de las personas y comunidades, es evidente que el empoderamiento facilitado puede incidir positivamente en otros elementos críticos de la sostenibilidad.
A medida que los ciudadanos mundiales experimentan bienestar y desarrollan competencias de liderazgo y solución de conflictos a través del deporte, aumenta su potencial de contribuir en el lugar de trabajo y participar en la innovación y el crecimiento económico de su comunidad.
El ajedrez se ha utilizado como escudo protector en campañas antidrogas y deserción escolar, y en la renovación del tiempo libre.
El razonamiento que apoya esta argumentación es parte de la ocupación del tiempo, porque mientras los niños y jóvenes lo dedican a realizar actividades nutritivas como deporte, artes plásticas y escénicas; reducir la posibilidad de distracción con acciones que son contrarias a la salud física y mental de las personas.
Los jugadores de ajedrez deben estar alertas, ser sobrios y estar constantemente al tanto de sus acciones, y saber que el alcohol y los narcóticos dificultan el hacerlo. Además, cuando tienen la oportunidad de desarrollar sus pensamientos críticos, están en excelentes condiciones para elegir las acciones más favorables en sus formaciones.
En ese sentido, es importante señalar un tema de importante actualidad el cual afecta al deporte y su entorno: el dopaje. El dopaje es una de las principales plagas del deporte moderno y en su acción, adopta múltiples rostros. Por ello debemos combatirle con todos los elementos legales, técnicos y educativos de los que podamos disponer.
Según el artículo 1 del Código Mundial Antidopaje 2015, el término dopaje se define la comisión de una o varias infracciones de las normas antidopaje de acuerdo a lo dispuesto desde el artículo 2.1 al artículo 2.10 del Código.
Nos referimos a la utilización de sustancias o métodos prohibidos por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), omisión del deber de informar sobre el paradero de los deportistas, omisión de un control por desconocimiento, la negativa de someterse a un control, falta de disponibilidad para los oficiales responsables de los controles, incumplimiento de las instrucciones del personal que realiza los controles, fraude o intento de fraude en un control de dopaje, posesión, tráfico o entrega de sustancias prohibidas a terceros y complicidad o incitación a incumplir la normativa antidopaje.
En este sentido, la labor principal de los laboratorios acreditados por la AMA es la de realizar el análisis de las muestras recogidas en los controles de dopaje. Formalmente, para poder llevar a cabo estos análisis, los laboratorios deben conseguir y mantener la acreditación de la AMA.
Por su parte, la FIDE, organización deportiva internacional reconocida por el Comité Olímpico Internacional (COI) como el ente rector del ajedrez en el mundo, opina que tal y como lo expresa la AMA y el propio COI, el dopaje es fundamentalmente contrario al espíritu del deporte.
Aquí vale preguntarnos, en tanto objeto antidopaje, ¿cómo se caracteriza el espíritu del deporte? Bien, el COI y la mayoría de las instituciones internacionales del deporte coinciden en señalar que el espíritu del deporte es “la celebración del espíritu humano, cuerpo y mente; y se refleja en los valores que encontramos en ya través del deporte, que incluyen: ética, juego limpio y honestidad, salud, excelencia en el desempeño, carácter y educación, diversión y alegría, Trabajo en equipo, Dedicación y compromiso, Respeto a las normas y leyes, Respeto por uno mismo y otros Participantes, Coraje, Comunidad y solidaridad”
De tal manera que el espíritu del deporte es la “esencia del Olimpismo, la búsqueda de la excelencia humana a través de la perfección dedicada de los talentos naturales de cada persona”.
Ahora bien, ¿cuál es el objeto de los programas antidopaje en la FIDE? En concordancia con lo anteriormente señalado, los programas antidopaje buscan preservar lo que es intrínsecamente valioso sobre el deporte; este valor ya lo identificamos como "el espíritu del deporte". Este “espíritu del deporte” es la razón fundamental tanto para el Código como para las Reglas Antidopaje de la FIDE.
Aún no se ha probado que en el ajedrez exista el dopaje, ni el uso de sustancias psicotrópicas o prohibidas que favorezcan los resultados en este deporte. Esto hace que el jugador de ajedrez sea una persona sana, sobria y sin sospechas, porque para mantenerse en forma y alcanzar los niveles de concentración requeridos, debe estar alerta, bien entrenado y consciente en todo momento.
Por otra parte, aunque hasta ahora no hay estadísticas confiables, parece que los niños que participan en programas de ajedrez tienen un nivel muy bajo de deserción escolar. Esto probablemente se deba a la tendencia de los entusiastas del ajedrez a tener un mayor nivel de éxito académico que aquellos que no participan en este tipo de experiencia.
El éxito académico actuaría como un incentivo para mantener al niño cerca de la escuela. Además, el desarrollo de actividades verbales y numéricas lo separa de los compañeros de clase que no practican el ajedrez.
Continuará…
Fuentes y enlaces
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